El guitarrista Nico Álvarez y Johnny cara a cara. Óscar Esteban

El bolazo de Burning en la Sala BBK de Bilbao: «Cómo os quiero...»

En septeto con saxo, en la gira del 50º aniversario de la banda, Johnny Burning rocanroleó ansioso durante dos horas sin tacha, aspavientos ni rutinas

Jueves, 23 de octubre 2025, 07:39

A pesar del fútbol de la Champions (3-1 del Athletic en casa ante el Qarabaq azerbayano), más de 400 almas, o sea más del ... 80 % del aforo en pie de la Sala BBK, se congregaron este miércoles para ver a Burning (Madrid, 1974) en la gira de su 50º aniversario, en formato septeto (los cuatro miembros de mejor pinta delante, entre ellos dos guitarristas que no se pisan la manguera) y dirigidos por el único miembro fundador superviviente, un Johnny Cifuentes en buena forma a sus 70 palos.

Publicidad

En buena forma a la voz, al piano, a los dos micros, al no ponerse pesado porque habló lo justo –dos veces nos dijo que nos quiere, y también aseguró que le mola Bilbao-, y al colar tres temas lanzados a su nombre entre los 24 que tocaron en 126 minutos («nos hemos pasado de la hora», avisó antes de la última) cronometrados desde que salieron a escena mientras sonaba de fondo el 'No expectations' de los Rolling Stones hasta que la abandonaron al son del 'All the young dudes' de Bowie.

El septeto en dos líneas. Óscar Esteban

Sonaron muy bien, y sin despegarse del rock con roll sonaron variados. Muy americanos en general, a pesar del tono, dicción y vocabulario cheli de sus canciones. Apuntamos tres punteos melódicos en plan los Allman Brothers colados por la dupla guitarrística en tres temas distintos, tres medios tiempos de poso soul que pondrían en almíbar a Leiva ('Qué hace una chica como tú en un sitio como este', el sureño 'Como un huracán', el country soul 'Corre conmigo'), mucha ósmosis o asimilación diversa de los Rolling Stones (metidos en las letras de 'Una noche sin ti' -«dan las 6, sintonizo a los Stones, recuerdos del pelo largo…»- y de 'Jack Gasolina' -«y los Stones cargando las pilas»-, incrustando un fragmento del 'Satisfaction' en 'Ginebra seca', apropiándose del tumbao de los ingleses en 'Bestia azul'…), y con hibridaciones entre los Rolling y Bruce, o los Stones y Springsteen, no sólo por el saxo (la lista sería larga: la inaugural 'No pares de gritar', 'Sé cómo vivir' -una de las tres de Johnny Burning-, 'Chueca' -«van por la vida sin miedo a perder»-, 'Es decisión', la fiesta de 'Mueve tus caderas'…).

Johnny con gafas de rock y pañuelo de leopardo. Óscar Esteban

Fue un conciertazo sin aspavientos, borrones ni rutinas, y con una banda bien engrasada y arreglada: las dos guitarras, la batería reforzada por una sobria percusión que en lo esencial doblaba golpes de caja y de platillos para aumentar los chasquidos. Un bolo que fue a más y que estuvo trufado con numerosos momentos destacables, desde la mayoría de los citados hasta ahora, y de todos los enumerados hasta el final: el ansioso 'Algo está ardiendo', el rock and roll cimero 'Coge la onda', el perruno 'Un duro invierno' (otra de las tres de Johnny Burning), el rocanrol corpulento y lanzado 'Muévete en la oscuridad' (antes del cual afirmó por segunda vez: «cómo os quiero…»), un frenético 'Es especial' que estalló de repente, y para abrir el bis, tras proclamar Johnny que «seguimos en esta misión sagrada del rock and roll», el 'Star Star' de los Rolling Stones, o sea su adaptación en castellano de un tema que los ingleses sacaron en su LP 'Goats Head Soup / Sopa de cabeza de cabra' (1973).

Publicidad

Fue un bolazo. No hay más que decir, señoría.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Accede todo un mes por solo 0,99€

Publicidad