Berri Txarrak deja encendida la llama en su despedida

La banda euskaldun pone fin en Pamplona a sus 25 años de trayectoria ante 11.000 seguidores en un concierto en el que participaron los componentes originales

Silvia Cantera

Pamplona

Domingo, 24 de noviembre 2019, 07:33

Sonaron unas cuantas notas más tras la estrofa final de la última canción. Fuera de la partitura, sin que nadie las esperara. Gorka Urbizu tocó varios acordes extra en 'Oihu'. Las yemas de los dedos del líder de Berri Txarrak parecían no querer poner fin al concierto de despedida de la banda. Un deseo compartido por las 11.000 personas que vibraron en Pamplona con su adiós. Exprimiendo al máximo cada acorde.

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La pasión fue el mínimo exigible. Berri Txarrak tiene bien aprendida esta máxima que recoge su canción 'Poligrafo bakarra'. Abonado al 'carpe diem', el trío euskaldun ofreció este sábado un concierto lleno de alma. Entrega máxima para un día especial. Durante tres horas, la banda fundada en Lekunberri hace 25 años hizo un minucioso repaso a su carrera y ofreció una gran sorpresa. Urbizu se reencontró en el escenario con los otros tres músicos fundadores de la banda. Aitor Goikoetxea, Aitor Oreja y Mikel López Rubio fueron presentados como «unos viejos amigos que están de visita». Tocaron un par de temas y encendieron aún más al público, que saboreaba entonces el segundo de los tres bises. «Ha sido la despedida soñada», reconocía el cantante.

Hasta 22.000 gargantas han disfrutado durante este fin de semana en el Navarra Arena de una fiesta dividida en dos actos. En el asalto del viernes, una segunda cita surgida tras volar las entradas para la fecha de su despedida, la banda se presentó ante sus seguidores «con las emociones calientes». El sábado logró incluso multiplicar la intensidad. «Cantad, gritad, reíd, llorad... Berri Txarrak es un sentimiento; vosotros ya sabéis de qué hablamos», se presentó un emocionado Urbizu. Junto al bajista David González y el baterista Galder Izagirre, ha realizado un extenso adiós que comenzó en febrero en Gernika y que ha incluido paradas en Japón, Estados Unidos y México. Y sin perder fuelle.

El espectáculo y el repertorio de la despedida fueron distintos ambos días. El objetivo, no. «Sigamos abriendo ventanas para esta vieja lengua», pidió Urbizu, que además de en euskera cantó uno de los 35 temas en catalán, 'Sols el poble salva al poble'. «El foco siempre alumbra en el mismo sitio; el foco nunca está en las minorías», denunció el grupo en la recta final de un concierto que tuvo en el recuerdo al fallecido Iñigo Muguruza, agradeció la labor del 'Aita Mari' y hasta puso en valor a los payasos al tocar el célebre 'Riki riki' de Takolo, Pirritx y Porrotx. No fue la única versión. El power trio intercaló durante 'Oreka' la 'rompepistas' 'Toro' de El Columpio Asesino. Fue poco antes de que Urbizu, con la única compañía de su guitarra, pusiera los pelos de punta con 'Maravillas', acompasada con las linternas de miles de teléfonos móviles. 'Tortura nonahi' fue dedicada a una cuadrilla que lleva años acudiendo a sus conciertos con un cartel pidiendo la canción. «Llevábamos mucho tiempo sin tocarla en directo. Aquí la tenéis». Se echó de menos a la pandilla el viernes, pero no se perdió la cita del sábado. 'Iraila' acabó entre una enorme nube de confeti y 'Bizi ala iraun' fue recibida con aún más ganas que 24 horas antes.

El paso de los minutos iba conduciendo al grupo hacia la eternidad. Se escapaba ya entre el público alguna lágrima de tristeza por el inminente adiós cuando el vocalista se deshizo en halagos hacia la hinchada: «Lo realmente difícil de llenar es el vacío que dejáis vosotros en nosotros». Y terminó con el lema «ez dadila haria eten», otro de los mensajes su cancionero más repetidos durante esta última gira. Invita a mantener la unión que ha propiciado su música, de la que a partir de ahora se habla en pretérito.

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