Euskaltzaindia culmina tras 36 años el Atlas de Variedades Lingüísticas
Recoge en once tomos los diferentes términos del euskera para referirse al mismo concepto según las zonas y el número de hablantes que los usan
Más de tres décadas y media de trabajo de prospección lingüística en los distintos puntos de los territorios donde se habla el euskera llegaban a ... su punto final ayer con la presentación pública del último tomo del Atlas de las Variedades Lingüísticas del Euskera/Euskararen Herri Hizkeren Atlasa (EHHA), el que hace el número once. Recoge como todos los anteriores las diferentes palabras que se han utilizado a lo largo del tiempo para referirse a las mismas realidades, y lo hace de una manera muy visual, de forma que de un vistazo se tenga una buena fotografía de ese uso oral. Cada concepto se presenta en un mapa pintado de colores y cada color es una de las variantes que se usa para expresarlo; algunas manchas de color son enormes, lo que significa que ha sido una palabra muy utilizada por toda la geografía euskaldun. Cuanta menos superficie ocupa, menos hablantes. Por ejemplo, azul: urdin, asul, blu, blü, azul... y hasta ñabar, zerukolore y ubel en algunos rincones del mapa.
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El azul no es aquí un ejemplo cualquiera, porque este undécimo tomo del atlas recoge, en sus 232 mapas, palabras y locuciones relacionadas con la pesca en el mar, el barco y la tripulación, además de otros oficios y herramientas, la vida cotidiana, pesos, medidas, dinero y colores. Ahí están errota (molino) -eihera, eiera, iara y otras- e igeltsero (albañil) -ieltsero, albañel, plastur y plastür, kisuskil y otras muchas-, dos ejemplos de palabras con comportamientos, digamos, muy distintos. Mientras que 'errota' se ve como una mancha rosa que se extiende desde el Oeste hasta adentrase en el País Vasco francés, lo que no deja duda de que ha sido la más común en muchas zonas, con la otra se percibe más variedad, más islas de distintos colores.
EL MAPA Y SUS PALABRAS
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Urdin. azul, asul, axul, urdin, urgin, blu, blü, ñabar, zerukolore, ubel.
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Igeltsero. albañel, albañil, i(g)eltsero, i(g)eltzero, plast(r)ari, plastur, plastür, plastier, plast(r)ero, kisuskil, kisuskille, kisuskilli, kisibile, (h)argin.
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Arotz agotz, aotz, zurgin, zurgiñ, ma(i)astürü, menuzer, benuzer, xarpanter, menüser.
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Errota. ei(h)era, eihea, eihela, aihera, ei(h)ara, ihera, i(h)ara, bolu, minoteri.
Memoria y modernidad
El Atlas sirve, en la misma medida que para dejar constancia del uso del idioma, para reflejar tradiciones, costumbres y formas de vida que hoy en día son más parte de la memoria colectiva que del día a día de los hablantes del euskera.
En estos 36 años desde que comenzó la investigación, la sociedad ha cambiado mucho y con ella, su lenguaje; se puede decir algo parecido incluso de la última década, que es el tiempo en el que se han ido publicando los once tomos. Entonces nadie imaginaría, sin ir más lejos, que toda esa información que es patrimonio de un pueblo podría un día consultarse en la pantalla de un dispositivo electrónico.
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Porque, además de en papel y en cd, todos los volúmenes están disponibles en la web de la Real Academia de la Lengua Vasca (www.euskaltzaindia.eus/ehha). Andres Urrutia, el presidente de Euskaltzaindia, decía ayer que esta obra sirve para «atesorar y conservar la memoria de la lengua» y constituye un «paso gigantesco en el proceso largo y fatigoso de la normalización del euskera».
Fue en 1984 cuando se inició un trabajo que tiene como base los cuestionarios diseñados para que abarcaran todos los aspectos del lenguaje -léxico, fonética, morfología y sintaxis- y del que hay más de 4.000 horas de grabación en 2.400 cintas (con una media de 27 horas por cada una de las 145 localidades de estudio).
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En total, 2.857 preguntas y 320 testigos. Un corpus que aunque ayer, con la presentación en Euskaltzaindia del último tomo del Atlas de las Variedades Lingüísticas del Euskera/Euskararen Herri Hizkeren Atlasa, cerraba un capítulo del trabajo de la institución para registrar las distintas variantes del euskera oral, servirá para futuros estudios. Adolfo Arejita, director del Atlas y académico, señala que este conocimiento del pasado del euskera ofrece «cimientos firmes para que el idioma siga vivo y se modernice».
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