No podría ser más descafeinada esta última entrega de la franquicia James Bond, protagonizada por un fondón Daniel Craig. En 'Sin tiempo para morir' vemos al incombustible agente 007 con licencia para matar enfrentado a un pérfido villano, dispuesto a dar matarile a todo quisqui. Tremendista personaje encarnado sin garra por un desdibujado Rami Malek, al que admiramos en 'Bohemian Rhapsody' (2018). Y, como es habitual en esta saga, escenarios más o menos exóticos enmarcan las peripecias de dicho agente del MI6 británico (MI6 o SIS, es la agencia de inteligencia exterior del Reino Unido), en un espectáculo tan apabullante como vacío.
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Así pues 'Requiescat in pace' para la última vez que el incansable actor inglés da vida al personaje, en la 25ª entrega de una saga que da muestras evidentes de fatiga, incapaz, para más 'inri', de superar el pie forzado de la que parte su premisa argumental.
Filmada con cierta pachorra, sin controlarse en el empleo del tópico y las convenciones del género, el director Cary Joji Fukunaga ('True Detective', 2014) sacrifica el impacto visual de otros títulos afines en beneficio de una acción que pierde el norte y la coherencia interna en su forzado desenlace. Injustificado y torpe giro del guión, a lo que parece impuesto por el propio actor, que incluso flirtea con el ridículo.
Sin tiempo para morir
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Reino Unido. 2021. 163 M. (12). Acción.
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Director: Cary Joji Fukunaga.
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Intérpretes: Daniel Craig, Léa Seydoux, Rami Malek.
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