La regulación y la educación del usuario, claves en la transformación digital con IA

Expertos en tecnología debaten sobre el presente, el porvenir y los retos a los que se enfrentan empresas y sociedad ante el uso de la inteligencia artificial

Que la Inteligencia Artificial se ha hecho un hueco en nuestras vidas ya es una realidad que pocos podrán negar. Para debatir sobre cómo será la transformación digital en las empresas, los retos a los que se enfrentan los diferentes sectores y las necesidades que solucionará la tecnología, EL CORREO organizó el coloquio ‘IA, La transformación digital que ayuda a las empresas’. Moderado por Marta Madruga, en él participaron Josu Bilbao Ugalde, director de Tecnologías Digitales e Inteligencia Artificial de Ikerlan; Kepa Unzilla Galán, director de Desarrollo de Negocio de Sarenet; Aitor Conde Rodríguez, Chief Technology Officer de Satlantis; e Igor García Olaizola, director de Industria de Vicomtech.

Madruga preguntó a los asistentes por los orígenes de la IA, un término que ya empezó a acuñarse en los años 50-60, aunque ha sido en los últimos años en los que ha tenido un mayor avance. «Efectivamente es algo que aunque ahora está en boca de todos, lleva desarrollándose durante décadas. Ikerlan se fundó hace 50 años y ya había un equipo centrado en los desarrollos de la inteligencia artificial. Es curioso que hace 25 años hubo dos departamentos que se cerraron, aunque no se pararon los desarrollos, que eran el de robótica y el de IA, que son dos que ahora mismo van al alza», explicó Bilbao. «Esto nos ha llevado a la antesala de la mayor revolución de nuestra era porque confluyen una serie de puntos que hasta ahora no se habían dado. Durante la última década se han desarrollado muchísimos proyectos en los que todas las industrias se han ido poblando de datos, que son fundamentales para dar las instrucciones a la IA. Pero hay otra cosa clave. Hace 6 o 7 años yo recuerdo conversaciones con empresas en las que te decían ‘Josu es que el cliente no está dispuesto a pagar más por que incluya estas funcionalidades’. Y en cambio ahora el usuario lo demanda», reconoció el portavoz de Ikerlan.

«Se preveía que la IA iba a eliminar los procesos más básicos y está siendo al revés»

La moderadora cuestionó a los invitados sobre la preocupación general sobre esta tecnología que «parece que va por delante de nosotros». «Cualquier novedad tiene algo de incertidumbre. Si recordamos los comienzos de internet se preveía lo mismo, que iba a cambiar el mundo, las empresas e iba a estar en todo… 30 años después la realidad es que es así, pero el camino recorrido no tiene nada que ver con lo que preveíamos», detalló Kepa Unzilla. «Antes el móvil que más gustaba era el más pequeño. Ahora buscamos llevar ordenadores encima. Y son cosas imposibles de predecir. La IA entiendo que va a hacer lo mismo. Está cambiando cosas que no prevemos. Podemos tener una intuición en el futuro cercano, pero en los próximos 10 años es imposible», reconoció el directivo de Sarenet. Y puso un ejemplo muy claro. «Recuerdo cuando Apple convirtió el iPod en un teléfono. Pensábamos ¿qué hacen estos locos? Hoy todos los teléfonos son así. Podían haber fracasado, no quiere decir que un cambio de esos vaya a ser un éxito, pero sí es verdad que si tiene éxito cambia el futuro».

Madruga preguntó al portavoz de Satlantis cómo les afectaba la IA en su sector ya que el aeroespacial es uno de los campos que más recorrido puede tener. «Tenemos máquinas orbitando ahí arriba, y si tomas las decisiones equivocadas puedes perder el aparato que ha costado varios millones», alertó Conde. «Entonces, por un lado, está la IA a bordo que busca predecir las anomalías o anteponerse a ellas y, por otro lado, nosotros desarrollamos instrumentos de los que sacamos varios gigas de datos al día que no podemos descargar. Tener una IA que sea capaz de seleccionar qué datos son importantes y cuáles no, y enviar un aviso lo antes posible dando prioridad es clave», detalló y reconoció que llevan invirtiendo en esto desde hace años y empiezan a ver los resultados.

Necesidad de una figura humana

Los datos también son clave en Vicomtech, pero Igor García quiso hacer hincapié en la importancia de la figura humana. «Hemos visto que tiene poco sentido que un sistema inteligente actúe sin que los humanos sepan por qué se están haciendo las cosas. Si vamos a preguntarle a un experto humano por una decisión relevante le vamos a preguntar el porqué». «Por eso necesitamos saber qué información hay en los datos relevante, porque si una IA hace algo mal, lo puede hacer muy mal, un humano puede equivocarse, pero tiende a mantener sus decisiones dentro de un contexto», afirmó. «Saber por qué te está llevando a ese tipo de decisión es necesario y meter al humano experto es fundamental».

Y si algo quedó claro en el coloquio es que todo esto ya no es ciencia ficción. «Nosotros somos un centro que se dedica a ámbitos multitecnológicos y lo aplicamos a sectores muy diversos, desde el industrial, transporte, finanzas, alimentación y bebidas… Hay muchos sectores y en todos está habiendo una enorme pujanza por soluciones basadas en la inteligencia artificial», destacó Josu Bilbao. «Para los próximos 4 años prevemos una facturación de 30 millones de euros para desarrollo de proyectos en este sentido».

Y destacó el tiempo como un elemento a tener en cuenta. «El horizonte temporal entre la investigación a medio-largo plazo y la transferencia a la industria podía rondar los 4 años. Ahora la industria demanda la incorporación inmediata de este tipo de tecnologías».

Regulación

Hablar de IA es hablar, obligatoriamente de regulación. «Cuando entrenas modelos y manejas muchos datos, ¿qué pasa con ellos? Cierto sudor en la nuca te entra cuando sacas un súper modelo de procesamiento de datos y lo llevas a un país que igual no tiene la misma legislación. ¿Qué garantía tienes de que esos datos no van a ser utilizados por terceros?», se preguntó Kepa Unzilla. Un problema a nivel mundial, ya que como él mismo reconoció los marcos regulatorios no son los mismos en todos los países. No sólo eso. «Hay un problema que a mí me parece preocupante que es que ChatGPT está diseñado para ser creíble, no para ser cierto. Y eso es una fábrica de fake news».

Ante esta afirmación, Igor García expresó que «el cambio va a ser cultural», según su opinión. «Hace 100 años la gente se creía todo lo que leía, si está escrito será cierto. Con la llegada de internet le dabas valor a una imagen, si lo he visto será cierto. Ahora tendremos que hacer ese cambio cultural de que puede no ser cierto lo que estamos viendo», reconoció. «Se hacen esfuerzos para que nadie se quede en la brecha digital y creo que con la IA pasará lo mismo».

«Hace pocas décadas había que poner en los juguetes, este juguete no vuela solo. Pues sería poner una especie de marca de agua para tener la confianza de que la foto que te ha llegado es real. Es un reto amplio, cultural, tecnológico…», añadió el portavoz de Ikerlan. Algo que puede ser válido, pero que según el experto de Sarenet es complicado de llevar a cabo «si no regulan todos los países. Si regula España, pero no regula India y te llega esa imagen…».

Sin olvidar, como indicó Igor García, que «técnicamente puedes entrenar a la IA para que replique la imagen sin marca de agua, es una carrera constante. Cada vez que hay un avance tecnológico hay una doble dirección que puede tener».

«Si ponemos normas para proteger a nuestros hijos de que no vean cosas que son falsas igual es un error. Igual nos tenemos que centrar en educar y tener criterio para diferenciar lo que es real de lo que no», propuso Aitor Conde. «La IA lleva todo más allá. Ya pasaba con los emails, pero es que ahora te pueden llamar por teléfono diciendo que es tu jefe y que necesita ayuda, y es muy fácil caer». «Siempre habrá gente con malas intenciones, tenemos que educar a nuestros hijos para aprender a tener criterio. En el sector espacial, la IA es clave para resolver problemas a distancia, lo que subraya la importancia de preparar a las nuevas generaciones para enfrentar desafíos complejos con tecnología avanzada.», expuso el experto de Satlantis.

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