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Recreación del sistema de 'ancla' que podrá hacer que los satélites regresen a la atmósfera terrestre una vez concluida su vida útil.
Un 'ancla' para acabar con la basura espacial
Ciencia | Espacio

Un 'ancla' para acabar con la basura espacial

El proyecto E.T. PACK coordinado por la Universidad Carlos III de Madrid, permitirá la eliminación de los satélites sin usar combustible

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Miércoles, 19 de enero 2022

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Una vez al mes la Estación Espacial Internacional (EEI) tiene que cambiar su órbita para evitar colisiones con la basura espacial generada por el ser humano. Se trata de satélites artificiales ya no operativos y de una multitud de fragmentos de materiales, fruto de choques y explosiones que amenazan tanto las misiones espaciales como los satélites que cada día utilizamos para las telecomunicaciones, la observación del planeta y las previsiones meteorológicas, entre otros usos. Conocen bien este peligro los miembros de la tripulación de la EEI, que el pasado noviembre tuvieron que refugiarse en sus cápsulas de seguridad debido al riesgo de toparse con los materiales generados en el impacto de un misil ruso contra un satélite no operativo lanzado por aquel país en 1982. Esos fragmentos se sumaron a los alrededor de 35.000 objetos creados por el hombre y superiores a los 10 centímetros que ya orbitan alrededor de la Tierra, de los que unos 28.000 son controlados diariamente para evitar colisiones. Los más pequeños, que no pueden ser localizados por los rádares, se estima que superan el millón.

Para intentar poner freno al grave problema de la basura espacial, un consorcio europeo coordinados por Gonzalo Sánchez Arriaga, profesor de Ingeniería Aeroespacial de la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M), está desarrollando un sistema que permitirá a los satélites descender sin utilizar combustible hasta regresar a la atmósfera, donde se desintegrarán sin suponer peligro alguno para la Tierra ni sus habitantes. Bautizado como E.T. PACK y financiado con 3 millones de euros por la Comisión Europea, este proyecto pretende dotar a los satélites de una cinta de aluminio de unos dos centímetros de ancho y varios kilómetros de longitud, que se desenrollará apuntando hacia la Tierra una vez que el artefacto acabe su vida útil. Será una suerte de 'ancla' que facilitará su último viaje y su destrucción final.

«Sobre la amarra espacial actúa una fuerza que se conoce como frenado de Lorentz, el cual se encarga de disminuir la altura de la órbita hasta provocar en pocos meses la reentrada en la atmósfera y su eliminación», explica Sánchez Arriaga. Si se usara propulsión química, la alternativa actual para no generar más basura espacial es que los satélites reserven alrededor de un 15% de su combustible para descender hasta las capas superiores de la atmósfera y propiciar así su desintegración. Esta operación supone un aumento de los costes que hoy pocos están dispuestos a asumir en una carrera espacial cada vez con más actores, tras sumarse también a ella las empresas privadas. Basta pensar que en 2020 se lanzaron 1.300 satélites y eso que colocar un kilo de masa en órbita cuesta unos 20.000 euros.

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«A nosotros nos gustarían que todos los futuros satélites llevaran embarcado nuestro equipo de desorbitado. También estamos estudiando la posibilidad de desarrollar un satélite que se encargue de capturar varios objetos y los desorbite usando nuestro equipo», asegura el experto de la UC3M. El sistema E.T. PACK contará con una primera versión a nivel de laboratorio a finales de 2022, mientras que habrá que esperar unos dos años hasta que llegue el primer vuelo de demostración. La Universidad de Pádua en Italia, la Universidad Técnica de Dresde y el Instituto IKTS en Alemania, y las empresas españolas SENER Aeroespacial y Advance Thermal Devices forman junto con la UC3M el equipo de E.T.PACK, que también cuenta con financiación de la Comunidad de Madrid y de la Agencia Estatal de Investigación de España.

«El problema de la basura espacial es muy similar al del cambio climático. Es imposible resolverlo sin cooperación internacional», sostiene Sánchez Arriaga, subrayando que existen actualmente tecnológicas para mitigarlo, pero que tienen un alto coste económico. Es por ello que es importante investigar nuevas tecnologías que puedan ser efectivas y económicas como la de E.T.PACK, el 'ancla' que permitirá que los futuros satélites desaparezcan sin dejar huella una vez que dejen de ser útiles.

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