'Obsesión', un travelling moral
Todo es primerizo y puro en esta película casi escondida pero de referencia obligada de Luchino Visconti
Guillermo Balbona
Jueves, 4 de mayo 2017, 19:05
Todo es primerizo y puro en esta película casi escondida pero de referencia obligada: los primeros planos de un cineasta mayor; el ejercicio de estilo y las sorprendentes decisiones estéticas de una ópera prima; y el tratarse del fundamento visual fundacional del neorrelismo italiano que vivió después tantas variantes, matices y sutiles prismas como cineastas. Aunque 'Roma ciudad abierta' de Roberto Rossellini y 'Ladrón de bicicletas' de Vittorio de Sica pasan por ser los exponentes oficiales del movimiento, Luchino Visconti, cuyo cine tomaría después otros derroteros, debutaba con esta obra de mirada pionera. Como factor insólito cabe destacar que abordó el rodaje en plena Segunda Guerra Mundial y la cinta estuvo sumida en un proceso convulso entre prohibiciones y caprichos de Mussolini.
Aunque al cineasta de 'Muerte en Venecia' le interesa más esa radiografía social, el compromiso y el retrato de la miseria moral, en realidad 'Obsesión' (1943) es una libre adaptación de la novela de James M. Cain, 'El cartero siempre llama dos veces'. Lo bélico paradójicamente no aparece pero en la historia de pasión, picaresca, búsqueda de cierto escapismo y elogio de la libertad en un ambiente asfixiante y opresivo, de ostracismo y claustrofobia, Visconti subraya lo sórdido de una atmósfera que transmite aún hoy vigor y sutileza.
Obra inédita en España durante mucho tiempo, el que fuera ayudante de dirección de Jean Renoir, exprime con mirada personal y sin evitar el feísmo y la suciedad de un tiempo roto, el legado del realismo poético francés para trazar un travelling moral, muy duro, sobre las clases bajas, los marginados y perdedores frente a esa comedia burguesa, costumbrista y amable del «cine de teléfonos blancos».
Disección de la realidad de la Italia de la Segunda Guerra Mundial y la posguerra, 'Obsesion' revela ya algunas de las claves de lo viscontiniano: su interés permanente por los personajes, la profundidad de campo, la delicadeza de las ambientaciones. Apenas diez minutos de metraje le bastan a Visconti para crear un clima social y moral, perfilar la personalidad de las principales criaturas y generar ese espacio de seducción, erotismo y complicidad entre la pareja protagonista. Frente a las versiones de Tay Garnett, un clásico del cine noir, y la de Bob Rafelson, solo evocada por los ardientes y harinosos encuentros entre Jack Nicholson y Jessica Lange, Visconti muestra su querencia por los dramas íntimos, la decadencia moral, el canto a la libertad, el sentido crítico. La realidad tanto en el encuadre directo como en el fuera de campo de Visconti es la de un país que se apaga, en estado de depresión y desolación.
El cineasta de 'Senso' y 'Rocco y sus hermanos' completó su mirada neorrealista con 'La terra trema', donde de nuevo la sequedad, la sencillez, el lenguaje directo e implacable contrastan con sus posteriores devaneos manieristas y excesos. 'Ossessione', sin artificio alguno, es un paseo de amor, tragedia y muerte, que sale a la calle y combina las posibilidades de la iluminación, entre la crónica de un conflicto global, el drama personal y la expresión social. Visconti, el aristócrata marxista, fundió oficio y mano de hierro con los actores. Un sentido creativo artístico, talento y trabajo en equipo. La riqueza de lo envolvente, los detalles y el impresionante trabajo de estilo, entre sugerencias, insinuaciones y una mirada desgarrada sobre la realidad sociopolítica y económica. Patetismo y desnudez. Tormento y fatalidad. Degradación y desgracia. Entre las fisuras de una realidad fragmentada.