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Un edificio en ruinas de 1945 convertido en casa rural con encanto en Bakio
Soloa Landetxea es un proyecto de carácter familiar cuidado al detalle y situado a tan solo un kilómetro del centro de esta localidad costera
maría calvo
Sábado, 18 de junio 2022
Soloa Landetxea es un edificio levantado en piedra que se mimetiza con el paisaje que lo envuelve, dialogando con una zona verde rodeada de huertas. ... Que nadie espere el típico caserío antiguo convertido en casa rural en medio de la naturaleza, porque está a tan solo un kilómetro del centro de Bakio y no presume de la clásica estructura tradicional. Sin embargo, los propietarios y gestores de este proyecto familiar, que vio la luz el pasado mes de diciembre, no se olvidan de dónde vienen. «Nondik gatozen ahaztu barik», escribían nada más inaugurar su perfil de Instagram, mostrando las cicatrices y la cara al desnudo de esa construcción de 1945 a la que hicieron un lavado de cara a lo largo de 2021.
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Fue Lorenza Ormaza quien mando construir el edificio décadas atrás. Era una conocida vecina de Bakio que había decidido montar allí una bodeguilla, donde despachó durante una década entre sifones y vino. Permaneció abierta de 1952 a 1962, pasando luego a convertirse en vivienda y, más tarde, en gaztexe, en el entonces llamado barrio de Tabernalde. Los actuales dueños lo compraron hace dos años, encontrándolo en un estado «ruinoso» del que solo pudieron conservar los 4 muros exteriores. «Era un edificio antiguo y no queríamos renunciar a que tuviese esa identidad», nos explican. Ha sido una reforma total con una redistribución completa del interior, donde han contado con la ayuda experta del arquitecto Arnatz Ormaza, del estudio TEO Arkitektura.
Abrieron ventanas, renovaron suelos, cambiaron puertas y organizaron las estancias en dos plantas, siempre pensando en la comodidad del viajero. Prácticamente todos los gremios que participaron en la reforma fueron locales y consiguieron dar vida a este alojamiento pequeñito, recoleto, de tan solo cinco habitaciones: bat, bi, hiru, lau y bost. En la parte de abajo hay un dormitorio adaptado y una habitación triple, que comparten espacio con un coqueto comedor. Arriba, hay dos dormitorios abuhardillados: uno triple y otro cuádruple, pensado para aquellas familias que quieran viajar con sus hijos sin encontrar la dificultad de tener que estar en habitaciones separadas. «Hicimos bien en pensar esto porque son las primeras que se agotan», aseguran. Todas están pensadas al milímetro, tienen las mismas vistas y cuentan con sus propios cuartos de baño.
Los interiores se mantienen en armonía con la atmósfera exterior. Un diseño sencillo, sin pretensiones y de líneas minimalistas que trazan un nuevo concepto de estilo rústico en Bakio. La luz y los colores naturales se adentran en esta casa rural como una extensión del propio paisaje, viéndose reflejada en sus suelos de madera de espiga, en las paredes de tonos neutros y en el uso de materiales nobles. La propietaria ideó prácticamente la totalidad de los detalles, hechos luego por diferentes artesanos locales. Destaca el trabajo de un herrero de Bakio que realizó unos originales colgadores que hacen las veces de objeto decorativo y el de Iñigo Bidetxea, el artífice del logotipo y la imagen corporativa de Soloa Landetxea.
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Su fundadora, una viajera nata, ha volcado en su nuevo proyecto pequeños caprichos que ha ido viendo por el mundo. Un ejemplo de ello son las paredes de los baños, hechas en 'tadelakt'. Se trata de un revestimiento de cal, con acabado brillante e impermeable, que se utiliza mucho en los hammams marroquíes. «Tenía obsesión con ello y estuve buscando muchísimo hasta encontrar a alguien que lo supiera hacer», reconoce. Por fin dio con Giovanni Bruno, fundador de Studio 77, un artesano italiano afincado en Barrika que supo hacer realidad sus deseos. Otro de sus retos más ansiados era tener una vajilla clásica de la Cartuja de Sevilla en color granate, que finalmente encontró en el portal de segunda mano Wallapop.
El mobiliario es sencillo, de líneas depuradas, «comprado todo prácticamente en tiendas online muy especiales porque nos pilló en mitad de la pandemia», asegura. Encontramos encanto en los pequeños detalles, como en los bordados de los cojines hechos por Gentzane Landa o en un par de cuadros que dan la pincelada de color, pintados por los pequeños artistas de la casa. El mueble del comedor también lo diseñó su fundadora, tanto en la forma, como las dimensiones y los materiales, contratando luego a un carpintero que llevó a cabo su diseño.
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Estar situados a tan solo 5 minutos de San Juan de Gaztelugatxe, a 20 de la Reserva de la Biosfera de Urdaibai o a media hora en coche de Bilbao no deja de ser un plus que juega a favor de Soloa Landetxea. Y es que no es una casa rural al uso, ya que adopta todas las comodidades de un hotel para uso y disfrute de aquellos viajeros que van de paso o de los que han decido descubrir a fondo las bondades de Bakio. Es por eso que ofrecen unos desayunos caseros, con productos kilómetro cero como el pan que Txomin hace cada mañana en su horno de leña en el caserío de Meñaka o el delicioso yogur ecológico de Bizkaigane. Todo está tratado con mimo, porque su único objetivo es «ser una casa a la que volver y volver», y vistas las buenas reseñas que han recibido en estos 7 meses que llevan abiertos no van por mal camino.
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