El Papa saca los colores a los políticos
Francisco viaja a Lesbos para sacudir conciencias tras el acuerdo de la UE con Turquía para quitarse de en medio a los refugiados
Pedro Ontoso
Miércoles, 13 de abril 2016, 01:17
Hemos visto de todo. Niños muertos sobre la arena de las playas turísticas del Mediterráneo. Militares que lanzan gases lacrimógenos sobre los refugiados indefensos. Policías de frontera que apalean a familias desesperadas, algunas empujando a personas en sillas de ruedas. Jóvenes derrotados que tiran la toalla y se queman a lo bonzo. ¿Qué será lo siguiente en esta cadena de espanto? El Papa Francisco viaja esta semana a Lesbos, la Lampedusa del Egeo como la ha descrito 'L'Osservatore Romano', para denunciar el fracaso de Europa ante la crisis de los refugiados. Han sido líderes espirituales, el Pontífice y Bartolomeo I, patriarca ecuménico de Constantinopla -también el arzobispo de Atenas y de toda Grecia, Hieronimus II-, quienes se acercan a la 'zona cero' de la inmigración. ¿Dónde están los líderes políticos? ¿Poniendo a resguardo su dinero en las cuentas opacas de Panamá?
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Decir esto ¿es populismo? Utilizar estos argumentos ¿es demagógico? Sí que es, sin duda, el reflejo del cinismo, la xenofobia, la insolidaridad, el egoísmo y la indiferencia. Incluso el antiecumenismo. Hay líderes y políticos que levantan muros y quieren convertir Europa en una fortaleza para preservar sus raíces cristianas. ¿Hay algo más anticristiano que esto? ¿Qué pensarían hoy políticos de la talla de Robert Shuman, Alcide de Gasperi, Jean Monnet, Konrad Adenauer y Jacques Delors, desde el socialismo francés, de este despropósito? Por cierto, todos ellos políticos de sello cristiano.
Afortunadamente hay otras actitudes y posiciones. Por ejemplo, la del Servicio Jesuita a Refugiados, que al tiempo que denuncia el acuerdo dentre la UE y Ankara como una violación del derecho internacional, realiza campañas de hospitalidad y acogida. O como la comunidad católica Sant'Egidio, que construye corredores humanitarios para que los solicitantes de asilo lleguen a sus destinos, gracias, además, a la contribución de la sociedad civil.
En efecto, se trata de combatir el efecto llamada par evitar un pretendido colapso de la Europa rica, de la Europa de los mercaderes, pero la inhibición de los Estados ha sido patente. Ni siquiera han sido capaces de organizar la acogida que se les había prometido a los que ya están dentro. El argumento de que se trata de dificultar el negocio obsceno de las mafias que trafican con personas tampoco es suficiente. Hasta ACNUR, la agencia de la ONU para los refugiados, no lo ha visto claro.
El acuerdo de la UE con Turquía ha sido a precio de oro: 6.000 millones de euros y la garantía de que se reanudan las negociaciones para su adhesión a la UE. Erdogan, en su día adalid de la Alianza de Civilizaciones, está protagonizando una deriva autoritaria preocupante y ahora los refugiados se han convertido en una moneda de cambio.
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Sobre el acuerdo entre Bruselas y Turquía para devolver a los refugiados sirios, el novelista turco y premio Nobel Orhan Pamuk, aseguraba en una entrevista en 'La Vanguardia' que «en principio», le «alegra» ver a un presidente turco dando la mano a la UE. «Pero mi consejo para Europa es que no abandonen a Turquía, que hablen con mi país, y no solo de refugiados, también de derechos y libertades. Porque Turquía hoy ya no es una democracia plena. Y a lo mejor una de las razones por las que Erdogan es cada vez más autoritario, cerrando periódicos, metiendo a mis amigos en la cárcel, es que ahora tiene una buena mano de cartas en el tablero de la política. En cierto modo, Europa trata a Turquía como Estados Unidos trata a Arabia Saudí: 'Haz cosas horribles en tu país, no diremos nada siempre que nos ayudes con los bombardeos al Estado Islámico y los refugiados'».
«Un chantaje», según el Nobel Pamuk
Es un asunto de geopolítca en el que se mezclan muchas cosas. Sobre la recesión democrática que vive Turquía, que ahora quiere sacar tajada de esta crisis humanitaria, el intelectual turco, siempre crítico y comprometido, es muy tajante: «Quiero que Turquía pertenezca a la UE porque eso significará que habrá controles exteriores de calidad democrática, del respeto a las minorías, la crítica periodística -que hoy no se respeta-, la división de poderes... Y sigo creyendo que Turquía va a tener esos grandes privilegios, y lo digo sin sarcasmo, cuando sea un miembro de pleno derecho de la UE. Entonces será posible creer que no hay vuelta atrás. Pero esa idea se desvaneció cuando los nacionalistas conservadores europeos llegaron al poder: no querían que hubiera muchos turcos en Europa. Ahora Turquía se está acercando a Europa con otro discurso: '¿No queréis ver musulmanes turcos? Pues dejaremos entrar a los musulmanes árabes, a ver si os parecen mejor'. Es una especie de chantaje perverso al que de momento parece que Europa cede. No creo que sea muy ético, pero a eso se están dedicando los líderes europeos y turcos».
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La agonía de Europa, según Zambrano
«Europa es el lugar donde hoy estalla el corazón del mundo», escribe María Zambrano en 'La agonía de Europa' (1945), publicado ahora por Galaxia Gutenberg en el volumen II de sus 'Obras completas'. Entre 1940 y 1950 publica en su exilio los cinco libros de este tomo. Los otros cuatro títulos son: 'Isla de Puerto Rico. Nostalgia y esperanza de un mundo mejor' (1940), 'La Confesión: género literario y método' (1943), 'El pensamiento vivo de Séneca' (1944) y 'Hacia un saber sobre el alma' (1950).
La edición crítica de este proyecto ingente para fijar los textos y recuperar todos los inéditos está dirigido por el cacereño Jesús Moreno Sanz, poeta, ensayista y profesor de Filosofía de la UNED. «María Zambrano cree que Occidente está necesitado de una radical confesión. Según la pensadora en nuestros sueños nos confesamos a nosotros mismos y cuando logramos soñar bien recorremos lo que ella denominará en 1971 'La escala de la confesión'. En los casos privilegiados, se llega al culmen, que no es sino la desposesión y la misericordia. Es lo que no ha logrado Europa y es justo lo que nos falta ahora; ahí está el tema de los refugiados», afirma Moreno en unas declaraciones a Concha Tejedor, en la agencia Efe.
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La misericordia de María Zambrano, amiga de José Ortega y Gasset y discípula de Xabier Zubiri,y la misericordia del Papa Francisco, unidas en este «tiempo de tinieblas», como cuando escribió 'La agonía de Europa' en plena tragedia de la Segunda Guera Mundial, «la noche oscura de los humano». Un pensamiento que irrumpe ahora con plena actualidad. «La crisis del liberalismo denunciada por María Zambrano en su primer libro en 1930, y la teoría del suicidio de Occidente que empieza a gestarse en estos cinco libros, se le convertirá en un suicidio por falta de hospitalidad», sentencia Moreno Sanz.
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