¿Le gustaban las hamburguesas a Mozart?
Los publicistas han utilizado la música del gran compositor para anunciar desde platos de comida rápida hasta papel higiénico
César Coca
Martes, 26 de mayo 2015, 17:59
El compositor de algunas de las obras más sublimes de la Historia de la Música era un muchacho inmaduro, dado a la travesura y lo escatológico. Un creador inquieto y juguetón, capaz de estremecer al más insensible de los seres con sus melodías y escribir piezas breves con títulos como 'Lámeme el culo' y 'Lámeme el culo hasta que me quede limpio'. O de hacer sus pinitos en la poesía con estos impagables ripios: "Estoy también con gente / que lleva la caca en el vientre, / pero eso sí, también la dejan escapar / tanto antes como después de cenar". Hablamos de Mozart, y no cuesta mucho imaginárselo comiendo una hamburguesa y dejando que la mostaza y el ketchup le resbalen por la barbilla. Hasta ahí, todo es verosímil.
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Ahora bien, ¿su música es el acompañamiento adecuado para anunciar unas hamburguesas? Aún más: ¿lo es el 'Réquiem', esa obra emocionante hasta la congoja, escrita para sí mismo, sabedor de que su muerte estaba próxima? Pues sí. Los creadores de la última campaña publicitaria de McDonalds así lo creen.
Pasen y vean.
Y qué mejor acompañamiento para unas hamburguesas que unas patatas fritas. El creativo correspondiente (¿el mismo?) decidió que también le servía la música de Mozart. En este caso el dúo de Papagena y Papageno de 'La flauta mágica'. Eso sí, convenientemente 'tuneado'.
A estas alturas, cabe imaginarse a Mozart riendo a carcajadas. Tenía sentido del humor, como revelan las cartas que enviaba a su familia. Y si hacía sus bromas con el lugar donde la espalda pierde su nombre, ¿por qué no utilizar su obra para anunciar... un limpiador de inodoros? Llegados a este punto, los creativos están que se salen. De nuevo, Papagena y Papageno.
Hay una lógica en el trabajo de todos los creativos del mundo, aunque lo realicen en distintas épocas, empresas y países. Si hay culos de por medio, piensan en Mozart. En este caso, en el papel higiénico que él usaría. A ritmo de 'Marcha turca', que a la gente la gusta.
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Si algún día se prohibiera la música del salzburgués, un porcentaje no menor de los spots publicitarios emitidos en los últimos años enmudecerían. Es lo que tiene ser tan genial, tan famoso... y estar libre de derechos. Aunque en honor a la verdad, la música de Mozart se ha usado también en anuncios de una belleza deslumbrante. En este, el movimiento lento del Concierto para piano y orquesta Nº 23 tiene un extraordinario protagonismo, pero por más vueltas que se le dé sigue sin verse la relación con Air France y su actividad.
Volvamos al origen. A las hamburguesas y el 'Lacrimosa' del Réquiem, que es justamente la parte de la obra en la que trabajaba cuando murió. El resto quedó en esbozo y fue terminado por Süssmayr. Por favor, vean de nuevo el primer vídeo de los que ilustran este texto.
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¿Ya lo han hecho? Ahora contemplen la penúltima escena de 'Amadeus' (la muerte y el funeral del compositor), la maravillosa película de Milos Forman. La música es la misma. No hacen falta más explicaciones.
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