Tu pis me ilumina
Encender una bombilla, cargar el móvil, fertilizar el campo... Los científicos llevan años investigando el poder de la orina como fuente de energía
Julia Fernández
Domingo, 22 de marzo 2015, 01:07
¿Se imagina que con su orina se pudiera encender la bombilla del aseo? Pues no está tan lejos. Un grupo de investigadores británicos ha desarrollado un baño portátil cuya misión es exactamente esa. Se llama 'Pee Power' (que podríamos traducir como 'poder del pis') y lo han instalado en el campus de la Universidad del Oeste de Inglaterra, con sede en Bristol. Se trata de un prototipo que transforma las micciones de alumnos y profesores en luz. Lo logra gracias a microbios vivos que se alimentan de la orina para mantenerse y crecer. El sistema que incorpora el inodoro en sus bajos "aprovecha parte de esa energía bioquímica" y la modifica hasta convertirla en electricidad.
Detrás de todo esto está Ionannis Ieropoulos, director del Centro de Bioenergía de la ciudad inglesa, que lleva trabajando trece años en esta tecnología con aguas residuales. "Era solo cuestión de tiempo que llegáramos a los desechos humanos", señala el experto. Su experimento recuerda al que llevaron a cabo en la Universidad de Nanyang, en Singapur, en 2012. Construyeron el 'No-Mix Vacuum', otro WC que recogía la orina y las deposiciones por separado. Luego las procesaba y obtenía combustible y una sustancia fertilizante. No necesitaba estar conectado a la red de alcantarillado y apenas gastaba 200 mililitros de agua en cada uso. Un retrete normal deja salir entre 4 y 6 litros.
El modelo que acaban de presentar Ieropoulos y su equipo, no solo tiene una aplicación ecológica, como el de los singapurenses. También puede ser un gran instrumento de trabajo para las ONG que se ocupan de los campos de refugiados. "Es un desafío iluminar zonas inaccesibles y alejadas de cualquier fuente de energía", explica Andy Bastable, jefe del área de Agua y Saneamiento de Oxfam, que colabora en el proyecto.
Si el 'Pee Power' saliera adelante, ese reto estaría más cerca de alcanzarse, sobre todo si con el pis de los desplazados se consigue iluminar también el camino al baño y otras zonas. ¿Que suena a ciencia ficción? Pues no se crean. El prototipo de Bristol no tiene los pies de barro. Es el desarrollo de otra investigación anterior de Ieropoulos, que logró aprovechar las micciones como fuente de energía para cargar un móvil. Fue en 2013 y contaron con la ayuda económica de Bill Gates. La fundación que dirige junto a su mujer financió parte de la experiencia, en la que crearon las células de combustible microbianas, que son las que transforman la orina en electricidad.
Un recurso inagotable
El poder del pis como fuente de energía lleva tiempo en estudio. Hace ya diez años, un grupo de expertos del Instituto de Bioingeniería y Nanotecnología de Singapur creó unos biochips que se alimentaban con este fluido. Eran muy similares a los de las tarjetas de crédito y su misión era detectar ciertas enfermedades a través de un análisis de la orina del usuario. Los expertos lograron que, además, extrajeran de ella la energía necesaria para llevar a cabo sus funciones. Con solo 0,2 mililitros se obtenían 1,5 vatios.
En 2009, fue la universidad de Ohio la que decidió aprovechar el potencial de las micciones para producir hidrógeno. Cada molécula de urea contiene cuatro átomos de este elemento químico, pero extraerlo y almacenarlo es caro. Lo que hicieron en el centro estadounidense fue crear un sistema de electrólisis barato que la descompusiera. Con lo que existía hasta entonces, había que emplear 1,23 voltios para separar el hidrógeno del agua. Su prototipo empleaba 0,037 voltios y podía usarse tanto en desechos humanos como en los de los animales.
Precisamente, aprovechar los de estos últimos es lo que convierte el orín en un recurso inagotable para el futuro, "si se usa de forma apropiada", acota Ieropoulos. También lo concibe así el profesor Shanwen Tao, que creó en 2010 el 'Carbamide Power System' junto a su colega Rong Lan. Ambos trabajaban para la Universidad Heriot-Watt de Edimburgo. Con su tecnología no solo consiguieron electricidad, sino que también extrajeron agua, que podría ser purificada después y usada para el consumo humano. De momento, eso sí, habrá que esperar para verlo funcionar fuera del laboratorio. "Se necesita un mayor desarrollo", explica Tao. Y para eso hacen falta "tiempo y dinero".