La relación económica entre Estados Unidos y la Unión Europea es ya la más importante del mundo y representa un tercio del comercio total de ... bienes y servicios y casi la mitad de la producción económica mundial. La Unión Europea y Estados Unidos son también la fuente principal, a la vez que destino, de la inversión directa en el exterior, y esta relación sostiene actualmente 13 millones de puestos de trabajo. Juntos estamos creando una enorme prosperidad para nuestros pueblos pero podemos hacerlo mejor, y el Acuerdo Trasatlántico de Comercio e Inversión o TTIP es el vehículo adecuado para hacerlo.
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El TTIP es el tratado de libre comercio más ambicioso que el mundo ha visto porque convertirá nuestra relación económica en un motor todavía más potente de crecimiento y competitividad. ¿Cómo? Eliminando las barreras innecesarias al comercio y la inversión -léanse aranceles, trabas burocráticas, retrasos, duplicación de pruebas de homologación e incertidumbres respecto a las especificaciones que han de cumplir los productos- que actualmente existen entre las empresas y sus posibles clientes.
Numerosos estudios económicos sobre el posible impacto del TTIP en las economías estadounidense y europeas señalan la probabilidad de conseguir importantes beneficios en términos de PIB real en exportaciones -que van desde miles de millones a decenas de miles de millones de euros en ingresos. España es uno de los países que más puede ganar con este acuerdo, ya que está previsto que el TTIP beneficie significativamente a las pequeñas y medianas empresas. Las pymes verán agilizar sus trámites de fronteras, se simplificará el papeleo de transporte y aduanas y se facilitarán aún más las operaciones por internet.
Un nuevo estudio dirigido por expertos de la Universidad Complutense de Madrid y respaldado por la CEOE (Confederación Española de Organizaciones Empresariales) y la Cámara de Comercio, indica que con el TTIP se crearán en España potencialmente cientos de miles de nuevos puestos de trabajo en los primeros cinco años de la entrada en vigor del acuerdo, con un aumento en salarios y un incremento significativo de las exportaciones, incluso teniendo en cuenta las predicciones más modestas del estudio. El informe concluye que la implementación del TTIP supondrá un impacto para la economía española de un 3,6 % del PIB en los primeros cinco años.
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El sector de la agricultura española sería uno de los grandes beneficiados con el TTIP. Conservas El Raal por ejemplo, es una pyme situada en Murcia que produce conservas de alcachofas y pimientos. El 30% de estas conservas que se venden en el mundo entero es comprado por consumidores estadounidenses, pero El Raal aún no exporta en su máxima capacidad a EE UU porque los aranceles son tan altos no le dejan ser competitivo en igualdad de oportunidades. Con el TTIP esto cambiaría porque se reducirían o eliminarían los aranceles aplicados actualmente y permitiría a Conservas El Raal, además de a otras muchas empresas españolas, vender sus productos de forma competitiva en el mercado estadounidense, expandir su negocio y crear más puestos de trabajo. Otro claro ejemplo sería el sector del vino. Con el TTIP se simplificaría todo el trabajo, como el duplicado legislativo en relación al etiquetado y certificación que se aplica al vino que se embotella en Estados Unidos o en el embotellado por un productor de la Unión Europea. Éste es el caso de Bodegas Familia Escudero , un productor de vino de La Rioja, que podría aumentar sus exportaciones de vino a Estados Unidos. También se beneficiarán los proveedores como son por ejemplo el fabricante de las botellas o el de los corchos de Bodegas Familia Escudero.
Dedicaré un minuto a disipar algunos malentendidos sobre este acuerdo. El TTIP no pretende bajar los estándares. Las partes han dejado claro que el objetivo en las negociaciones es mantener los altos niveles ya existentes de salubridad, seguridad, y protección al consumidor y al medio ambiente de los que ya disfrutamos ambas partes. El TTIP no cambiará de forma alguna el derecho de la Unión Europea o de Estados Unidos de adoptar medidas para garantizar la seguridad alimentaria. El TTIP no se ocupa del fracking: el acuerdo no contiene ninguna cláusula que obligaría a los países europeos a permitir el fracking y tampoco disminuiría la capacidad de Gobiernos para legislar el sector energético.
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Tampoco trata de privatizar la sanidad o la educación: el TTIP no impedirá a los Gobiernos de la Unión Europea tomar decisiones respecto a cómo administrar sus servicios públicos. No es una negociación secreta: si bien tanto nosotros como la Unión Europea hemos de buscar un equilibrio entre la transparencia y la confidencialidad necesaria para que los negociadores puedan intercambiar información. Además, ambas partes hemos hecho públicos nuestros objetivos de negociación. Antes, durante y después de cada ronda negociadora, las partes organizan consultas públicas con los interesados y sesiones informativas públicas. También damos acceso a los textos negociadores a los cientos de ciudadanos privados que forman parte de nuestros comités asesores hecho sin precedentes en la historia de las negociaciones de comercio mundiales.
Estados Unidos desea que el TTIP avance lo más rápido posible y así dar oportunidades a empresas españolas como Conservas El Raal o Bodegas Familia Escudero, a productores estadounidenses y a consumidores de ambos países. Con el apoyo de países como España, podemos conseguirlo.
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