¿Te atreves a hacer huevos de Pascua?
Es uno de tantos dulces típicos de la Semana Santa. La tradición manda que los padrinos le regalen uno a su ahijado
Eider Burgos
Viernes, 3 de abril 2015, 18:59
La Semana Santa es sinónimo de dulces. Torrijas, buñuelos, pestiños... Y las deliciosas monas de chocolate. Son típicas en la zona mediterránea, pero es en Cataluña donde triunfan como en ningún otro lugar. Allí es típico que el padrino regale una de estas a su ahijado; tanto como que en Sant Jordi los enamorados se regalen una rosa y un libro. Su materia prima -y casi única- es el chocolate, y con frecuencia adoptan formas imposibles.
Lo más sencillo -y quizá lo más extendido- es que tomen forma de huevo. Que los peques reciban huevos de Pascua es una costumbre harto extendida en la cultura anglosajona. En Estados Unidos, sin ir más lejos, existe la tradición conocida como 'Easter Rolling Egg', una carrera en la que multitud de chavales compiten haciendo rodar los dulces a través de los jardines de la Casa Blanca.
Aunque aquí no se estilan tanto, también tienen su tirón. En Pastelerías Urrestarazu los llevan elaborando "toda la vida", señala Josemi Urrestarazu, gerente del famoso y vizcaíno negocio familiar. De toda la vida no es poco, cuando se presume de haber encendido los hornos por vez primera en 1972. "Las hacemos por capricho, pero en Cataluña las monas son sagradas. Allí hacen maravillas, algunas tardan hasta un mes en hacerlas. Nosotros vamos al rebufo".
Aunque sus cocinas cuentan con maquinaria que ayuda en el proceso, el paso a paso de estas festivas delicias no es tan complicado. Lo primero es derretir el chocolate al baño María, "nunca al fuego, porque se quema". He aquí, nada más empezar, el momento en el que habrá que prestar mayor atención. Del fundido dependerá que nuestro huevo finalmente resplandezca o resulte en un color desvaído. "Hay que trabajarlo muy bien. Debe alcanzar los 35 grados, más o menos", apunta Urrestarazu.
Una vez derretido, se vierte el chocolate sobre el molde que deseemos utilizar, mejor si es de plástico fino. Ya relleno, se golpea la base para el líquido se asiente y se escapen las burbujas. Lo siguiente, sin miedo, será darle la vuelta al molde y dejar que escurra. Durante este breve lapso de tiempo, el dulce se habrá enfriado lo suficiente para no caer entero. Cuando termine de gotear, y si nuestra pieza va a ser muy grande -o de formas complicadas- lo mejor será aplicar otra capa de chocolate y repetir la operación. Ya con el grosor deseado, se deja enfriar por completo; lo ideal, es que sea a temperatura ambiente. "Si se tiene prisa, también se puede guardar en el refrigerador", añade el pastelero. Cuando el chocolate esté solido, saldrá "perfectamente" del molde.
El relleno
Por lo general suelen ir huecos, pero a los 'txikis' les encantan las sorpresas. Los huevos se prestan con facilidad a guardar tesoros en su interior, ya sea un pequeño juguete, lacasitos u otro huevito más pequeño. "Una vez nos llegó un chico quería regalarle un reloj a su novia y lo metimos dentro de una mona", recuerda Urrestarazu. "También puede ser una carta o cualquier otro regalo".
Será llegados a este punto, con las dos mitades del huevo ya listas, cuando habrá que decidir si incluiremos o no el relleno. Solo habrá que colocarlo dentro de una de las mitades, y reservar la otra para el cierre.
Para ello, en Urrestarazu dan "un poco de calor" a una chapa, "tocan" una de las mitades y, con el contorno ligeramente derretido, quedará "soldada en un segundo" a su otra mitad.
Un toque de color
"Un huevo negro no dice nada. El truco para hacer las monas, es tener un poco de gusto. La gracia está en la decoración", afirma el gerente de la pastelería bilbaína. Por suerte para los menos diestros, gran parte del color vendrá de la propia base, al decidir entre cocinar con chocolate negro, con leche o blanco.
El resto vendrá de la mano de los colorantes alimenticios que en el negocio pastelero aplican con una pistolita o una brocha. En casa, puede servir un pincel que no se haya estrenado. El pastelero da algunas ideas, como utilizar lacasitos para ojos, botones o lunares. "Los huevos se pueden acompañar con casitas para gallinas, también de chocolate", sugiere Josemi Urrestarazu.
Cuanto más complicada sea la forma de la mona, más puertas se abren a la imaginación. La posibilidades son casi infinitas. "Hace tiempo hicimos un escudo del Athletic de 70 centímetros, tuvimos que pintar el puente de San Antón, el árbol... Ahora hemos hecho una gabarra, aprovechando a ver si la sacamos". Las más populares, los personajes favoritos de los críos, "como Hello Kitty o Bob Esponja".