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Plantas nacidas hace poco más de un año a partir de semillas de limones como los de la imagen.

Un limonero sin prisa

El injerto es el método de reproducción más habitual en los cítricos, pero también se pueden sembrar

JOSÉ IGNACIO MARTÍN

Viernes, 4 de septiembre 2015, 16:31

El año pasado sembré unos limoneros. Era mayo y supongo que estaba aburrido porque ese es justo el tipo de cosas que hago cuando me aburro, sembrar lo que tenga más a mano. Limones, bellotas, endrinas, avellanas, castañas Da igual. El caso es pasar un rato relajado, y con un poco de suerte ver nacer y crecer los plantones. Unas veces salen y otras no, y en esta ocasión fue que sí. Un éxito además, porque germinaron prácticamente todas las semillas, aunque después de un año y mil perrerías he 'conseguido' reducir a tres el número de supervivientes. La foto que acompaña a estas líneas es de uno de ellos. Majo, ¿eh? Aún no está muy desarrollado, pero promete. Las hojas grandes, con buen color y un intenso aroma, y las ramas y espinas empezando a formarse.

Ya me imaginaba mi arbolito con flores y cargado de frutas, cuando leí en internet: "Si lo plantas a partir de una semilla -el limonero, se entiende- puede tardar hasta quince años en dar limones". ¿¿¿¡¡¡Quince años!!!??? Me vi como Mufasa en 'El Rey León', en la escena en la que le dice a Simba: "Algún día, hijo, todo esto será tuyo". Bueno, así lo recordaba yo. En realidad era más poético: "Algún día, Simba, el sol se pondrá en mi reinado y ascenderá siendo tú el nuevo rey". Sea como fuere, ¡quince años! "Algún día, hijo, comerás limones de este limonero". Y hasta los hijos de tus hijos, porque no sé si en la misma web o en otra aseguran que estos árboles pueden vivir hasta setenta años. Todo sea por las futuras generaciones. Tal y como les estamos dejando el patio, al menos que tengan para prepararse una buena limonada casera en verano.

En general, todos los árboles que se compran injertados fructifican antes que los que se obtienen de semilla. Es una de las principales ventajas de dicha modalidad de multiplicación, junto al hecho de que permite determinar con exactitud qué variedad va a producir y el que los injertos se hagan sobre pies o patrones más resistentes a plagas y enfermedades y adecuadas al terreno y la climatología. Lo que me sorprendió en mi ignorancia es que la diferencia fuera tan grande, ya que los cítricos que venden injertados en los viveros, y que tienen habitualmente de uno a tres años, a partir del cuarto ya pueden empezar a dar limones. Tampoco conviene que lo hagan antes, y de hecho se recomienda eliminar toda flor o fruto que pueda aparecer hasta los tres años. En primer lugar porque las ramas aún no están preparadas para soportar el peso, y en segundo, porque toda la energía que se va en la formación de la fruta se necesita para el desarrollo del árbol.

En todo caso, ahora ya no vale la pena lamentarse. Habrá que seguir cuidando los limoneros sembrados y confiar en que la espera no se alargue tanto como tres lustros. Este método también tiene sus virtudes, entre ellas su facilidad y la posibilidad de adaptar desde el minuto uno la forma y el tamaño del ejemplar a nuestras necesidades, si lo queremos con el tronco más alto o más bajo, la copa más o menos abierta Para aquel que le guste experimentar y enredar, que no tenga prisa en producir sus propios limones y se conforme durante un tiempo con disfrutar de la belleza y el olor de unos árboles que no pierden la hoja en todo el año, la siembra es una buena opción. Y no puede ser más sencilla.

Frutos maduros

Las semillas se obtienen de cualquier limón. Eso sí, que esté sano y con un buen grado de madurez. Hay que tener en cuenta que como en todo proceso de reproducción gámica o sexual, y a diferencia de lo que ocurre con la multiplicación vegetativa -como el injerto, el esqueje o el acodo-, no existen garantías de que nuestros ejemplares vayan a ser idénticos a aquellos de los que procede la simiente. Los granos deben ser extraídos con un cuchillo, con cuidado de no dañarlos, y a continuación se lavan con agua para liberarlos de los restos de pulpa que los cubren. Una vez limpios, conviene abrir ligeramente la cáscara por uno de sus extremos, como se muestra en la imagen, para facilitar la germinación. Normalmente se puede hacer con las uñas, pero si es preciso se emplea una navaja o un cuchillo. Siempre con precaución para no afectar al interior.

Hay quien aconseja mantener las semillas en agua durante dos horas, o incluso una noche entera, antes de abrirlas y meterlas en la tierra. Sin embargo, yo no lo hice y nacieron sin problema. Se incorpora al tiesto una mezcla de siete partes de sustrato universal y tres de humus de lombriz, se presiona un poco y se depositan sobre ella las semillas, recostadas sobre una de sus caras, bien repartidas por toda la superficie y un poco separadas entre sí. Finalmente se echa sobre ellas una capa del mismo compuesto, de un centímetro más o menos, y se lleva a cabo un riego con agua enriquecida también con fertilizante orgánico. Si la maceta se va a dejar en el exterior, mejor cubrirla con una servilleta de papel para conservar el calor y la humedad y favorecer la germinación. Esta medida, que se mantendrá hasta que broten la mayoría de las plantas, resulta especialmente recomendable si bajan mucho las temperaturas por la noche, en cuyo caso lo mejor sería llevar el tiesto dentro de casa, aunque el ambiente será más seco y habrá que incrementar el riego.

El plazo en el que nacerán los limoneros es muy variable, ya que depende de factores como la temperatura o la humedad. Como orientación, los que puse el año pasado tardaron en asomar alrededor de cinco semanas. Este año he hecho una prueba con semillas de naranjo, a la que corresponden las fotografías explicativas del proceso de siembra de cítricos que acompañan a este texto, y empezaron a salir en apenas tres semanas. Es fundamental conservar la tierra siempre húmeda pero sin encharcamientos, y una vez que las plantas tienen de dos a cuatro hojas hay que sacarlas con mucha precaución para no estropear las raíces, que aún son muy frágiles, y trasplantarlas a tiestos independientes de al menos 25 centímetros de profundidad para que puedan desarrollarse bien. A medida que pasen los años habrá que trasladarlos a contenedores sucesivamente más grandes hasta alcanzar los 50 o 60 litros, aunque también se puede limitar su crecimiento mediante la poda y recortando las raíces.

Paso a paso

Algunos hitos en la siembra de cítricos (imagen a la derecha del proceso). Aunque en este caso se trata de naranjos, el método es aplicable al limonero y al resto de los agrios. En las dos primeras fotos, una de las semills con la cubierta ya separada y el tiesto preparado, sólo a falta de cubrir los granos con una capa de tierra, regarlo y eventualmente colocar una servilleta de papel encima. A continuación, dos momentos de la germinación: a los 25 y a los 36 días de la siembra, respectivamente. Abajo, uno de los ejemplares listos para el trasplante y el resultado final en una jardinera, aunque estarían mejor cada uno en su tiesto. Han transcurrido poco más de dos meses.

Cuidados generales

Solo un par de apuntes sobre los cuidados del limonero, el naranjo, el mandarino y en general todos los cítricos. Necesitan suelos ricos en materia orgánica, permeables y bien drenados, ya que los arcillosos dan lugar a encharcamientos que pueden pudrir las raíces y provocar otras enfermedades. En el cultivo en maceta es perfectamente válido un sustrato como el descrito para el semillero, aunque también se comercializan otros específicos para agrios. La tierra se debe renovar parcialmente año a año, aprovechando por ejemplo el momento de trasplantar el árbol. Estas especies precisan además una alta exposición solar (unas diez horas diarias) y climas suaves y cálidos, situándose la temperatura idónea entre 17 y 28 grados. Soportan muy mal el viento, por lo que conviene colocarlos a resguardo de una pared, y sobre todo las heladas. Por debajo de -5 grados es más que probable que el árbol muera, aunque se le puede proteger cubriéndolo con una tela que no le impida transpirar o si es posible, trasladándolo temporalmente al interior, cerca de una ventana para que siga recibiendo luz natural. Las necesidades de abonado son altas, sobre todo en nitrógeno y durante los meses de primavera y verano. Hay preparados especiales para cítricos, así que lo más cómodo y seguro es recurrir a ellos y seguir al pie de la letra las indicaciones del fabricante.

De las plagas y enfermedades más habituales ya habrá ocasión de hablar, y de la poda también. De momento, adelantar únicamente que las talas en un limonero ya formado y sano deben ser muy suaves, ya que al tratarse de una especie perenne acumula en hojas y ramas muchas reservas que no podemos echar a perder. Pero con calma. Si te decides a sembrar ahora, pasará bastante tiempo antes de que te tengas que preocupar de eso.

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