Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.
Miércoles, 14 de noviembre 2018, 00:53
Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.
Compartir
Hay crímenes en los que nunca llega a saberse el móvil del asesino. Es el caso del descuartizador de Barakaldo. ¿Por qué Miguel Ángel mató a su amigo Fernando del Olmo, de 22 años, conocido como 'El Nórdico' por el color rubio de su pelo y su piel clara? Ni siquiera durante el juicio se pudo averiguar qué le había movido a asesinar a Fernando. Solían inyectarse juntos heroína y habían incluso convivido hasta que, en septiembre –cuatro meses antes del crimen–, Miguel Ángel se echó nueva novia.
En la víspera de la Nochebuena de 1995, el 23 de diciembre, Miguel Ángel y su compañera sentimental, Maite, se encontraron en Bilbao con Fernando, que vivía entonces en Lutxana, quien les proporcionó droga. Por la tarde, los tres coincidieron en Barakaldo en el piso del homicida, situado en el barrio de Zuazo. Después de meterse ambos algo de 'caballo', 'El Nórdico' se quedó «traspuesto o en estado de máxima relajación, recostado en la cama del dormitorio», según la sentencia condenatoria.
Miguel Ángel y su novia estaban sentados en el sofá. De repente, él se levantó, cogió un martillo de acero de grandes dimensiones y se dirigió al cuarto donde dormía la víctima. Sin que mediara ninguna discusión, como él alegó en el juicio, comenzó a golpearle con la herramienta. La autopsia dejó claro que Fernando no había podido defenderse ya que recibió tres impactos de un objeto contundente en una misma zona del cráneo, lo cual resulta incompatible con el movimiento. El informe forense tumbó la versión del acusado de que la víctima le había amenazado con un palo.
Al día siguiente, en plena Nochebuena, el homicida descuartizó el cadáver en el baño de la vivienda e introdujo los miembros del joven toxicómano en una bolsa de basura de color negro y en una caja de cartón. Parte de ellos los bajó al maletero del coche de la víctima, estacionado en las inmediaciones, probablemente con la intención de hacerlos desaparecer.
Sin embargo, Miguel Ángel debió de recapacitar sobre su intención de ocultar el cuerpo y sobre las cinco menos cuarto de la madrugada se presentó en el juzgado de guardia de Bilbao y confesó que había matado a un hombre a martillazos. El asesino fue detenido junto a su compañera sentimental, que se encontraba en el piso mientras él cometía el crimen, y le ayudó a limpiar la sangre, a lavar sábanas y a arrastrar el cadáver hasta el cuarto de baño. Sin embargo, la mujer quedó absuelta del homicidio al aplicársele la eximente de «miedo insuperable».
Tras la confesión del asesino, la Ertzaintza acudió a su domicilio y localizó parte de los restos mortales en la bolsa y el resto en el maletero. Miguel Ángel fue condenado a 15 años de prisión por matar y descuartizar a su amigo. En septiembre de 2015, una vez que había cumplido la pena, volvió a ser detenido por un intento de homicidio tras provocar cortes a su víctima en la yugular.
Bip, bip, bip, bip... Nueve de la mañana y me suena el busca. Alguien me pone sobre la pista. Persona asesinada en Barakaldo sin especificar el sitio. Día de Navidad y a esas horas resulta difícil localizar el lugar, ya que no hay gabinete de prensa de la Ertzaintza. Me dirijo a la comisaría de Sestao y nada más llegar salen dos vehículos camuflados. Les sigo y me llevan hasta Zuazo.
Allí están todos los ertzainas de investigación procesando el lugar y el vehículo de la víctima. Uno de los ertzainas sale con pruebas y los cuchillos empleados para cometer el asesinato. La mayoría de los vecinos ni se han enterado del suceso. Siguen durmiendo después de celebrar la Nochebuena.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.