La cacería humana de un perturbado en Santutxu
La memoria negra ·
Un joven iraní de 31 años enfermo psicótico mató a un profesor jubilado e hirió a seis peatones a los que acuchilló al salir del metro en noviembre de 2011Secciones
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Un joven iraní de 31 años enfermo psicótico mató a un profesor jubilado e hirió a seis peatones a los que acuchilló al salir del metro en noviembre de 2011Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.
Miércoles, 12 de junio 2019, 01:22
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Bijan A., de origen iraní y que entonces tenía 32 años, sufría una enfermedad de tipo psicótico y a veces dejaba de tomar el tratamiento, según reveló después uno de sus cuatro hermanos, afincado también en Bizkaia. Vivía en un pequeño piso de alquiler en el barrio baracaldés de Cruces. A falta de un trabajo, dedicaba su tiempo al diseño y la pintura y estaba completando un curso de informática de Lanbide en Portugalete. Aquel 14 de noviembre de 2011 cogió el metro en la plaza Moyua sobre las 9.25 horas, en plena hora punta de entrada al trabajo y el colegio, y fue apuñalando a todos los peatones con los que se cruzaba, mató a un profesor jubilado que tomaba café en un bar, hirió a seis ciudadanos y dejó traumados a un sinnúmero más de personas. Un pensamiento obsesivo le rondaba la cabeza. Quería respuestas a lo que él consideraba un comportamiento hostil de los demás hacia él. «Nadie me entiende. Nadie me quiere», le espetó a una pareja que viajaba en el suburbano con quien trató de entablar conversación.
Cuando estos se apearon en la estación de Zabalbide, les siguió y esperó a que salieran del mercado de Santa Clara. Aitor, le pidió que les dejara en paz y él le asestó un puñetazo en la cara a su novia, Ane Miren. Después, sacó un cuchillo de cocina de 14 centímetros de hoja que llevaba oculto entre la ropa con el que apuñaló al joven, que se había tropezado y había caído al suelo. Cuando su compañera trató de impedirlo, también la atacó a ella clavándole el arma en el abdomen.
Fueron las dos primeras víctimas de una larga lista. Como si se tratara de una especie de videojuego macabro, Bijan, que siguió una trayectoria errática, fue atacando con el arma blanca a todos los viandantes a los que veía. Pedro Luis y Salvador, dos ciudadanos que intentaron auxiliar a la pareja, también fueron atacados, aunque éste último logró esquivar el filo del cuchillo. Fuera de si, Bijan siguió caminando por la calle Zabalbide con el arma en la mano mientras repetía: «habéis matado a mi familia, ahora os voy a matar a todos».
En su delirio, creía que le querían agredir e incluso matar. Al llegar a la altura de un taller mecánico, apuñaló a otra mujer, Ana María. Al final, el joven perturbado entró en el bar Errondaberri, donde atacó a otras dos mujeres, Mehida y Estefanía. Kepa Mallea, un profesor jubilado, estaba sentado en la barra tomando un café. Sin que el hombre pudiera defenderse, le hundió el cuchillo siete veces en el pecho, la espalda y la cara, cortes que le provocaron la muerte.
Entonces, Pedro Luis, uno de los heridos que había dejado atrás, entró en el bar armado con una baldosa que había cogido en unas obras que había en el exterior del establecimiento y con ella logró desarmar a Bijan. Otros ciudadanos le ayudaron a reducirle durante los minutos que tardó en llegar la primera patrulla de la Policía Municipal. El veterano agente Andrés y la policía en prácticas Cristina le esposaron y se lo llevaron casi en volandas, para evitar que fuera linchado, a la comisaría. «¿Dónde me lleváis a matarme?, ¿quién me va a matar?», repetía el homicida con la mirada perdida.
Fueron apenas dos minutos de auténtica cacería humana, pero a los vecinos de Santutxu aquel instante se les hizo eterno y dejó grabadas en sus mentes las imágenes del horror. Los médicos forenses especializados en Psiquiatría de la Audiencia vizcaína concluyeron que Bijan «presentaba una sintomatología de carácter delirante que anulaba sus capacidades cognitivas y volitivas». El joven intercaló estancias en prisión provisional en Basauri con otras en el pabellón psiquiátrico del hospital de Basurto. Fue acusado de un delito de homicidio con abuso de superioridad, otros seis en grado de tentativa, cuatro de lesiones psíquicas y otro más de lesiones en grado de tentativa. El juicio con jurado previsto para julio de 2013 no llegó a celebrarse. Por un acuerdo entre las partes, cumpliría una pena máxima de 20 años de internamiento de los 60 que le corresponderían como medida de seguridad en un centro especializado.
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