Los lectores visitan la redacción de EL CORREO: «¡A ver qué se cuece!»
Un grupo de suscriptores ha participado en el arranque de la jornada de trabajo de EL CORREO: «Lo que se hace aquí es muy complejo, mucha gente critica sin conocer»
Son lectores, pero a veces daba la sensación de que perfectamente habríamos podido dejar en sus manos la edición de hoy del periódico, porque venían preparados y dispuestos. Lo ha dejado claro uno de ellos nada más llegar a la redacción, a las nueve y diez de la mañana: «¡A ver qué se cuece! Bueno, hoy la cosa está clara, con la comparecencia de Sánchez...», ha planteado, como si fuese un redactor jefe a punto de asignar tareas. Un grupo de nueve suscriptores de EL CORREO ha visitado esta mañana nuestra sede del Edificio Sota y ha tenido ocasión de participar en el arranque de la jornada de trabajo, para conocer desde cerca, o más bien desde dentro, ese proceso que condensa la actualidad en noticias y reportajes.
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«Bienvenidos a vuestra casa», les ha recibido el director, Oscar Villasante, que se ha ocupado de acompañar a los invitados, brindarles explicaciones y, sobre todo, responder sus preguntas. A alguien le puede sorprender eso de que sea el máximo responsable de la redacción quien ejerce de cicerone, pero el propio Villasante ha brindado algunas claves: «Vosotros sois los jueces de nuestro trabajo. Nuestra obligación es hacerlo bien y los primeros, para eso nos pagáis», les ha dicho. Los nueve llevan muchos años leyendo periódicos a fondo, pero solo una había estado una vez en una redacción –la de Bolueta, donde se hizo EL CORREO durante 55 años–, y de pronto se han visto en medio de la reunión de la mañana, en la que los jefes organizan informativamente la jornada y, como es jueves, también el fin de semana.
Primero les ha tocado escuchar, porque al fin y al cabo se trataba de una reunión de verdad y había que sacar el curro adelante: «Hagámosla como todos los días. Hombre, si podemos evitar los tacos, mejor», ha pedido el director. Los responsables de las distintas secciones iban cantando temas y en los rostros de los suscriptores se veía que estaban al tanto de todo, con esos leves asentimientos de quien sabe de qué se está hablando: los pasos a nivel de Zalla, la ruptura de Junts con Sánchez, la victoria liberal en Países Bajos, el robo del Louvre, hasta el lince ibérico blanco. Nada les pillaba con la guardia baja. Bueno, quizá alguna exclusiva que no vamos a adelantar aquí y ellos, por ahí, tampoco.
Después, ya a solas con el director y el subdirector, Adolfo Lorente («eh, tú eres el que graba los 'speeches' para la web», le ha identificado uno), han tenido ocasión de preguntar cuanto quisieran. Y han querido mucho. Lo bueno de estos encuentros es que suscriptores y profesionales solemos sorprendernos mutuamente: a los visitantes les asombra la complicada maquinaria del diario, un puzle que hay que volver a montar cada día con piezas diferentes, y a nosotros nos choca el profundo interés que sienten por los entresijos de nuestra tarea, esa curiosidad insaciable que define a los buenos lectores de periódicos.
Andueza y los editoriales
Recopilemos, como muestra, algunas de las preguntas que se han planteado. ¿Por qué le dais tanta importancia a la inmediatez, si a lo mejor no nos conectamos hasta las siete de la tarde? ¿El primer objetivo es ser el primero? ¿En los directos, alguien filtra lo que escribe el periodista? ¿En lo que más tardáis es en poner el título? ¿En las entrevistas se pactan las preguntas? ¿Quién tiene la responsabilidad de controlar los comentarios? ¿Tenéis muchas demandas por contenidos que publicáis? ¿Cuál es el futuro del periódico impreso, si los jóvenes no tienen interés por leerlo? ¿Sois escrupulosos en equilibrar las fuerzas políticas que aparecen en las informaciones? ¿Cada cuánto tiempo se sube algo nuevo a la web? Y también ha habido valoraciones personales, desde el que opina que se entrevista «mucho» al socialista Eneko Andueza hasta el que reclama más extensión para los editoriales: «Es que se me hacen cortos», insistía.
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Después, el director los ha conducido en un recorrido sección por sección, que ha incluido también su propio despacho (ahí se han interesado por una primera página enmarcada, en la que aparece Osama Bin Laden durante sus tiempos de estudiante en Londres) y el aula del Máster EL CORREO/UPV («el Lezama del periódico»), donde han indagado sobre los criterios para seleccionar a los mejores profesionales. También han podido presenciar, por ejemplo, el proceso de establecer la paginación del día, articulando información y publicidad, y curiosear en tiempo real en el número de visitas a las noticias de la web.
«Lo importante es que sepáis que le ponemos mucho cariño. Y que nos leáis muchos años, claro», se ha despedido Villasante. En esta crónica ya se aprecia un poquillo que nosotros nos hemos quedado encantados con la visita, pero... ¿y ellos? «Ha estado muy bien que el propio director nos atienda y nos acompañe», agradece Arantza, cuyo padre nonagenario sigue leyéndose el periódico todos los días de pe a pa. «Hemos visto que hacer EL CORREO es un trabajo en equipo tremendo», comenta Miguel Ángel. Y Javier se extiende: «Nos habéis explicado todo con mucha claridad y mucho sentido del humor. Lo que se hace aquí es muy complejo y, desde luego, merece la pena lo que se paga por lo que se recibe: mucha gente critica sin conocer». Vamos, que, si no lo contratamos de periodista, a lo mejor es un buen fichaje como comercial.
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