La gabarra acaba con las reservas de ginebra, ron y vino en muchos bares de Bilbao

Los hosteleros facturaron tres veces más que «el mejor día de cualquier Aste Nagusia»

Viernes, 12 de abril 2024, 19:01

Los hosteleros bilbaínos facturaron el jueves tres veces más que el mejor día de cualquier Aste Nagusia, lo que habla del impacto de la fiesta ... de la gabarra y de la influencia del triunfo copero del Athletic en bares, restaurantes y hoteles. «Si algunos profesionales hubiesen tenido locales tres veces más grandes que los actuales, hubiesen triplicado las ventas», apuntó Héctor Sánchez, gerente de la Asociación de Hostelería de Bizkaia (AHB).

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El homenaje de la afición athleticzale a los futbolistas superó todas las expectativas, aunque negocios muy emblemáticos de la villa confiaban en hacer mejores cajas. «Fue como un sábado bueno, pero esperaba más porque todo el mundo estaba en la calle. Tuvimos un golpe muy fuerte cuando concluyó la recepción foral, ya que fueron dos horas sin parar», reconoció Félix Parte, propietario del Amaren y el Víctor Montes, entre otros locales.

Sin embargo, la mayoría de restauradores, pese a hacer «buenos aprovisionamientos», se quedaron cortos y acabaron la jornada, a altas horas de la madrugada, sin ginebra, ron y vino. Igual que el día de la final de Sevilla. También agotaron las reservas de hielo. «No había manos para atender todo lo que se nos vino encima», explica el jefe de sala del Bilbao Berria. Fue tal el aluvión de clientes que José Antonio Ramos se quitó la corbata y americana para echar una mano en la barra, donde permaneció hasta pasada la medianoche.

¿Por qué semejante éxito? Según Sánchez, la fiesta se concentró en una franja horaria «muy determinada», y no a lo largo de todo el día, y mover un volumen de gente «inimaginable. Muy superior a las cifras registradas en ferias como la de Santo Tomás».

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Fue todo bebida. Cubatas, kalimotxo, cañas...

«Fue una locura. Un caos, un tsunami inesperado. Nos quedamos sin vasos. Toda la gente te venía de golpe. No teníamos logística para poder hacer frente», señala René Jiménez, del Perita. «No vendimos tantas gambas como otros días. Fue todo bebida. Cubatas, kalimotxos, cañas... No dábamos abasto», cuenta.

En el Dominante, uno de los clubes de moda de Bilbao, colocaron desde las seis de la tarde una gran terraza y el gentío fue «descomunal», según Oscar del Hoyo. «Fue una locura. Trabajamos sin parar y los clientes gastaron como si no hubiese una mañana. Copa va, copa viene. Así nos pasamos cantidad de horas. Facturamos el doble de una jornada normal. A las tres de la mañana, ya no me daba la vida y dejé el local al cuidado de los chicos», afirmó.

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Los hosteleros del Ensanche también facturaron, de media, tres veces más de lo normal, especialmente a lo largo del día. La noche fue otro cantar, con miles de jóvenes haciendo botellón por distintos puntos de la ciudad.

En El Puertito de Ledesma tampoco pararon, si bien insistieron en que les fue mejor el día de la final. «Tuvimos mogollón de trabajo, pero fue más locura el sábado. Después de los actos de la ría, la zona se asemejaba a un día de fiestas».

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«Nos quedamos sin vajilla»

En el Promenade los clientes «se bebieron hasta el agua de los jarrones. Cervezas y kalimotxos a tope. Nos quedamos sin vajilla, y eso que empezamos tirando con vasos de plástico», explican los camareros. Se formaron colas interminables a la entrada del bar, «mucho más largas que en Aste Nagusia. Pusimos torres de gildas y desaparecían al instante. Lo bueno es que la gente supo esperar. Se agradeció que tuviesen paciencia. Todo el mundo quería ser atendido pero esperaba pacientemente su turno», aplaudió Edurne, la encargada.

En casi todos los establecimientos funcionaron mejor las barras que los restaurantes. «Por encima de un día de Semana Grande», se felicitó Ramos. En su local casi agotaron los barriles de cervezas. Despacharon muchos kalimotxos y copas, combinados de ron, sobre todo, pero «casi nada de vino. «Hacía tanto calor. Hubo que ponerse el buzo y coger pala, y a picar como todo el mundo de tanta gente como nos entraba», bromea.

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Sin champán en la Sociedad Bilbaína

En la Sociedad Bilbaína jamás habían vendido tanto champán como el jueves, según cuentan los asistentes. «Casi nadie pedía copas de cava. Todos querían champán». Mientras, en el Lasa de la calle Diputación se desató tal locura consumista que «nos quedamos sin ginebra, ron y vino pese a que estábamos bien preparados y surtidos. Fue brutal. Nos quedamos cortos, aunque la gente ya tomaba calientes las bebidas cuando se nos acabó el hielo», relata una camarera.

Los supermercados también se quedaron sin provisiones. En el centro de Bilbao se podían ver este viernes las estanterías de cerveza vacías, solo quedaban sin alcohol.

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