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Tienda de Skunkfunk en el Casco Viejo. L. G.

Bilbao se echa flores

El Bilbao de Luis Gómez ·

Cactus, palmeras, yuccas, bambús, enredaderas, orquídeas, geranios, helechos, brezos... Comerciantes y hosteleros animan a sus clientes y dan vida a una ciudad que se pone verde con todo tipo de plantas

Viernes, 1 de febrero 2019, 02:44

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Si a las estrellas del cine les extienden la alfombra roja a casi todas horas, los bilbaínos no podíamos ser menos. Tampoco se trata de que nos hagan la ola a cada paso, pero a nadie le amarga un dulce y mucho menos que nos den la bienvenida de forma tan elegante, orgánica y sostenible. Añadan todos los adjetivos que quieran porque el asunto realmente lo merece.

Bilbao se pone verde y de paso nos ha plantado un regalazo de la mano de unos comerciantes que puede que las estén pasando canutas, pero que no han perdido las buenas costumbres y buscan dar vida a una ciudad que se echa flores. Por eso, no se sorprendan si cada vez que entran a un bar, un restaurante, su comercio favorito, el garito de moda de turno o simplemente pasean por las aceras encuentran a su paso un montón de plantas. Según qué sitios, la capital vizcaína parece una selva o un frondoso jardín. Tanto, que es aconsejable ir provisto en algunas zonas de machetes para no enredarse y evitar situaciones comprometedoras de tantas ramas y hojas como cuelgan.

Ya pueden ser humildes geranios, resistentes cactus, rústicos helechos o trepadoras que se expanden sin límites. En esta jungla en que se ha convertido Bilbao también hay espacio para las clásicas rosas, los sencillos brezos, las sutiles orquídeas, el aromático romero y, por supuesto, las altivas palmeras. De pequeño tamaño, obviamente, por razones de espacio. Las plantas secas, que de todo hay, brotan también en murales para no pasar desapercibidas.

Los cactus de Carhartt WIP. L. G.

Puede que sean pequeños, pero los cactus (planta favorita de este periodista) reclaman la atención de los curiosos que pegan sus narices al escaparate de Carhartt WIP (Licenciado Poza, 12). Son cuatro ejemplares diminutos y esquinados. Alineados en parejas, ambientan unas molonas zapatillas deportivas de uno de los emblemas de moda urbana y ropa skate de la villa. «Tenemos que seguir el patrón de la marca. Va también un poco por temporadas. En otoño colocamos unas cositas y en primavera, otras», explica el encargado,Ekaitz Santisteban, apasionado de los cactus. «Me traen viejos recuerdos y me 'llevan' a casa otra vez. Yo nací y me crié en Canarias, aunque mis aitas son de aquí, donde ya llevo 15 años. Los cactus aguantan todo, aunque yo he conseguido matar uno, que mira que cuesta», bromea.

  1. Aguantar los focos

Política de empresa es también la de Skunfunk, referente de la moda sostenible de Euskadi. Aclaremos que Bilbao no es, de momento, Japón, donde hay que atravesar espectaculares jardines antes de sentarse en las mesas de los restaurantes de autor. Pero si no lo es, lo parece. Su tienda del Casco Viejo (Víctor, 5) es, literalmente, un vergel, con sus palmerales y huertos, que convive entre perchas y maniquíes. Un deleite sus yuccas de pie de elefante. Trepadoras resquilan también por las paredes de su tienda de Máximo Aguirre para asombro de los clientes. «Queremos dar una imagen de que todo es natural, verde y puro, y también de limpieza», detalla la dependienta, que pone el acento en los cuidados que exige esta tendencia: «Se buscan plantas resistentes para poder mantener los calores de los focos y de las calefacciones. El año pasado tuvimos unas nevadas de la ostra y se nos congelaron algunas trepadoras. El invierno es la época más dura».

La tienda de Skunfunk de Máximo Aguirre. L. G.

  1. Los pises perrunos

Muy cerca, María Estévez lleva ya tres años vendiendo jerséis, pañuelos y pasminas de cachemir y alpaca en 'Chance' (Máximo Aguirre, 23). Una «macetita» de geranio, a modo de talismán, le ha acompañado todo este tiempo. «Es natural, porque se ven cosas artificiales que echan para atrás. Para poner eso, yo prefiero no poner nada. Una planta es el adorno más bonito. Da alegría, que falta nos hace aquí», expresa. Estévez presume de un geranio «superbonito» y solo pone un pero: «los 'pises'» de los perros. «Es una cochinada, porque hay que estar todo el día limpiando sus orinas. Aquí no estamos todavía muy bien educados». En la misma acera, Pili Carrera, icono de moda infantil desde 1963, levanta una orquídea junto a dos conjuntos primaverales de primera comunión.

  1. Bambú para evitar robos

No lleva tanto tiempo, pero a la chita callando Lulú Martinés (Licenciado Poza, 9), la tienda de accesorios de Ainhoa Martín, está a punto de cumplir 20 años. «Ando contenta, porque con todas las tiendas que están cerrando, es para desesperarse», cuenta esta empresaria que adorna su escaparate con dos macetas de brezo. «Las he puesto un poquito por adorno y para que los chavales no se me sienten a comer pipas en plena acera y me tapen el escaparate». También ha echado mano de una enorme planta de bambú, que está creciendo que es «una pasada». La utiliza como arma disuasoria para evitar robos. «Me ha pasado más de una vez. Mientras estaban hablando conmigo, me estaban metiendo la mano al escaparate. Una vez nos llevaron dos relojes de 300 y pico euros cada uno. ¡Saben a lo que van! Por eso he colocado esta planta tan grande», admite.

Arriba. los dependeintes del Kapikua, Alberto y Ainara. A la izquierda, la decoración del Mugarra. A la derecha, el maltrecho geranio de Chance. L. G.
Imagen principal - Arriba. los dependeintes del Kapikua, Alberto y Ainara. A la izquierda, la decoración del Mugarra. A la derecha, el maltrecho geranio de Chance.
Imagen secundaria 1 - Arriba. los dependeintes del Kapikua, Alberto y Ainara. A la izquierda, la decoración del Mugarra. A la derecha, el maltrecho geranio de Chance.
Imagen secundaria 2 - Arriba. los dependeintes del Kapikua, Alberto y Ainara. A la izquierda, la decoración del Mugarra. A la derecha, el maltrecho geranio de Chance.

Los dueños del hasta hace año y medio clásico Mugarra (Ercilla, 14) –hoy súmmum de la vanguardia estética y culinaria– podrían saltar a las páginas de cualquier revista gastronómica y de decoración con su puesta en escena. Su entrada saluda a los clientes con una bicicleta vintage y una composición floral formada por racimos de romero y la elegante y purpúrea tradescantia, una planta de hoja caída, elaborada en una floristería de Ezcaray. «Queríamos proyectar un marco más moderno y más de 2019», explican Carlos Díez García y Luis Carlos Sanz, que llevan juntos 25 años al mando de los fogones. Alegrar, en definitiva, la vida de los bilbaínos con un «toque verde. Queríamos algo distinto para dar color a la vida gris a la que estamos acostumbrados aquí», sueltan Alberto y Ainara desde la barra del Kapikua (Correo 12, esquina con Víctor). Un bar de pintxos en tonos rojos carmín que ha rematado sus paredes interiores con tiestos de pega superchic. Es la manera que tienen de echarse flores.

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