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El secretario general de ELA, Adolfo Muñoz, 'Txiki'.

¿Se mueve algo en ELA?

Su participación en la mesa para blindar los convenios vascos abre un escenario inédito

Luis López

Domingo, 4 de diciembre 2016, 02:49

Puede ser que, en el páramo en el que se ha convertido el mundo de las relaciones laborales en Euskadi, cualquier síntoma de normalidad se quiera ver como un paso adelante fundamental. O puede ser que, realmente, la presencia de ELA en una mesa junto a Confebask, LAB, CC OO y UGT represente el inicio de un nuevo tiempo. En cualquier caso, que el principal sindicato vasco haya accedido a negociar un acuerdo para blindar los convenios de la comunidad autónoma ya de por sí es un hecho relevante. Porque llegamos de un clima en el que la central abertzale ha acusado a la patronal de sembrar miseria, de querer ilegalizarla, de acoso, ha dudado de su representatividad... En respuesta, los empresarios llevan años criticando a ELA por utilizar la violencia verbal, las amenazas... Y ahora, de llegar a buen puerto, el que se está negociando sería el pacto más importante firmado en Euskadi desde 1999.

Es cierto que se trata exclusivamente de un acuerdo de estructura cuyo objeto único es priorizar la aplicación de convenios vascos sobre estatales, y que si no se reactiva la negociación colectiva no servirá de nada. Es decir, si no hay pactos sectoriales vascos que anteponer a los que llegan de Madrid, el hecho de que haya un papel que les dé prioridad no tendrá efecto alguno.

Pero, al margen del fondo del asunto, ver a ELA participando en esa negociación es un hecho inédito. ¿Se está moviendo algo en el sindicato? ¿Qué ha motivado el cambio? En la central liderada por 'Txiki' Muñoz han sido categóricos desde el principio: Joseba Villarreal, responsable de negociación colectiva, ha reiterado muchas veces que si se han sentado en la mesa es porque Confebask ha retirado su exigencia de paz social, la misma condición que provocó la retirada del sindicato en 2013. Aquel año, CC OO, LAB y UGT continuaron negociando, pero al final no hubo acuerdo.

La cuestión es que CC OO, UGT y los empresarios niegan que hubiese esa imposición, y hasta LAB admitió que el acuerdo propuesto por el Gobierno vasco aquel 2013 no recogía paz social. Para Unai Sordo, secretario general de CC OO-Euskadi, lo que ELA está haciendo es buscarse un pretexto que justifique su cambio de postura. Villarreal, por su parte, esgrime un documento de Confebask fechado el 5 de julio de 2013 en el que se lee: «La apertura de nuevos ámbitos negociables, así como la recuperación de los que hubieran podido perderse (...) en ningún caso serán objeto de conflicto».

Un texto que, del otro lado, en modo alguno entienden que sea equiparable a imponer paz social y que, en todo caso, aparecería en un documento de los muchos que se cruzan en plena negociación. Como argumento a favor de esta tesis estaría que LAB, CC OO y UGT se mantuvieron en la mesa, algo difícilmente comprensible para un sindicato si se le estuviese exigiendo renunciar a movilizaciones.

Contradicciones

La cuestión es que en ámbitos políticos y sociales hay muchas voces que no se creen la tesis de ELA, que haya regresado por el supuesto cambio de postura de Confebask. Entonces, ¿por qué ese giro? ¿Por qué sentarse ahora con quienes prácticamente tiene una guerra abierta? Según razonó el pasado jueves el líder de CC OO-Euskadi, porque la central abertzale no podía mantener durante más tiempo la contradicción que, a su juicio, supone criticar la estatalización de la negociación colectiva en el País Vasco y, al mismo tiempo, negarse a pactar un marco para blindarla ante los convenios españoles.

Además, tanto desde el ámbito empresarial como sindical se lleva tiempo apuntando hacia ciertas tensiones en el seno de ELA, especialmente con sus bases, porque la política de confrontación del sindicato y la paralización de la negociación colectiva están dejando sin convenio a miles de trabajadores, muchos de ellos, afiliados de la central abertzale. Una situación aún menos digerible desde que CC OO y UGT pactaron con Confebask y Gobierno vasco impulsar convenios de eficacia limitada; es decir, firmados por la minoría sindical. Ya ha ocurrido en Michelin, y a él se ha acogido la grandísima mayoría de la plantilla; y en Mercedes, la mayor industria vasca, los trabajadores también han validado en votación el planteamiento de la minoría en contra de los postulados de las centrales abertzales.

Según distintas fuentes, ELA se habría visto obligada a mostrar cierto movimiento ante los suyos, cierta flexibilidad y vocación de llegar a acuerdos, y eso sería más sencillo en un foro como el de esta semana, en el Consejo de Relaciones Laborales (CRL), que en una mesa, como la de diálogo social, donde estuviese el Gobierno vasco. El motivo es que ELA ha sido muy crítica con el Ejecutivo de Urkullu, hasta el punto de haber convocado movilizaciones durante la pasada campaña electoral ante la Lehendakaritza, una línea roja que hasta ese momento nunca se había traspasado. De manera paralela, hay que recordar que ELA y PNV tienen una base social compartida, y la voraz confrontación entre ambos dejaría en una posición delicada a muchos afiliados.

No a cualquier precio

Pero en el sindicato rechazan estas teorías. «En las bases no hay ningún problema, la gente sí quiere convenios, pero no a cualquier precio», asegura Villarreal. En cuanto a ese universo de afiliados compartido con el PNV el presidente jeltzale, Andoni Ortuzar, sigue pagando su cuota, «cada cual hará sus equilibrios ideológicos; nuestra base es muy plural, pero no nos está empujando a ningún sitio. Hacemos lo que creemos que debemos hacer».

El sindicato amplía la edad para poder ser secretario general

  • El pasado mes de octubre ELA anunció que su XIV Congreso tendrá lugar el 15 y 16 de junio de 2017. En este cónclave, el comité nacional propondrá que Adolfo 'Txiki' Muñoz continúe en el cargo, de modo que encadenará su tercer mandato. Para que sea posible que se mantenga en el puesto, la central abertzale modificará los estatutos, ya que hasta ahora limitaban la edad de su secretario general a los 58 años, y 'Txiki' Muñoz, nacido en 1959, cumplirá esa edad justo el año que viene.

  • En principio, este movimiento garantizaría la continuidad de la actual estrategia de confrontación que sigue el sindicato y que el pasado viernes volvió a dejar clara su líder. En una entrevista radiofónica aseguró que ELA no regresará a la mesa de diálogo social y reiteró que «no hay otra manera de luchar contra la precariedad si no es mediante el conflicto y la lucha». «Viendo los acuerdos que tiene Mariano Rajoy con Europa y que Urkullu hace suyos no se vislumbra ningún horizonte que pueda hacer cambiar esa realidad», proclamó, como para contener un poco el optimismo ya moderado que generó la entrada de ELA en la negociación del acuerdo de estructura.

Otra corriente de opinión apunta a que, en realidad, la participación de las bases en las decisiones estratégicas de ELA es mínima, con lo que la reflexión interna se estaría llevando a cabo en la cúpula. Y estaría motivada por los pobres resultados que en los últimos años estaría dando una política de confrontación que, entre otras cosas, ha supuesto la convocatoria de seis huelgas generales. Pese a ell, la reforma laboral sigue campando a sus anchas, el PNV ha tenido unos estupendos resultados electorales... Y la negociación colectiva sigue paralizada y penalizando a los trabajadores.

De nuevo, desde ELA rechazan cualquier disensión interna que haga peligrar la estrategia de confrontación. Es más, el responsable de negociación colectiva recuerda que en los últimos meses la conflictividad ha aumentado, «y estaríamos aún más contentos si hubiese más. Tenemos conflicto para rato».

En fin, que desde el sindicato perciben que hay interés por sembrar dudas interesadas sobre su cohesión interna. Y la mayoría de quienes dudan prefieren, o no pronunciarse, o hacerlo sin nombres y apellidos esta información es prueba de ello porque no quieren que lo poco que se está logrando en la mesa de negociación se rompa antes de tiempo.

Además, y en última instancia, lo que pasa en ELA sólo lo saben en ELA. Y ahí dicen que no pasa nada. Habrá que esperar hasta el 10 de enero para saber si la negociación del acuerdo interprofesional para blindar los convenios vascos progresa, algo que todas las partes ven como muy posible porque no tiene más implicación que preservar el ámbito vasco de negociación colectiva.

Pero, sobre todo, habrá que ver qué ocurre en los próximos meses, si se mueve algo en la negociación sectorial, que es donde realmente está el problema, con 357.000 trabajadores vascos con sus convenios colectivos vencidos. En ELA ya lo advierten: todo sigue como estaba, y el acuerdo de estructura en nada influirá en la negociación. Cada convenio deberá ser luchado en su ámbito correspondiente. Confebask, LAB, CC OO y UGT, cada uno por distintas razones, se mantienen expectantes ante lo que hará la primera central vasca, la que tiene el poder de bloquear o desbloquear un panorama laboral incierto. Lo que ocurra condicionará no sólo el futuro de la clase trabajadora vasca, sino el modo en el que la comunidad autónoma quiere salir de la crisis.

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