Investigan si unos restos humanos hallados en Amorebieta son de un desaparecido hace dos años

Inmediatamente, se puso en contacto con la Ertzaintza, que rastreó la zona de la sierra de Aramotz-Belatxikieta, concretamente en Laesti, en busca de más restos óseos. El jueves de la semana pasada, día 22 de agosto, se realizó una batida más completa y se localizaron distintas partes de un cuerpo humano, deterioradas por el paso del tiempo. Los huesos se encontraban dispersos a lo largo de un río que discurre por el paraje, aunque no se descarta que pueda deberse a la acción de algún animal.

En las labores de rastreo colaboraron la Unidad Canina de la Policía autonómica, con perros instruidos en la búsqueda de personas, y agentes de la Unidad de Vigilancia y Rescate (UVR), además de los investigadores del caso, pertenecientes a la sección central. Las partes del esqueleto fueron trasladadas al Instituto Vasco de Medicina Legal (IVML), en Bilbao, como marca el protocolo, y al laboratorio de la Policía Científica para su estudio forense. Muestras de esos huesos se han derivado, por orden judicial, a la sede del Instituto Nacional de Toxicología (INT) para extraer el ADN y llegar a averiguar la identidad del cadáver, además de otros datos que permitan saber qué le ocurrió a esta persona.

La Ertzaintza baraja como hipótesis que se trate de un hombre, Miguel Ángel Castilla, de 51 años, desaparecido en Amorebieta hace dos años, concretamente el 5 de octubre de 2022 en el barrio Ogenbarrena, aunque por el momento y a falta del resultado del estudio genético, no se ha podido confirmar este extremo.

La zona del hallazgo, y en concreto el río, ya fue batida con perros sin éxito por la Policía autonómica tras la extraña desaparición del vecino de Amorebieta en busca de algún indicio. El caso fue investigado como un posible homicidio y llegó a detenerse a un sospechoso el 19 de septiembre de 2023, hace justo un año, aunque posteriormente el arrestado quedó en libertad. El juzgado instructor de Durango estudiaba la posibilidad de archivar la investigación de manera provisional, aunque este nuevo descubrimiento, en caso de que el perfil genético coincida, podría relanzar las pesquisas.

Miguel Ángel fue visto por última vez cuando se dirigía al domicilio de un colega albañil enconfrador al que acababa de conocer y que le había alquilado una habitación por 200 euros, en Ogenbarrena, según explicaron fuentes familiares. Trasladó allí todas sus cosas. Pero «sólo estuvo un día. No había luz ni agua. Los caseros se la habían cortado porque no pagaba el alquiler. Se sintió engañado y fue a reclamarle que le devolviera el dinero», explicó uno de sus nueve hermanos en una entrevista a este periódico.

Al parecer, el 'casero' le pidió que le acompañara a casa para pagarle la deuda, según algunos testigos. Y ya no se supo nada más de él. La familia está convencida de que a Miguel Ángel «le mataron» y creen que «alguien de su círculo sabe más de lo que cuenta, pero calla por miedo».

Uno de los indicios que llevó a la Policía autonómica a arrestar al compañero de piso del desaparecido, que negó cualquier relación con su inexplicable ausencia, fue que éste intentó sacar dinero con la cartilla de Miguel Ángel y se puso su ropa tras desaparecer. Acudió a una sucursal de la Caja Laboral, con un acompañante, con la cartilla del desaparecido, según se aprecia en unas imágenes grabadas por las cámaras de vigilancia. No hubo ningún otro movimiento en la cuenta desde entonces. También se le vio por la calle mientras paseaba a los perros llevando puesta la chamarra roja de alta montaña de la víctima.

Tras el arresto, agentes de la Policía Científica inspeccionaron la vivienda del sospechoso durante seis horas. Llegaron a picar la pared para que los perros olfatearan, pero no marcaron nada. Ante la falta de restos biológicos, el detenido quedó en libertad al día siguiente. Tiempo después, regresó a Extremadura, su comunidad de procedencia, y ya no se le ha vuelto a ver por Amorebieta.