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El «animal político» se va a la jungla
Tras casi quince años como concejal, Alfonso Gil se despide del Ayuntamiento para irse al Senado «a seguir trabajando por Bilbao»
Suelen tener las intervenciones de Alfonso Gil ese tono dinámico y tintineante tan característico de quienes no necesitan papeles para dar discursos. Hoy no lo tuvo. Hoy, en el pleno municipal en el que se ha despedido del Ayuntamiento de Bilbao, habló más bajito. Se notaba que contenía la emoción para que no se le subiese más arriba de la garganta. Ha sido una despedida emotiva la de esta mañana porque en la sala estaban las que definió como sus tres familias: «la política», con la plana mayor del PSE de Bizkaia; «la ciudad», con todos sus representantes tanto del gobierno como de la oposición (incluso de mandatos anteriores, porque hasta en la política se pueden hacer amigos); «y la personal», porque también estaba su esposa, Idoia Mendia.
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Cómo no iba a ser emotiva la despedida si el socialista cierra una etapa de casi quince años, desde 2007, en la que comenzó siendo concejal raso, siguió como portavoz del PSE, y terminó, desde 2015, como teniente de alcalde tras su pacto de gobierno con el PNV. Ahora que se va al Senado como portavoz del PSOE en temas de Interior. Ha recibido cariño Alfonso Gil, que es algo que suele ocurrir cuando también se reparte.
Antes, en el arranque del acto, el alcalde, Juan Mari Aburto, agradeció el «trabajo conjunto y colaborativo» en el equipo de gobierno durante los últimos siete años, en los que la ciudad «ha seguido avanzando y progresando». Definió como «un bonito viaje» ese periplo en el que compartió ejecutivo con Gil. «Hemos aprendido a caminar juntos y lo bueno supera con mucho las situaciones más complicadas». A partir de ahora, el alcalde se ha mostrado seguro de que «seguirás cuidando del Botxo» desde el Senado, donde «creo que vas a estar un poco más cómodo». Aunque no mucho, porque sabe Aburto que Gil no es de sestear: «Eres un animal político», condición que le llevará a «implicarse» en un «tiempo complicado». Se detuvo aquí un poco, y en referencia a los líos en Madrid, abundó: «Vaya si es complicado de verdad...». Sí, como una jungla. «Aquí dejas a un alcalde, allí se va un senador, y aquí quedan dos amigos», se despidió.
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Desde la oposición la popular Raquel González agradeció la disposición de Gil a ayudar y su trato cercano, el haber sido «un compañero que siempre tiene una palabra amable». Incluso le calificó como «natural y hasta un poco poético». Ana Viñals, de Elkarrekin Podemos, le agradeció que «desde el primer momento has estado ahí, para ayudar y para dialogar». También puso en valor la líder morada que con su marcha las portavoces de los cinco partidos en el pleno son mujeres, detalle inédito. Desde EH Bildu, pese a que Jone Goirizelaia le pidió que en sus nuevas responsabilidades senatoriales como portavoz de Interior trabaje por «buscar soluciones», también dijo que «te echaremos en falta».
A Yolanda Díez, sucesora de Gil como portavoz del PSE en el Ayuntamiento y teniente de alcalde, se fijó en «la enorme fortuna de habernos cruzado en tu camino». «Tienes que estar orgulloso porque has conseguido hacer mejor la vida de la gente. Yo y este grupo municipal nos despedimos de un maestro». Desde las filas del PNV su portavoz municipal, Nekane Alonso, mostró complicidad: «Soy de las que creo en las personas independientemente de como piensen, y puedo decir que sé que tengo un amigo para siempre». «Que te vaya bonito», le dijo, antes de encomendarle que «sigas peleando por esta ciudad desde el Senado».
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En su despedida Alfonso Gil reivindicó su ideario socialista y repitió algo que suele decir: que lo que le ha movido en su actividad política es que «los niños y niñas de Bilbao no dependan de la cartera de sus padres para salir adelante». Mencionó por su nombre propio a un buen número de funcionarios municipales porque de su trabajo depende de que funcione la ciudad. También a los tres alcaldes con los que ha trabajado. De Azkuna, «al que admiraba» y cuyo «espíritu» a la hora de trabajar debería «trasladarse a las distintas instituciones», dijo Gil que «ni hace falta que les hable». De Ibon Areso destacó que «es una de las personas más maravillosas que conocí en mi vida». Y de Aburto apuntó que «hemos tenido una relación cordial dentro de la diferencia», pero puso en valor «todos los acuerdos que hemos alcanzado».
Animando el trabajo conjunto frente a las desconfianzas y los sectarismos, Gil se despidió con «un aforismo africano: uno solo puede correr más, pero juntos llegamos más lejos».
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