El Defensor del Pueblo vuelve a instar a Bilbao a atajar el ruido del ocio nocturno
Pide explicaciones al Ayuntamiento tras no recibir respuesta municipal en relación a las medidas recomendadas el pasado verano
El Defensor del Pueblo, Ángel Gabilondo, se siente ignorado. Es porque ha sido ignorado. Hace más de cuatro meses que el Ayuntamiento de Bilbao le ... dijo que tomaba nota de sus recomendaciones para combatir el ruido provocado por el ocio nocturno en Abando, y que ya se las iba a trasladar a las distintas áreas «para ver si era posible su puesta en práctica». Sin embargo, a estas alturas el equipo de gobierno «no ha vuelto a dirigirse a esta institución». Así que Gabilondo vuelve a la carga y ha escrito «de nuevo al Ayuntamiento para que comunique si va a actuar conforme a las recomendaciones formuladas».
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Es cierto que las resoluciones del Defensor del Pueblo no son vinculantes, pero también que las administraciones al menos han de motivar de un modo razonado y sensato su rechazo a asumirlas. Al fin y al cabo, es una institución creada para entender de las diferencias, las confrontaciones, entre los poderes públicos y los administrados. En este caso, estos últimos son los vecinos del barrio de Abando, que acudieron a Gabilondo en busca de respaldo porque entre el botellón y la actividad hostelera que en buena medida se desarrolla en las calles ven seriamente comprometido su descanso. Hay pocas ciudades en las que este asunto no genere tensiones: conjugar el derecho al ocio nocturno y la actividad económica frente al derecho a dormir de quienes residen en entornos de fiesta y a menudo masificados.
«Esta institución se ha dirigido de nuevo al Ayuntamiento para que comunique si va a actuar»
En Abando el tema tiene su miga especialmente en ciertos puntos. La asociación vecinal Uribitarte Anaitasuna es la que lidera este movimiento y se duelen del botellón en lugares como Jardines de Albia, Doña Casilda y Uribitarte; también ponen el foco en las zonas hosteleras más concurridas como Pozas, Ledesma y Heros; y en el entorno de discotecas y asimilados, entre las que mencionan Stage Live, Black Room, Fuga y Antzokia.
Esta asociación fue la que pidió amparo a Gabilondo tras reiterados e infructuosos intentos de que el Ayuntamiento de Bilbao contuviese una situación que, dicen, les impide descansar de manera recurrente varios días a la semana desde hace ya muchos años.
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Lo que el Defensor del Pueblo hizo ver el pasado verano es que de nada sirve prohibir el botellón y limitar los horarios de los bares, algo que sí hace el Ayuntamiento, si el incumplimiento de estas limitaciones «no produce ninguna consecuencia». Porque, claro, el consumo de alcohol en la calle tiene poco de actividad discreta y oculta; es algo bien visible, y audible, que sigue ocurriendo por muy ilegal que sea. Es más, según asegura Marisa Fernández, secretaria de Uribitarte Anaitasuna, en estas mismas fechas navideñas se divulgó por redes sociales «un botellón masivo en Albia» y el equipo de gobierno «lejos de hacer algo por evitarlo, puso contenedores», lo que a su juicio supone una forma de «naturalizar y aceptar» esta práctica.
«La cuestión se está valorando y la respuesta será enviada al Defensor del Pueblo»
«Estamos muy enfadados»
Así que Gabilondo, ya en agosto, lo que había propuesto son seis medidas diferentes para tranquilizar las calles y velar por que se cumpliese la ley: desde más inspecciones para garantizar «de forma eficaz que no se practica el botellón y que se cumplen los requisitos establecidos para poder consumir las bebidas de los locales de hostelería en el exterior», hasta la tramitación de denuncias, pasando por la medición del ruido en el espacio público y hasta la limitación de los horarios en los bares.
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Son estas medidas las que el Ayuntamiento dijo que trasladaría a las distintas áreas y de las que no se ha vuelto a saber. Este periódico preguntó ayer al equipo de gobierno por todo este conflicto y fuentes oficiales señalaron que «es una cuestión que se está valorando». En todo caso, «la respuesta a la resolución será enviada al Defensor del Pueblo».
Los vecinos de Abando no están contentos con la actitud de su Ayuntamiento. «Así no vamos a ningún sitio. No dejan de hablar de la ciudad de valores, pero no son capaces de velar por los derechos de los vecinos», se duele Marisa Fernández. «Se está haciendo un Bilbao para la gente que viene de fuera, para los turistas, sin tener en cuenta a los residentes. Estamos muy enfadados».
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