Música de barra

Diez canciones que recuerdan que los bares son esos amigos de los artistas que nunca fallan a la hora de componer

Miguel Pérez

Sábado, 14 de marzo 2015, 00:19

La barra de un bar siempre ha sido un escenario recurrente para la música. Y para demostrarlo, he aquí un pequeño listado de canciones que rinden homenaje a estos lugares creativos como pocos, o, al menos, que nunca fallan al situar una buena historia de amor, desamor o fracaso.

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1. 'Voy al bar', de Ilegales. Los bares son "la verdadera patria con la que puedes contar" es el último mensaje de la mítica banda asturiana, que el 24 de marzo publica su décimo álbum de estudio como bandera de su regreso a los escenarios. 'La vida es fuego' pone fin a un paréntesis discográfico de doce años y reverdece la unión de Jorge Ilegal con el bajista Alejandro Espina y el batería Jaime Belaustegui. Si te gustó 'Soy un macarra' y eres fan de los Clash, el single de adelanto 'Voy al bar' no te dejará indiferente.

2. 'Balmoral', de Loquillo. Dentro de la geografía de los bares, 'Balmoral' representa la sofisticación, la elegancia y un tiempo que se nos va. El rocker del Clot lo publicó en 2008 y sirve de homenaje a la que fue una legendaria coctelería madrileña, versión noctámbula del café Gijón, que reunía noche tras noche a artistas e intelectuales en torno a tertulias de largo recorrido, hasta bien entrada la madrugada.

3. 'Al calor del amor en un bar', de Gabinete Caligari. ¿Quién no ha vivido ese momento mágico de la madrugada desayunando en un bar con a) el amor de tu vida o b) la chica que has conocido esa noche y que ya consideras el amor de tu vida? Jaime Urrutia y Gabinete Caligari establecen en esta canción a ritmo de pasodoble la emoción del amor, el vértigo de un encuentro íntimo y la confortabilidad de un bar al amanecer aunque huela a churros.

4. 'Visite nuestro bar', de Hombres G. La movida y el fenómeno fan español nunca hubiera sido lo mismo sin la contribución de la banda de David Summers. El bar que citan en esta canción de su segundo álbum, 'La cagaste... Burt Lancaster', es el bar que permanecerá en la memoria de toda una generación de jóvenes ochenteros como sinónimo de desenfado, diversión y la noble práctica de ligar con un cubata en la mano junto a la pista de baile.

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5. 'Amores de barra', de Ella Baila Sola. Si Gabinete Caligari se asomaba al precipicio de una promesa, la canción de Marta y Marilia ya está de vuelta: amor rutinario, casual y pasajero en una noche de copas y encuentros fugaces, todo ello recitado con la limpieza rítmica y el sentido armónico de dos chicas que estudiaron en los agustinos y crearon suficientes éxitos como pare vender más de un millón y medio de ejemplares de su primer disco.

6. 'Alabama Song (Whisky Bar)', de The Doors. Como podía esperarse del cúmulo de genio transgresor que fueron los Doors, Jim Morrison y su banda decidieron adaptar en 1967 una vieja canción de una ópera alemana compuesta por Kurt Weill y escrita por Bertolt Brech; un ejemplo de que, hasta el desenfado de los 80, ha habido grandes canciones donde la palabra bar no estaba reñida con una profunda carga cultural e histórica. Más adelante, Bowie también haría su propia versión.

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7. 'Piano Man', de Billy Joel. Poco puede decirse de uno de los temas universales del cancionero estadounidense, pese a que en sus orígenes pasó prácticamente desapercibido. Editada en 1973, refleja el imaginario completo de los artistas de bar, los pianistas que tocan noche tras noche a cambio de las copas y poco más, el fracaso, la longevidad y los establecimientos con poca luz y mucho humo. Piano Man tiene mucho que ver con la biografía de su singular y taciturno autor, que en sus inicios también se ganó el jornal como pianista en clubes y pubs.

8. 'Ibiza Bar', de Pink Floyd. En la transición entre la salida de Syd Barret, el fin de los tiempos netamente lisérgicos y el ingreso en la creciente etapa progresiva se sitúa este Ibiza Bar, canción grabada en 1969 cuando David Gilmour, Roger Waters, Richard Wright y Nick Mason se encontraban bajo el influjo de todos los bienes y placeres que ofrecía la isla. El tema tiene su aquel porque es la primera vez que los Pink Floyd coqueteaban con el heavy y porque lo hicieron pensando en una película, More, cinta de culto dirigida por Barbet Schroeder que retrata a través de una pareja de jóvenes cómo vivían las comunas ibicencias a finales de los 60. Tela.

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9. 'American Honky-Tonk Bar Association, de Garth Brooks. Hay grandes canciones surgidas de amistades que nacieron en un bar. De un par de copas. El renovador del country por excelencia grabó en 1993 esté tema ya clásico que rinde homenaje precisamente a eso, a la amistad, la vida vaquera, el espíritu americano y la libertad de las grandes praderas y las polvorientas carreteras. Cuando Garth Brooks se trasladó a Nashville comenzó a frecuentar una sala de Hillsboro Pike llamada The Bluebird Cafe, un local en el que suelen tocar artistas como John Oates, Mike Henderson, Nancy Terzian o Brett Jones. Allí conoció a Bryan Kennedy, que a la postre sería coautor junto con Jim Rushing de este himno estadounidense, que ha servido al cantante de Tulsa a engrandecer su leyenda. La canción, evidentemente, forma parte de una caja conmemorativa editada el año pasado donde Brooks repasa sus éxitos e incluye ahí es nada tres discos inéditos con versiones de todas sus influencias.

1o. 'Garota de Ipanema', de Jobim y Moraes. Nada mejor para cerrar este recorrido que Río de Janeiro, una terraza, una chica y dos de los más grandes representantes culturales del país. 1962. Antonio Carlos Jobim y Vinicius de Moraes apuraban las horas en el Bar do Veloso, conversando y mirando un paisanaje en el que no faltaba a diario una joven llamada Heloisa Pinheiro. La veían de camino a la playa o a las tiendas del barrio de Ipanema. Fascinados por su belleza, decidieron componer una bossa nova en su honor. Jobim, más práctico que Veloso, también intentó convencerla de que se casara con él, pero esa ya es otra historia. El local, con sus grandes ventanales y sus macetas alrededor de la fachada, es hoy un lugar de culto, muy cool y bien cuidado, situado a poca distancia de la playa de Ipanema. Todavía hoy suelen descolgarse artistas en ciernes a tomar un café, una copa o un plato típico, quizá con la esperanza de encontrar una porción de inspiración perdida.

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