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Fotomontaje del mismo lugar de Muxika, durante las inundaciones y el día después.

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Fotomontaje del mismo lugar de Muxika, durante las inundaciones y el día después. E.C. | Ignacio Pérez

Muxika: la hora que lo anegó todo

La tromba de agua desbordó ríos, convirtió carreteras en balsas donde flotaban vehículos a la deriva, anegó viviendas, garajes, lonjas, comercios... hasta dejar el municipio convertido en un lodazal

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Sábado, 13 de enero 2018, 01:18

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Fue poco más de una hora de intenso diluvio, un aguacero de un furor desconocido que descargó prácticamente en una sola cuenca, la del Oka, y que en cuestión de minutos desbordó ríos, convirtió carreteras en balsas donde flotaban vehículos a la deriva, anegó viviendas, garajes, lonjas, comercios... hasta dejar Muxika convertida en un lodazal. Y todo ello ante la estupefacción de los afectados, a los que nadie les había advertido de la que se avecinaba y que apenas tuvieron margen para reaccionar mientras veían como el agua ascendía hasta alcanzar un metro por encima de sus pies.

Esa misma lluvia que desató el pánico a últimas horas del jueves se había convertido ayer en barro, un fango denso que también impregnó el ánimo de quienes ahora se ven obligados a volver cuanto antes a la normalidad. Mientras los afectados hacen recuento de daños -el Consorcio de Compensación de Seguros tendrá que hacer frente a pérdidas que se prevén millonarias-, los expertos de la agencia Euskalmet ya se afanan en desentrañar los mecanismos que utilizó la atmósfera para engañarles e impedir, como lamentaba el alcalde de Muxika, que tanto ayuntamiento como vecinos pudiesen haber tomado unas mínimas medidas preventivas.

La 'zona cero' se situó en Muxika, Gernika e Ibarrangelu, con sus calles convertidas en torrenteras en cuestión de minutos, aunque también se registraron daños en Mungia, Gatika, Maruri-Jatabe, Bakio, Bermeo... En general, fueron las cuencas del Oka y del Butrón las más castigadas por las fuertes lluvias, que obligaron a sus vecinos a pasar la noche con un ojo puesto en los cauces. Los servicios de emergencias (Ertzaintza, Bomberos, Protección Civil..., además de decenas de voluntarios de Cruz Roja y DYA) comenzaron a movilizarse sobre las seis y media de la tarde para realizar los primeros rescates de personas a las que la crecida les sorprendió a bordo de sus vehículos, convertidos en una suerte de inestables zodiacs.

Medio centenar de personas tuvieron que ser rescatadas de sus vehículos al quedar atrapadas en inmensas balsas de agua.
Imagen principal - Medio centenar de personas tuvieron que ser rescatadas de sus vehículos al quedar atrapadas en inmensas balsas de agua.
Imagen secundaria 1 - Medio centenar de personas tuvieron que ser rescatadas de sus vehículos al quedar atrapadas en inmensas balsas de agua.
Imagen secundaria 2 - Medio centenar de personas tuvieron que ser rescatadas de sus vehículos al quedar atrapadas en inmensas balsas de agua.

Afortunadamente no ha habido que lamentar daños personales, aunque se llegó a rozar la tragedia: del centenar de avisos recibidos por los bomberos forales, la mitad fueron originados por balsas de agua en las que se vieron atrapados numerosos automovilistas. Los efectivos tuvieron que rescatar a una veintena de personas en Muxika, mientras voluntarios de la DYA evacuaban a los ocupantes de otros dos automóviles en Maruri-Jatabe y la zona de Gatika y los de Cruz Roja hacían lo propio con otras cinco víctimas. Ambas ONG, además, asistieron a vecinos aislados en sus casas y prestaron asistencia médica y avituallamiento a otros atrapados por la crecida.

Apremiados por el «pánico»

«Numerosos coches estaban ocupados por familias, padres que habían salido a recoger a sus hijos o que regresaban del trabajo y no pudieron llegar a sus domicilios porque las carreteras de acceso, desde Gernika y Zornotza, estaban cortadas por el agua y tampoco había trenes», contaba Aitor Goldaraz, primer edil la localidad, con el susto aún en el cuerpo. Muchos de sus 1.500 vecinos, sobre todo de la zona más baja, donde confluyen el río Oka con el Elizalde, tuvieron que salir de estampida de sus casas, con lo puesto y apremiados por el «pánico».

Vídeo. Así amaneció Muxika el viernes tras el diluvio. Foto: Maika Salguero | Vídeo: Luis Calabor

A las ocho y media, cuando la situación ya era caótica, el Departamento de Seguridad activó el Plan de Emergencias por Inundaciones. A esas horas ya había varias carreteras cortadas por el desbordamiento de los cauces aledaños. Entretanto, las balsas complicaban la circulación en una veintena de puntos de la red viaria no solo en la comarca de Urdaibai, sino también en localidades como Erandio, Amoroto, Abadiño, Trapagaran, Derio, Bilbao...

Las intensas lluvias también afectaron al tráfico ferroviario: Euskotren tuvo que suspender el paso entre Muxika y Gernika, al quedar la vía anegada y ocupada por objetos arrastrados por las aguas. El servicio se ha realizado con trasbordos en autobús hasta las dos de la tarde de ayer, hora en la que quedó restablecida la circulación de trenes.

A partir de medianoche, la lluvia remitió y la normalidad volvió poco a poco a los cauces. Tan solo el Butrón siguió subiendo al nivel naranja hasta alcanzar a las cinco de la madrugada de este viernes su techo de caudal, con 6,45 metros. El desbordamiento de este río obligo a cortar la BI-634, a su paso por Gatika desde la una de la madrugada hasta las ocho y media de la mañana, casi al mismo tiempo que el Gobierno vasco desactivaba el plan de emergencias. El peligro ya había pasado.

Pero en Muxika aún queda mucho que hacer. El agua, que llegó hasta el metro de altura en muchas lonjas y bajeras, arrasó sin clemencia con los txokos y primeras plantas de decenas de viviendas unifamiliares y anegó garajes con los coches aparcados dentro. Algunos titulares de negocios, como los propietarios de los bares Etxeko o Galtzada, vieron con impotencia como el agua arrasaba «en apenas media hora» con mesas, electrodomésticos... «Hemos perdido todo», se lamentaban.

Ayudas de urgencia

Desde primeras horas, dotaciones de los parques de bomberos de Gernika, Iurreta y Basauri trabajaban codo a codo con los vecinos en las labores de achique, en las que se ha volcado todo el pueblo. «La solidaridad que estamos viendo es lo más positivo de toda esta mala experiencia», destaca el alcalde, que aún no ha realizado una primera valoración de daños. «Estamos recabando información para ponerla encima de la mesa», ha apuntado, al tiempo que aconseja a los vecinos que documenten con «fotografías y vídeos todos los daños». También la OCU ha animado a los afectados a que «revisen las condiciones de su seguro y reclamen los desperfectos», tanto a su aseguradora particular como al Consorcio de Compensación de Seguros.

Al mediodía, la diputada de Administración Pública y Relaciones Institucionales, Ibone Bengoetxea, se desplazó hasta Muxika para conocer de primera mano el alcance del desastre y «felicitar» a los servicios de emergencia por su trabajo. La responsable foral se ha comprometido a aprobar «ayudas de urgencia» para restañar los daños en bienes de titularidad pública y procurar que la normalidad regrese cuanto antes a la localidad.

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