Más de 290.000 personas se asomaron de manera virtual al Urdaibai Bird Center en 2020

La pandemia también ha hecho mella en el Urdaibai Bird Center de Gautegiz Arteaga. El considerado como el museo de la naturaleza de la reserva de la biosfera recibió el pasado año a un total de 25.092 personas; una cifra notablemente inferior a las registradas en anteriores ejercicios.

«El año comenzó con un interesante flujo de visitantes, pero debido a la Covid-19 se vio cortado de manera repentina en marzo», destacaron los gestores del centro para el avistamiento de aves de la marisma de Urdaibai. El bajón en el registro de entradas de 2020, por tanto, ha estado justificado «porque ha sido un año muy atípico con confinamientos, restricciones y prácticamente la ausencia de visitantes extranjeros», matizaron.

La crisis sanitaria, no obstante, ha traído consigo el incremento en el número de visitantes virtuales a través de internet. «Durante el confinamiento, miles de personas de todo el territorio nacional se engancharon a las retransmisiones en directo de las marismas de Urdaibai y la promoción que obtuvo la reserva fue extraordinaria», se felicitan. De hecho, las visitas individuales y familias que siguieron las retransmisiones en directo emitidas desde el Urdaibai Bird Center sumaron un total de 290.114 en 2020.

Esta iniciativa, por otra parte, provocó que durante los meses de julio y agosto, en los que se la movilidad entre comunidades estaba permitida, los datos de visitantes que se acercaron a las instalaciones de Gautegiz Arteaga resultaron «verdaderamente sorprendentes».

«Llegamos a incrementar el número en un 10%, respecto al mismo periodo del año anterior, algo insólito tratándose de un verano azotado por la Covid-19», destacaron. Sin embargo, en otoño e invierno, debido a las restricciones, las visitas al centro volvieron a descender, aunque se mantuvieron datos «interesantes» en las entradas virtuales para seguir las retransmisiones en directo.

De una u otra manera, los visitantes al Urdaibai Bird Center tuvieron la oportunidad de observar águilas pescadoras, avetoros e incluso flamencos, además de muchas otras especies. «Desde el Ártico hasta el África subsahariana los viajes y paradas en Urdaibai fueron incesantes y todo ello a pesar de la ausencia de los humanos», apuntaron.