Fragmento de la película rodada en 1925Archivo del Puerto de Bilbao
Así era la ría de Bilbao hace un siglo: un vídeo inédito muestra su pujanza industrial
Una película rodada en 1925 para promocionar la ciudad y su puerto en la Expo de Sevilla de 1929 sale a la luz de la mano de la Fundación Punta Begoña. Un documento extraordinario que muestra la pujanza industrial de la ciudad hace un siglo
Tiene algo de hipnótico esta película filmada en 1925 con el ánimo de promocionar Bilbao y su puerto en la Exposición Iberoamericana de Sevilla de 1929. Ya se ve que hace un siglo hacían las cosas con tiempo.
El título de la película, sencillamente 'Puerto de Bilbao', aparece dentro de un marco tembloroso y rudimentario, con la inestabilidad trémula que es tan típica en las cintas de cine mudo.
Cartel inicial que da título a la película.
Durante sus casi 18 minutos aparecen las obras de construcción de los muelles del Arenal y Ripa, grandes buques en Uribitarte, trenes envueltos en humaredas densas junto a la ría y también vistas de un Bilbao a medio hacer, con campas y caseríos en Deusto y en buena parte de Abando.
En 1925 Bilbao era una ciudad en crecimiento imparable, pero pequeña en comparación con lo que es ahora. El año anterior acababa de anexionar dos anteiglesias vecinas, la de Deusto -a la derecha en esta panorámica desde Artxanda- y la de Begoña -a la izquierda-. La villa sumó entonces 139.198 habitantes. El Ensanche seguía en proceso de urbanización y construcción, la zona de Huertas de la Villa era eso, una serie de huertas rodeadas por talleres y casas, y los barcos y las gabarras remontaban la ría hasta El Arenal.
El Puerto de Bilbao se recuperaba la crisis que sobrevino de 1918 a 1923, cuando remitió el auge comercial y naviero propiciado por la Primera Guerra Mundial.
Una vista actual de Bilbao desde un lugar próximo a donde se filmó la película. Pablo del Caño.
Bilbao se vendía así: «Primer puerto español por su tonelaje y por su flota. Las notabilísimas 'Ordenanzas' y su célebre 'Consulado de Comercio', de tiempo de Felipe II, contribuyeron a darle categoría universal. Desde finales del siglo XIX adquiere un desarrollo fulminante; exporta 150 millones de toneladas de mineral de hierro, draga 20 millones de metros cúbicos, invierte en obras más de 100 millones de pesetas. Hoy, eliminada la terrible barra, a socaire del espléndido puerto exterior, arma sus 30 kilómetros de muelles, draga sus 500 hectáreas de fondeaderos, mejora sus terminales, penetra su hinterland hasta el núcleo central de España».
Lo que ahora es la isla de Zorrozaurre, en 1925 era la Ribera de Deusto. No había canal, del que se empezaría a hablar como posible proyecto en 1926, recién anexionada la anteiglesia. Entonces se planteó abrir el paso para lograr «un mejor aprovechamiento de la vega para el servicio marítimo y comercial». El canal se proyectó en 1929 con una apertura total que iba a ir desde el frente de los astilleros Euskalduna hasta Elorrieta, pero su apertura quedó interrumpida por la guerra civil. En 1925 el espacio que ocupa ahora era una zona de huertas, con casas y algunas fábricas dispuestas a lo largo del camino de la ría.
Una vista actual de Zorrozaurre y la Ribera de Deusto desde un lugar próximo a donde se filmó la película. Pablo del Caño.
Esta joya en blanco y negro va a formar parte de la exposición en la que culminará el proyecto 'Ría del Nervión, la vida entre mareas'. Se abrirá el sábado 9 de septiembre a caballo entre el Museo Marítimo y Punta Begoña. Lo que se pretende con esta iniciativa es navegar en el patrimonio inmaterial de la ría, conocer de dónde venimos y qué vestigios de toda esa historia se mantienen vivos en la identidad metropolitana. El trabajo lo ha llevado a cabo la Fundación Punta Begoña con la implicación del Ayuntamiento de Getxo y el Gobierno vasco.
María Peraita y Gonzalo Arroita lideran el proyecto y están un poco abrumados por el volumen del material que han logrado recopilar durante meses de investigación: desde cientos de fotografías históricas hasta testimonios de colectivos variados (sardineras, anguleros, boteros, carpinteros de ribera...) y una recopilación de usos y costumbres con las raíces hundidas en la historia (la gabarra, las traineras, la cucaña, las alzadas...).
En ese rastreo llegaron a los archivos del Puerto de Bilbao, veta riquísima de información histórica. Tiene sentido: primero fue la ría, luego el puerto, y luego la ciudad. La vida floreció aquí alrededor de la actividad marítima y por eso los gestores de las cosas portuarias son también, de alguna manera, los gestores de la memoria local.
En 1925 Bilbao seguía siendo un puerto lineal en el que los amarres llegaban hasta su propio corazón, junto al teatro Arriaga y el puente de Isabel II, ahora del Arenal. Los muelles del Arenal todavía podían acoger barcos de 6 metros de calado y hasta 90 metros de eslora. Bilbao era una ciudad cosmopolita y en vanguardia que se reafirmaba en su tradición portuaria, que se remontaba a sus orígenes medievales.
El debate entre quienes defendían mantener el puerto interior a toda costa y quienes defendían sacarlo al mar cogía fuerza y poco a poco iban ganando los segundos, pero de cara al exterior se vendían las ventajas del modelo tradicional.
En un desván
La cuestión es que en el archivo del ahora conocido como Bilbao Port dieron con la película de donde se han extraído los fotogramas que ilustran estas líneas. Tiene una historia curiosa. A principios de la década de los años 90 del siglo pasado aparecieron unas latas viejas y olvidadas en un desván del Palacio Olabarri, sede del Puerto. Hubo una primera maniobra de conservación y se hizo reconstrucción y copia en 1993, que se despositó en custodia en la Filmoteca Vasca, explican los responsables del proyecto. Pero no fue hasta 2018 cuando se digitalizó en alta calidad mediante una colaboración entre la propia Filmoteca Vasca, la catalana y la portuguesa. Ahora, cinco años después, verá la luz al fin en la muestra 'Ría del Nervión, la vida entre mareas'.
Fotograma de la película.
En el lugar en el que ahora se levantan las torres Isozaki, junto al muelle de Uribitarte, se levantaba el edificio del depósito franco, de cuya fachada se conservan unos tramos. Disponer de este espacio fue una reclamación histórica del Puerto de Bilbao formalizada por lo menos desde 1902, cuando fue impulsada por la Asociación de Navieros. Se defendía la conveniencia de disponer de “un terreno neutro, desnacionalizado (…), en el que todas las mercancías, cualquiera que sea su nacionalidad, tienen libre acceso”. El depósito franco de Santurtzi se inauguró en 1919. Poco despúes y por cuestiones prácticas se resolvió instalarlo en Uribitarte, en los almacenes generales construidos por la Cámara de Comercio de Bilbao según proyecto de Gregorio Ibarreche.
El documento es relevante y ha sido objeto de una tesina y varios estudios de expertos. De ahí ha salido la teoría de que se trataría de un «documental publicitario destinado a la captación de capitales extranjeros», donde «la imagen que se ofrece de Bilbao a través de su puerto es la de un espacio moderno, con la ría como eje de la vida económica y social». En concreto, su objetivo (al menos uno de ellos) sería ser proyectada en la Exposición Iberoamericana de Sevilla cuatro años después de la grabación. En cuanto a su autoría, en principio había sido atribuida a Mauro Azcona, entre cuyas obras está 'El mayorazgo de los Basterretxe', aunque posteriormente se consideró que podría ser obra de Pedro González Blanco y Joaquín Soler. No está muy claro.
El Puerto de Bilbao se extendía desde el Arenal hasta el mar por unos 18 kilómetros de muelles, con las diversas instalaciones, empresas e insituciones relacionadas distribuidas a lo largo de todo el recorrido. Las administrativas se situaban en la parte alta, en la propia ciudad. Era el caso de la Aduana, situada en lo que ahora es la plaza de Pío Baroja.
El edificio, que ahora acoge buena parte de los servicios de atención al público del Gobierno central, fue construido a partir de 1890 según proyecto de Eladio Iturria, que le dio cierto aire señorial. En su día daba directamente a las vías del ferrocarril sobre el muelle, las grúas y los amarres de los barcos, en un punto, el arranque de Uribitarte, donde se concentraban las sedes de varias navieras.
Vistas ahora, esas imágenes son magnéticas porque ofrecen una visión tan lejana de lo muy conocido que es como estar ante otro mundo. La primera secuencia, desde Artxanda, ofrece el recorrido de la ría desde Deusto, todo huertas, hasta el Casco Viejo cubierto de una bruma densa. Luego, en el Arenal se aprecian los trabajos de construcción del muelle, igual que en Ripa, donde barcas cargadas de mineral se amontonaban en perfecto orden.
Fotograma de la película.
Bilbao era un puerto fluvial, lo que supone que tenía que hacer frente a labores de dragado cada cierto tiempo para contrarrestar el depósito de sedimentos aportados por la ría y garantizar el calado adecuado para los barcos de gran tonelaje. El 27 de julio de 1923 se hizo entrega a la Junta de Obras del Puerto de la draga de succión Consulado de Bilbao, cuya recepción efectiva se realizaría el 21 de enero del año siguiente. La Consulado de Bilbao complementaría a la draga Euskal Erria, adquirida en 1922. Como repitieron las autoridades portuarias y la prensa de la época recogió con entusiasmo, la Consulado de Bilbao, construída en los astilleros alemanes de Schichau-Werke en Elbing (hoy Elblag, Polonia) era una draga de sistema Fruehling, que permitía dragar en marcha, sin necesidad de fondear y aprovechando la propulsión del propio barco.
Tira la película de terminología técnica y muestra los trabajos de la «trituradora de roca 'Lobnitz'», de «la draga 'Consulado de Bilbao' con su sistema Fruhling», y muestra los tanques de petróleo en las riberas. Pero uno de los aspectos en los que más se fija es en el rompeolas, «testimonio del genio de Churruca y punto de partida de la evolución de los modernos rompeolas», que «soporta abiertamente el azote del Cantábrico, uno de los mares más bravos del mundo».
CRÉDITOS
TEXTOS: Luis López y Julio Arrieta.
DISEÑO Y DESARROLLO WEB: Anartz Madariaga.
VÍDEOS: Silvia Cantera, Pablo del Caño y Anartz Madariaga.
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