Cómo bucear en la ría para conocer a los abuelos
Un proyecto sobre patrimonio inmaterial indaga en la historia del Nervión y recopila usos y costumbres que determinan el presente
Lo mismo que en la sabana africana la vida retoza alrededor de los pozos y las charcas, en Bizkaia se abreva en la ría de Bilbao. El territorio creció al calor de la actividad comercial del puerto y de la industria surgida en las riberas. Ese entorno determina también los hábitos. Condiciona la gastronomía, las fiestas, las costumbres, la identidad misma de una población que, en buena medida, nunca hubiese recalado aquí si no hubiese existido el Nervión.
De esto va el patrimonio inmaterial, que es la vida misma. Lo está investigando la Fundación Punta Begoña en un proyecto que lleva por título 'Ría del Nervión, la vida entre mareas', en el que también están involucrados el Ayuntamiento de Getxo y el Gobierno vasco. ¿De qué hablamos? De oficios y formas de ganarse la vida vinculados a este entorno que han llegado hasta el presente como los anguleros, las sardineras, los carpinteros de ribera y los boteros; otros que han desaparecido pero que se echan de menos y se podrían recuperar, como las rederas (ahora, cuando se necesitan, se llama a las de Santoña, Lekeitio y Ondarroa). Hay cosas que se van mezclando, como el transporte y la celebración festiva en la gabarra; y la pesca y la competición deportiva en las traineras. También está el ocio y las celebraciones como la procesión del Carmen, la cucaña y las alzadas. Se puede analizar la toponimia, las distintas formas de euskera, las canciones, la comida...
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En esto andan buceando María Peraita, Gonzalo Arroita y Mikel Martínez, el equipo que rastrea en archivos variados y realiza entrevistas con distintos perfiles para analizar eso que se llama patrimonio inmaterial. «En cada puerta que abrimos nos encontramos un montón de cosas», dicen casi desbordados. La idea es que, con todos los materiales recopilados, en septiembre se lleve a cabo una exposición en Punta Begoña. Y quién sabe si puede ser el germen de un centro de interpretación donde se analice lo que somos hoy como consecuencia de lo que fueron los abuelos. Eso se ve en decenas de fotos, de las que en estas páginas hay una pequeña selección.
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