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Los soldados avanzan en uno de los momentos de la grabación.

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Los soldados avanzan en uno de los momentos de la grabación. FOTOS: YVONNE ITURGAIZ

La Arboleda se convierte en Iwo Jima

La asociación Sancho de Beurko graba en el paisaje minero el avance del documental con el que quiere recuperar la historia de los 30 marines vascos que combatieron en el Pacífico

Domingo, 24 de febrero 2019, 18:11

Un pelotón de la 5ªDivisión de los Marines de los Estados Unidos avanza en la niebla por el interior de la isla de Iwo Jima, defendida a muerte por los soldados del Ejército Imperial japonés en lo que se ha convertido en una de las batallas más cruentas de la Segunda Guerra Mundial. Uno de los estadounidenses es el vascoamericano Albert Philip 'Al' Pagoaga, de veinte años. Aún no lo sabe, pero, mientras camina desconfiado y tenso, valle arriba, está a punto de convertirse en un héroe... y en un mutilado de guerra. Tampoco sabe que el grupo está en el punto de mira de un tirador japonés. Los marines avanzan cautos y... «A ver, ¡parad un momento, vamos a repetir!», grita Guillermo Tabernilla.

El investigador de la asociación Sancho de Beurko se gira hacia el realizador santanderino Jonathan Valle, que se detiene, cámara al hombro. «¿Metemos algo más de humo o qué?», pregunta, junto a lo que en realidad es uno de los lagos del paisaje minero de La Arboleda, en Trapagaran. Es una pausa más en la grabación del corto promocional o 'teaser' del documental que quiere producir Sancho de Beurko con el objetivo de «recuperar la memoria de los marines vascos en el Pacífico».

El origen de esta producción es el desmontaje de un mito histórico, la leyenda de que el Ejército de Estados Unidos se sirvió en el Pacífico de soldados vascos para que transmitieran mensajes codificados en euskera, ininteligibles para los japoneses. Tirar de ese hilo falso llevó a los investigadores Guillermo Tabernilla y Pedro J. Oiarzabal hasta otro verdadero que conducía hasta una gran madeja inédita. «Los combatientes vascos fueron un millar, de los que unos 30 lucharon en los Marines», Al Pagoaga (1925-2017), de Boise, Idaho, y cuyos padres eran de Mutriku, fue uno de estos.

Lo que hoy se ha rodado en la Arboleda es «un avance que estará listo para mayo, porque la posproducción llevará su tiempo», explica Oiarzabal, miembro del comité de Historia de La Federación de Entidades Vasco Americanas. «Lo vamos a presentar a su asamblea general, en una reunión que van a tener en Bakersfield, California, para finales de mayo». Además, se lanzará una campaña de crowdfunding para recolectar fondos para la producción.

«Se trata de dar a conocer el aporte vasco en la Segunda Guerra Mundial», explica Oiarzabal, rodeado de marines, en realidad recreacionistas de Sancho de Beurko, pero también de otras agrupaciones. Como Vicente Suárez, que hace de sargento en el pelotón de Pagoaga, y que viene de Oviedo, de la asociación Arhem. Detrás, otro marine, Marcos Ríos, de Ibiza, ayuda a vestirse al tirador japonés, que en realidad es de Trapagarán y se llama Koji Casado Yamasita. «Todo lo que lleva puesto, menos la camisa, es histórico. Hasta el rifle es de verdad, aunque está inutilizado, claro», explica Ríos, que es el propietario de todo el equipo que describe. El resto de las armas son réplicas inertes, no disparan, como se apresuran a aclarar los recreacionistas que intervienen en el rodaje. «Con esto solo te puedes hacer daño si se te cae en un pie», bromea uno de los 'marines'. Los tiros habrá que añadirlos en posproducción. Es la famosa magia del cine.

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