Elizegi desvela en la asamblea que renuncia a la reelección pero no evita el voto de castigo
El 'no' a su gestión y al presupuesto abre un escenario incierto en el que el presidente debe convocar un cónclave extraordinario
La asamblea castigó a Aitor Elizegi y le tumbó la gestión y el presupuesto a pesar de que había anunciado horas antes que no ... se presentará a la reelección en una suerte de sacrificio anticipado en busca de su apoyo del que no obtuvo recompensa. Su minoría entre los compromisarios, la incorporación en el documento de una derrama de 120 euros para hacer frente a la delicada situación económica del club y los mensajes contradictorios lanzados en los últimos días fueron determinantes en el resultado de la votación, en la que sólo logró sacar adelante las cuentas de la pasada temporada. Se abre ahora un escenario de cierta incertidumbre en el que el presidente, casi en fuera de juego para impulsar y defender sus proyectos, está obligado a convocar otra asamblea extraordinaria con el presupuesto como único asunto en el orden del día.
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Las votaciones
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Gestión: 492 compromisarios en contra y 381 a favor.
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Cuentas anuales: 520 votos a favor frentea 368 en contra.
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Presupuesto: 478 miembros de la asambleaen contra y 402 a favor.
El bombazo saltó por la mañana cuando el empresario hostelero dio de forma oficiosa el pistoletazo de salida a la carrera electoral al comunicar que no optará en junio a mantenerse en el sillón de Ibaigane. Su decisión de anunciarlo en la trascendental cita con los socios, un hecho insólito en la historia de la entidad, la había adoptado poco antes de acceder al estadio tras darle muchas vueltas. Prueba de ello es que no lo sabían ni sus más estrechos colaboradores. «Es la última vez que defiendo un presupuesto en este atril, pero desde donde esté siempre voy a estar a vuestro lado», proclamó al final de un discurso en el que lanzó un ruego tanto a los socios como a quien decida dar el paso para gestionar el club en el futuro: que no «miren a otro lado» y que se comprometan en dos hitos «estratégicos» como son la grada de animación y la reforma de los estatutos.
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¿Y ahora qué le espera a la junta?
La sorpresa fue de tal magnitud que cuando finalizó su intervención se hizo un silencio estruendoso en La Catedral, con algunos directivos mirándose con cara de incredulidad. También los grupos opositores se removieron incómodos en sus asientos de la Tribuna Norte Baja porque no se lo esperaban y porque confiaban en que fuera una eventual derrota en las tres votaciones determinantes en el orden del día la que alumbrara un escenario beneficioso para ellos y negativo para el presidente. Elizegi descolocó a todos con una estrategia de choque que sin embargo resultó insuficiente para convencer a sus detractores.
La gestión de la junta fue reprobada con 492 votos en contra y 381 a favor, mientras que el presupuesto, la clave de bóveda en esta primera asamblea celebrada en San Mamés, decayó por 76 papeletas, 478 frente a 402. La directiva salvó con holgura las cuentas del pasado curso y el nombramiento de un nuevo integrante de la junta, un premio de consolación para Elizegi. La derrama de 120 euros para dotar al Athletic de algo de músculo financiero se tradujo en un voto de castigo que ya estaba decidido de antemano, al margen de debates y sobresaltos. Tampoco se ha entendido bien entre los socios la contradicción del presidente sobre la posibilidad de poner un apellido a La Catedral en otro intento de inyectar liquidez en las maltrechas arcas del club. Primero mostró su predisposición a hacerlo y poco después se retractó.
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Han sido varios los factores que han empujado al mandatario rojiblanco a retirarse de la batalla por gobernar Ibaigane, y a hacerlo con tanta antelación. El primero, la propia erosión del cargo, en este caso acrecentada por la crítica permanente en un escenario de «números rojos» por la pandemia y también de decepción generalizada con el rendimiento del equipo. El título de la Supercopa, tras el relevo en el banquillo de Gaizka Garitano por Marcelino, creó unas expectativas que se vinieron abajo con las dos derrotas en La Cartuja, sobre todo ante la Real Sociedad, y en el pobre final de la pasada campaña. La siempre cuestionada dirección deportiva, con situaciones estrafalarias como el 'caso Llorente', tampoco ha ayudado a afianzar la legislatura.
La integración
En esta situación de incertidumbre se produjo una renovación de la asamblea que perjudicó los intereses de Elizegi al dejarle en minoría. Durante toda la semana se ha prodigado en los medios con permanentes mensajes de autocrítica y apelaciones a la responsabilidad colectiva. Y este sábado quiso poner la guinda a esta estrategia, consciente de que un 'no' rotundo en San Mamés le colocaría en un contexto muy delicado hasta junio. El rechazo al presupuesto ha sido un varapalo que le deja muy debilitado de cara a las asambleas sobre la grada de animación y la reforma de los estatutos.
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Hay otro elemento a tener en cuenta en la decisión del empresario bilbaíno. Con la nave a toda máquina, la capacidad de un presidente para aglutinar las diferentes sensibilidades que pueden convivir en una directiva suele ser relativamente manejable. Pero con tormenta las cosas cambian, y mucho. La capacidad de integración de Elizegi había empezado a tener grietas y las voces discrepantes en el seno de la junta se escuchaban cada vez más en las reuniones.
Ha sido un mandato nominal en el que, salvo contadas excepciones, ha sido el presidente quien ha dado la cara, para lo bueno y para lo malo. El personalismo funciona bien y refuerza al protagonista en un panorama de solvencia y con perspectivas de mejora. Pero si no es así el debilitamiento es evidente y la tentación de bajarse del barco de asesores y colaboradores es muy elevada.
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