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Jon Uriarte posa junto al busto de Pichichi en San Mamés la noche de su proclamación como presidente del Athletic. AINHOA GÓRRIZ

100 días de Uriarte en el Athletic: un aterrizaje plácido

Se cumplen cien días desde que Jon Uriarte ganó las elecciones; a pesar de su anunciado electroshock en campaña, los cambios en el club no han sido nada bruscos

Iván Orio

Domingo, 2 de octubre 2022, 01:19

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No se observa igual el Athletic desde el otro lado de la verja que rodea Ibaigane que desde dentro del palacio. Este diagnóstico es común entre los expresidentes. Con mayor o menor intensidad, todos ellos defendieron en las campañas electorales la necesidad de introducir aires de renovación en la entidad rojiblanca en los asuntos de calado. Pero el día a día en la sede de Alameda Mazarredo supone siempre un baño de realidad que atempera los vientos de reforma iniciales hasta convertirlos en una ligera brisa alejada de la revolución.

Han transcurrido cien días desde que Jon Uriarte se impuso en la urnas de manera incontestable a Iñaki Arechabaleta y Ricardo Barkala y su anunciado electroshock –un eslogan con el que buscó diferenciarse aún más de sus rivales– se ha traducido en descargas de baja intensidad y movimientos de piezas que no han alterado las estructuras básicas del club.

Ha sido un aterrizaje plácido el del empresario bilbaíno, que no se ha dejado ver mucho desde que tomó las riendas de la institución y al que la buena situación del equipo en este inicio de temporada le ha concedido una bola extra. Ha llegado a un planeta desconocido internamente y ha emprendido una exploración de su atmósfera en compañía de unos asesores que tampoco antes habían tenido contacto alguno con la gestión en el Athletic.

La directiva ha asumido que es tiempo de análisis sosegados, de entender los entresijos de la entidad, de modificar algunas cosas con tiento, sin estridencias. Ajustes limitados que dejen indemne el engranaje general de la entidad. Nada de los cambios bruscos que podían hacer presagiar los permanentes mensajes en ese sentido de Uriarte en los días previos a la cita con las urnas. No podía ser de otra manera en una junta que necesita un período de aclimatación y aprendizaje.

En Lezama, un asunto muy sensible y siempre en el foco de los aficionados, las alteraciones han sido mínimas, más allá de los relevos en los banquillos de los filiales y de las categorías inferiores –una medida recurrente cada vez que Ibaigane cambia de inquilino–. Hay tres caras nuevas en el organigrama: Sergio Navarro, el coordinador, Ander Vidal, director financiero de la factoría rojiblanca, un puesto de reciente creación, y Mikel González, encargado del desarrollo del equipo y adjunto a la dirección deportiva.

El presidente, durante la concentración de pretemporada en Alemania. MANU CECILIO

Un área cuyo principal puesto sigue vacante desde que la apuesta por el mexicano Carlos Aviña resultara fallida por sus comentarios machistas y xenófobos en las redes sociales hace una década. Pero sólo está vacío oficialmente. En realidad ha sido Ernesto Valverde quien ha asumido este papel porque hay pocos que conozcan tan bien como él los entresijos de la fábrica de talentos y las claves para gestionar la plantilla. Uriarte, en cualquier caso, mantiene abierto el proceso de selección y esta misma semana ha entrevistado a varios candidatos.

Ha habido eso sí algunas pinceladas que pueden ofrecer pistas sobre la particular visión que tiene el presidente sobre el club y que engarza con el espíritu empresarial de que todo el personal debe ser responsable máximo de lo que hace en sus diferentes ámbitos de actuación. También los futbolistas, a los que Uriarte ha dejado claro que su conexión con los aficionados debe ser mayor tanto en calidad como en cantidad, en los entrenamientos y en sus desplazamientos.

Esta filosofía se ha sustentado en dos exigencias muy concretas a las que los jugadores no estaban acostumbrados: quedarse todos al término de las sesiones preparatorias en Lezama para atender las peticiones de autógrafos y fotos de los seguidores; y que algunos representantes del vestuario salgan unos minutos de sus hoteles de concentración en otras ciudades para que los seguidores del Athletic sientan su cercanía. Antes se hacía algo similar, pero ahora es ya una obligación.

Ante la prensa con el capitán, Iker Muniain. IGNACIO PÉREZ

Sorprendió que Uriarte compareciera ante los medios en compañía de los entrenadores y los capitanes de los equipos masculino y femenino para establecer sus objetivos de cara a la actual campaña. Faltó concreción, más allá de insistir en la necesidad de mejorar las prestaciones y la clasificación del curso pasado. Pero la escena sí revela el afán del dirigente rojiblanco de que se le identifique con todas las vertientes de la entidad, tanto deportiva como socialmente, a pesar de que sus apariciones son esporádicas y meditadas. No faltó, por ejemplo, a la salida de una etapa de la Vuelta a España en Bilbao.

La junta está integrada por dieciocho directivos –seis mujeres y doce hombres–, aunque el presidente tiene un reducido círculo de confianza con el que debate y adopta las decisiones más importantes. Y aunque los nuevos rectores de Ibaigane se estrenan como gestores de un club de fútbol, el presidente ha marcado claramente las distancias con sus predecesores en el cargo, con los que no mantiene relación alguna. Fue él en persona quien viajó a París para cerrar el acuerdo con Ander Herrera, el hasta la fecha único fichaje de la era Uriarte –el de Guruzeta ha sido heredado de la junta de Elizegi–.

Con Ander Herrera, el día de la presentación del jugador. LUIS ÁNGEL GÓMEZ

El empresario también ha estrenado la era de los contratos generalizados por objetivos en la plantilla. En estos cien días han firmado su renovación Jon Morcillo y Ander Capa, dos futbolistas que por el momento no han entrado en los planes de Valverde –el caso del portugalujo es bastante singular porque la firma de su continuidad ha llegado tras dos años y medio de tiras y aflojas con dos directivas diferentes–.

La gran prueba de fuego para el empresario bilbaíno será atar la continuidad de Iñigo Martínez, el jugador franquicia del equipo. El Barcelona ya presentó una oferta por él en verano y si no hay un acuerdo antes de final de este año –su vinculación con el Athletic concluye el 30 de junio de 2023– podrá hablar con libertad con cualquier club desde enero. Hasta diecinueve rojiblancos concluyen sus contratos en las dos próximas campañas. Ibaigane será un ir y venir de negociaciones constantes.

El grupo de Valverde ha generado ilusión en este inicio de curso y, como se suele decir, cuando la bola entra todo es más fácil. La eventual oposición está además desactivada porque el resultado en las elecciones de Uriarte fue tan espectacular que los seguidores de sus dos adversarios quedaron muy tocados y únicamente pueden permanecer a la expectativa en espera de acontecimientos.

Ya hay fecha para la primera asamblea en la que el empresario bilbaíno deberá someterse al examen de los socios compromisarios. Será el 26 de octubre en el Palacio Euskalduna y encima de la mesa estarán las cuentas del pasado ejercicio y las que han elaborado el presidente y su junta para el presente. La directiva presentará un presupuesto con un déficit cercano a los seis millones de euros. El 'verdadero' mandato de Uriarte empezará ese día y habrá que comprobar si anuncia cambios más profundos. Esto no ha hecho más que empezar.

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