La pesadilla se traslada a casa

El Levante salió a mandar. Por jugadores, aspira a hacerlo. Pero también por entrenador. Porque es lo que quiere Javier Calleja, aunque apenas pudiera hacerlo en Vitoria con una plantilla cortada por otro patrón y limitada para ese fútbol combinativo. Pero el cuadro granota es otra historia y este lunes se notó. El Levante controló el ritmo del partido. Fue el que buscó de inicio proponer con la pelota. Así fue, y el Alavés no encontró la fórmula para frenar ese planteamiento. No logró recuperarla, pero tampoco generar peligro de otra forma. Esa era una de sus virtudes hasta ahora, adaptarse bien a un escenario que no dominase. Pero tampoco le salió al contragolpe.

Sin mucho fútbol y todavía con el Levante como dominador, el Alavés logró mejorar su imagen en el tramo final de la primera parte. Con menos peligro visitante, tímidos acercamientos y algún disparo sin excesivo peligro. Pero cerca del área rival. Hasta que llegó la acción del segundo gol del Levante. El tanto, al filo del descanso, hundió los ánimos de Mendizorroza. En segundos pasó de ver factible el empate a una renta en contra de dos goles muy difícil de recuperar. El gol volvió a llegar, como el primero, de un centro lateral. La forma más efectiva que encontró el Levante para castigar al Alavés.

Luis García buscó alterar el partido desde las sustituciones. Incluso, desde el mismo inicio de la segunda parte, cuando dio entrada a Javi López por un Duarte amonestado. El impacto fue reducido y al poco optó por la gran traca. Tres cambios a la vez, aunque sin alterar el dibujo. Solo el paso de Sedlar de nuevo a la defensa para que Moya formase junto a Salva Sevilla en el centro del campo. Arriba, Sylla, acompañado por Róber en la banda derecha. Una nueva estructura ofensiva que no dio resultado. El Alavés apenas se asomó durante la segunda parte a la portería de un Levante plácido en ese escenario carente de ritmo y actividad. Tres veces tiró entre los tres palos en la segunda mitad, ya con el partido decidido y sin apenas generar inquietud.

El Alavés tenía la oportunidad de recuperar el liderato en solitario, pero en cambio la tercera derrota consecutiva le manda al quinto cajón de la tabla. Fuera de ascenso directo -aunque está a solo un punto- y también por detrás del Levante. Ahora se queda a dos del séptimo. Una clasificación muy comprimida, pero donde destaca su tendencia descendente. Ahora aspira a corregirla en el último partido de la primera vuelta en campo del penúltimo, el Málaga.