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Aficionados de ambos equipos, en el casco viejo. Jesús Andrade

La lluvia no agua otra fiesta del fútbol

Mendizorroza acoge a 14.103 espectadores, la mejor cifra del curso, en un derbi con notable presencia de fieles rojiblancos

Domingo, 9 de enero 2022, 20:23

Mendizorroza vibró este domingo con su segundo derbi consecutivo. Ni la lluvia, presente durante todo el día, ni el frío aguaron otra fiesta del fútbol ... vasco. Pese a las limitaciones de aforo vigentes, el estadio registró su mejor entrada de la temporada: 14.103 espectadores, seiscientos más que en el encuentro de la semana pasada frente a la Real Sociedad. Y, como entonces, fueron muchos los aficionados del Athletic lo que se desplazaron a Mendizorroza.

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Muchos, lo que se trasladaron desde Bizkaia, llegaron varias horas antes del arranque del choque. Durante toda la mañana se pudo ver un mar de camisetas y bufandas rojiblancas intercaladas con otras albiazules por las calles de Vitoria. En especial, en el Casco Viejo. Parte imprescindible de toda buena previa, pese a las inclemencias meteorológicas. El buen ambiente se percibió durante toda la jornada entre dos aficiones que viven un momento dulce de su relación.

La fiesta se trasladó al estadio. Resguardados de la lluvia en la grada, muchos aficionados del Athletic ocuparon pronto su hueco en la grada albiazul. De nuevo, no fue difícil encontrar los colores rojiblancos en el graderío. Camuflados en las zonas con mayoría de abonados albiazules y con mayor presencia en las que acostumbran a estar libres durante la temporada. También destacaron en la repleta esquina visitante, sin apenas huecos libres. 287 entradas envió el Deportivo Alavés a San Mamés, pero fueron muchos más los que acudieron a Mendizorroza por su cuenta.

Poca tensión

Como en las pujantes batallas de gallos, ambas aficionados subieron los decibelios con sus cánticos. Si el fondo albiazul gritaba, el córner visitante subía el tono. Si eran los rojiblancos los que tomaban la voz cantante, Mendizorroza respondía a coro. Tampoco faltaron en su cita a la protesta. También en esos saques de banda disputados que los aficionados de un color veían claro para su equipo y qu e los del contrario no ponían en duda que fuese a su favor.

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Fue un ambiente festivo en el contexto de un partido limpio, sin apenas incidentes y con ritmo. Solo un lance entre Lejeune y Berenguer, así como los nervios de un partido abierto hasta el final caldearon un poco los ánimos. Pero nada empañó un derbi que trajo muchas dosis de normalidad a un fútbol todavía marcado por una situación del todo excepcional.

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