Sergio Fernández, Mendilibar y Trocóniz. Igor Martín

Cuenta atrás para Mendilibar

El contraanálisis ·

En este club la figura del entrenador es como la del curandero, se piensa más en sus poderes mágicos que en la lógica de la medicina

Domingo, 2 de enero 2022, 00:43

Primero, felicitar a Calleja por ser un auténtico caballero, algo que no se puede decir de todos en este club. Y darle las gracias por ... hacernos soñar pensando que ya se había pegado un portazo al fútbol primitivo, o al anti-futbol, e íbamos a ver algo más. Sabíamos que no mucho más, porque con estos mimbres daba para poco cesto. Cuando se le contrató ya comenté que para este equipo me parecía una agradable incongruencia. Está claro que fueron simplemente ilusiones de pato mareado. Porque está claro que soy del Glorioso porque me gusta el fútbol. De no ser así, sería un aficionado pasivo o un ciudadano más que, como buen alavés, estaría encantado que tanto el Alavés como cualquier otro equipo o deportista de la provincia lo gane todo. Pero nada más que eso. Por lo tanto, sentimientos sí, pero fútbol también, que no son incompatibles.

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Y, como la historia se repite, tenemos nuevo entrenador. Siendo honestos a la verdad, tengo que decir que, si alguien puede sacar esto adelante, ese es Mendilibar. Y, como ingenuo no es, ya sabrá que este club es una auténtica trituradora de entrenadores. Por lo tanto, la cuenta atrás ya ha comenzado. Ojalá sea muy larga, será una buena señal. En este club la figura del entrenador es como los curanderos con las enfermedades, pensando más en sus poderes mágicos que en los criterios lógicos de la medicina tradicional.

Su discurso no suele dejar indiferente a nadie. Respecto a su idea del juego, a grandes rasgos, diremos que sus equipos destacan por ser muy intensos, dinámicos y ofensivos, algo que les hace ser, a pesar de lo que se dice de su estilo, muy atractivos. Por ejemplo, las estadísticas casi siempre muestran porcentajes altos de dominio territorial. Se trata de merodear el mayor tiempo posible el área rival y evitarlo en la propia. Por lógica, para tener dominio territorial es imprescindible tener bastante dominio de la posesión. Porque ustedes me dirán cómo se puede atacar mucho sin balón, sería la cuadratura del círculo. Lo suyo es más juego vertical, transiciones rápidas, sin abusar del juego directo a pesar de esa engañosa idea que se tiene de sus equipos. Y, por supuesto, defensivamente la presión alta en el inicio del juego del rival y robar pronto. Claro que todo esto tiene, como todas las cosas en el fútbol, sus pros y sus contras. Y, por supuesto, que los que lo tienen que plasmar en el campo sean capaces.

Y no puedo pasar por alto su animadversión hacia el VAR. Como filosofía, no querer el VAR es como no querer la justicia. Podremos criticar ciertas decisiones judiciales o del VAR, pero nunca como un valor social o deportivo. Ya sabemos que la justicia es buena siempre que nos dé la razón. Ojo, porque con la repercusión que tiene el fútbol y ese paralelismo entre VAR y justicia, falta tienen algunos de que les demos ideas y terminen defendiendo la ley de la selva.

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Le deseo éxito, porque con suerte no le va a dar.

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