Amonestado por protestar
Historias en albiazul. 1945 ·
Corría el año 1945, en plena posguerra, un contexto no muy adecuado para protestar, ni siquiera en el ámbito deportivo. Sin embargo, cuando el Deportivo Alavés se sintió perjudicado por una decisión federativa no dudó en expresar su queja. Sucedió el 14 de enero, en la jornada 17 del Grupo III de Tercera División. El Alavés, que estaba entonces adherido a la Federación Guipuzcoana, luchaba con dos equipos vizcaínos (el Erandio y el Arenas de Getxo) por las dos primeras plazas, que daban acceso a la promoción. Ese día, debido a un temporal de nieve, se suspendieron varios partidos: entre ellos, el que iba a tener lugar en Durango entre la Cultural, situada a la cola del Grupo, y el Arenas.
La Federación Vizcaína decidió que el encuentro tuviera lugar el jueves 18 en terreno neutral, eligiendo como tal el estadio de Ibaiondo. De inmediato, la Directiva alavesista envió un telegrama a la Federación Vizcaína expresando su disgusto por una decisión que favorecía a los areneros, puesto que –aunque Ibaiondo no era el campo del Arenas– estaba situado en Getxo: «Protestamos enérgicamente intento celebración partido Cultural-Arenas en Ibaiondo en lugar de San Fausto. No podemos considerar neutral campo Ibaiondo enclavado residencia uno de los contendientes». El Alavés pensaba que la Vizcaína estaba tratando de favorecer a un equipo de su provincia, por lo que también envió otro telegrama a la Guipuzcoana, pidiendo que «trasladen Federación Nacional nuestra protesta».
A la espera de la resolución de la Nacional, comenzó un larvado debate entre la prensa alavesa y la vizcaína. El diario bilbaíno 'La Gaceta del Norte' escribió que «la información de Vitoria es de una parcialidad lamentable»; 'Pensamiento Alavés' replicó con ironía, hablando de «los cronistas bilbaínos, siempre consecuentes e imparciales». El ambiente parecía «retroceder a las encrucijadas y líos de hace veinte años», cuando el Alavés formaba parte de la Federación Vizcaína, antes de pasar a la Guipuzcoana.
Mientras tanto, las cosas se habían complicado aún más, pues algunos aficionados durangueses se habían comprometido a quitar la nieve de su campo y la Cultural había solicitado disputar el choque del jueves en San Fausto, apoyando los intereses albiazules. Sin embargo, cuando la Federación confirmó a Ibaiondo como escenario, la Cultural –que jugaba como local– decidió no presentarse. De hecho, «se desentendió por completo del asunto, no abriendo las taquillas, ante las que esperaba numeroso público». El árbitro salió al terreno de juego a la hora prevista y declaró suspendido el partido por incomparecencia de la Cultural.
En principio se anunció que el partido se jugaría el 4 de febrero en Durango. Pero, como la Liga terminaba el 28 de enero, ello significaba que, para entonces, ya se conocerían las posibilidades de babazorros y areneros de alcanzar la promoción y era posible que todo el pescado estuviera vendido. Para tener opciones, el Alavés debía ganar en casa al Erandio, el líder del Grupo, y el Arenas debía fracasar ante el Mirandés. Sin embargo, ese día el Alavés perdió 1-2 en Mendizorroza y el Arenas ganó ni más ni menos que 16-0 al Mirandés. El partido pendiente ya no tenía ningún interés, pues Erandio y Arenas promocionaban, mientras el Alavés quedaba tercero y se quedaba sin premio.
De hecho, al final la Federación Española tomó la decisión de dar por perdido directamente el partido a la Cultural y sancionarle con la pérdida de otros dos puntos. No obstante, no le imponía sanción económica alguna, «en atención a los perjuicios que ya ha sufrido», pues acababa de descender a Regional. Además, el acta de la Nacional añadía: «Se le amonesta al Deportivo Alavés por haberse dirigido a la Federación Vizcaína». La protesta albiazul había sido correcta, pero no estaba el momento para saltarse el conducto reglamentario. De hecho, la prensa vitoriana glosó el rapapolvos federativo al Alavés con un críptico «El comentario, a gusto del lector».
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