Alavés1-0 Mallorca
El Alavés respira de nuevoUn gol de Guridi premia el esfuerzo de los albiazules, que recobraron el pulso en un partido completo ante el Mallorca
El Alavés se puso ayer viernes el buzo para sumar una trabajada victoria. Picó piedra de principio a fin. Sin descanso. Cuando más lo necesitaban, ... cuando costaba encontrarle sus constantes vitales y cuando el terreno era más fértil para sembrar dudas, los hombres de Luis García recuperaron esa confianza que se había evaporado en las últimas jornadas. Como si cuando más apretaba el escenario con cinco derrotas en cadena consiguiesen mostrar la otra cara (la A) del casete. La cita requería litros de sudor y Guridi, quien mejor encarna el estajanovismo, devolvió con su gol la alegría a las gradas de Mendizorroza y a una hinchada hambrienta de un triunfo. La victoria fue sufrida, sí, porque enfrente estaba un Mallorca que llegaba a Vitoria como segundo equipo menos goleado en Primera (8 goles) tras un brillante arranque liguero, lo que agiganta el valor del botín.
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Todo salió rodado. Empezando por la defensa. El equipo recuperó esa solidez con la que construyó gran parte de las victorias del inicio liguero. Luis García tenía claro que las lesiones habían abierto una grieta por la que se estaban colando las derrotas. Tanto que en la última jornada probó con una línea de cinco. Una muestra inequívoca de inseguridad.
Así que volvió a una zaga de cuatro, con Aqbar y Pica como escuderos. Al liderazgo del primero se sumó el crecimiento vertiginoso de un canterano que demostró por qué era titular por tercera vez seguida. Benavídez volvió al once para acorazar la defensa. Hacía falta músculo y garra. Pero el uruguayo tuvo que ser sustituido al cuarto de hora por problemas físicos.
Alavés
Sivera; Tenaglia, Abqar, Pica, Manu Sánchez, Blanco, Benavídez (Guevara, m. 16), Carlos Vicente, Guridi (Stoichkov, m. 79), Abde (Carlos Martín, m. 90) y Kike (Toni Martínez. m. 90).
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Mallorca
Román; Maffeo, Copete, Raíllo, Lato; Mascarell (Abdón, m. 78), Morlanes, Chiquinho (Muriqi, m. 56), Navarro (Darder, m. 67), Rodríguez (Luna, m. 78) y Larin (Sánchez, m. 67).
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Mendizorroza 17.212 espectadores
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Árbitro González Fuertes.
El ritmo era frenético. Esa electricidad con la que los albiazules se colocaron al principio de la Liga en las cotas altas de la clasificación con diez puntos y solo el 39% de la posesión. Carlos Vicente fue una pesadilla para Lato. Y Abde demostró por qué García Plaza había apostado por él, tras su notable actuación en Copa. Solo el árbitro, González Fuertes, que demandó su protagonismo y que desató las protestas en las gradas, consiguió enfriar la contienda.
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Luis García devolvió la responsabilidad del gol a Kike García y el veterano ariete no defraudó. Un hombre que fue más bien una isla pero que consiguió víveres hasta debajo de las piedras. Se generaba peligro, pero faltaba colmillo. La ocasión más clara llegó en el minuto 25 en una falta ensayada que terminó con un centro lateral de Guridi. Fue el fiel reflejo del infortunio que venía arrastrando el equipo: el balón se coló entre el poste y el portero para pasearse por la línea de gol sin que nadie rompiese ese fino alambre. La moneda que en Vallecas cayó cruz amenazaba con hacerlo otra vez.
Pero como ese atleta que ve la meta tan cerca, el escenario alentó a un Alavés que se vino arriba. El control del partido era albiazul. Y Blanco y Guevara, los añorados directores de orquesta. Una obra a la que el Mallorca quería cambiar el guion. Iba a dar guerra y cada vez que contraatacaba demostraba por qué arrancó la jornada séptimo. Jagoba Arrasate ha moldeado un equipo en el que el diablo no es sólo la mascota, también sus intenciones. Aunque ayer pagaron el peaje de haber jugado el lunes. Muestra de ello, que Muriqi o Darder arrancasen en el banquillo.
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Un equipo crecido
El menú tenía todos los ingredientes para hincarle por fin el diente a la victoria. Y lejos de adormecer al equipo tras el atracón de dominio en la primera mitad, el paso por vestuarios dio alas a los hombres de Luis García. Lo tenían cerca. Estaba claro que, con el rival acorralado, no había que darle ninguna oportunidad para que pudiese responder. Y en el primer minuto Abde llevó el susto a la portería mallorquinista que desvió un defensa a córner. De ese saque de esquina llegó el cabezazo de Abqar que Leo Román desvió con más fortuna que intención. Kike García completó este arranque vertiginoso que demostró que lo de la primera parte no era un espejismo.
El Alavés estaba tan crecido que Arrasate se vio obligado a recurir a su artillería pesada: Muriqi, Darder y Antonio Sánchez. Unos jugadores que actuaron de revulsivo y que permitió al Mallorca dar un paso adelante. El encuentro se convirtió en una especie de partida de ajedrez en la que cualquier movimiento en falso podía ser letal. Nadie quería encajar gol para proteger a su reina y seguir vivo.
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Y en ese medido movimiento de fichas estuvo más atinado el Alavés. La presión alta que comandó Kike García permitió que Carlos Vicente robase un balón, Guevara abriese a la banda y Tenaglia colgase el balón al área. Esa fortuna que era esquiva ahora sí cayó de cara. Un mal despeje de Mascarell dejó el balón en las botas de Guridi que no perdonó desde el área pequeña. El júbilo en las gradas reflejaba la importancia del tanto, un balón de oxígeno en la clasificación. Y que los jugadores defendieron con garra para aguantar el arreón final mallorquinista.
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