Roca, durante su faena.

Andrés Roca Rey conquista Vitoria

La primera corrida de la feria de la Virgen Blanca de Vitoria se saldó, además, con una oreja para Diego Urdiales y otra para Alejandro Talavante, faltos de ánimo y compromiso

EFE

Viernes, 5 de agosto 2016, 22:45

El joven torero peruano Andrés Roca Rey cortó dos orejas, una de cada toro de su lote, y salió triunfador de la primera corrida de la feria de la Virgen Blanca de Vitoria, una tarde en la que Diego Urdiales y Alejandro Talavante, faltos de ánimo y compromiso, lograron asimismo un apéndice cada uno.

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Fue el peruano el primer triunfador y lo hizo de forma arrolladora a pesar de que no tuviera un lote excesivamente bueno. Desde el primer capotazo se gana a los tendidos y acaba por enloquecerlos con su quietud y seguridad con la muleta.

En su primero escondió la falta de fuerzas del de Jandilla, que se lesionó en una aparatosa voltereta, a base de una seguridad pasmosa para llevar al toro largo en unas distancias muy comprometidas. Cayó baja la espada y todo quedó en un trofeo.

En el sexto repitió oreja, pero la petición de la segunda fue tan fuerte como exagerada, pero es que Roca Rey pisa unos terrenos muy serios y lo hace con una naturalidad que hipnotiza los tendidos. El toro se rajó muy pronto pero el joven matador acabó con un arrimón que desató a los presentes.

Abrió la tarde Diego Urdiales, quien tuvo la oportunidad de estrenarse ante un sensacional ejemplar de Vegahermosa, con clase en la embestida y largo por ambos pitones.

El riojano logró algunos bellos pases sueltos que no hicieron otra cosa que demostrar la excelente condición de un animal para haber cuajado una faena de mayor intensidad. Al final, la brevedad con los aceros sirvió para que Urdiales recibiera el primer trofeo de la Feria.

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El cuarto se rajó muy pronto y la porfía del torero de Arnedo en tablas fue insulsa.

Tampoco Talavante puso toda la carne en el asador. En su primero, acompañó las embestidas de un astado falto de fuerza en una labor aseada pero carente de transmisión; mató de una estocada suficiente para cortar una oreja.

En el quinto, un sobrero de pobre presencia, no fue capaz de solventar los cabezazos del de Jandilla y a los múltiples enganchones en la muleta los remató con un mal uso de los aceros.

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