Nerea Hermosa: «Fue la mejor decisión que he tomado»

Después de su primer año en la Universidad de Georgia Tech, donde ha competido en la NCAA, la alavesa Nerea Hermosa se siente con razones para alargar la experiencia americana en Atlanta. Tras un final inesperado de la competición debido al coronavirus, su verano se divide entre Bernedo y Vitoria. A sus 19 años, sus sueños se van cumpliendo. Esta futura ingeniera industrial ve la vida desde sus 196 centímetros de talento, consciente de que representa la nueva savia del baloncesto nacional. A pesar de ser novata en la liga universitaria, ha promediado 20 minutos con 6,1 puntos y 4,5 rebotes para ayudar a su equipo a concluir en la séptima posición de su conferencia.

- El coronavirus trastocó sus planes y tuvo que acabar antes su primer año en la Universidad de Tech, ¿cómo lo ha vivido?

- Cuando empezó la pandemia vine a España y nos recomendaron el regreso en el mes de marzo. Teníamos entonces el torneo NCAA pendiente, que es el que se celebra de manera global en todo Estados Unidos, y no pudimos disputarlo. La Liga ya la habíamos terminado clasificadas a media tabla, pero después vienen los torneos. Y también me habían convocado con la selección U20 para disputar el Europeo, pero todo se suspendió.

- Primera experiencia americana y sus números en pista no son los de una novata: 20 minutos, 6,1 puntos y 4,5 rebotes, ¿satisfecha?

- Yo pensaba que iba a jugar muy poco. Dicen que el primer año se disfruta de pocos minutos y más cuando es una Liga colocada en el Top 3 de Estados Unidos. He disputado minutos. He salido en el quinteto inicial, pero luego hablé con la entrenadora para que me metiera en la rotación. Me sentí más a gusto, porque no tenía tanta presión y podía observar el partido. En el tiro libre no he estado acertada y tengo que trabajarlo más pero, por el contrario, sí he mejorado mucho mi tiro de 3-4 metros, que es mi favorito. Además, he jugado de cinco.

- Jugar en esa posición de center en una liga tan física y como rookie, ¿tiene más mérito?

- (Risas). Bueno, es verdad que me he encontrado con pívots más grandes y, sobre todo, muy físicas. Durante la cuarentena he hablado mucho con mis entrenadores y me han dicho que el año que viene quieren que salga más y me atreva con mi tiro de tres. Este año no lo he hecho tanto porque prefería pegarme más en la pintura.

- ¿Qué le ha sorprendido de lo que se ha encontrado?

- Sin duda, los pabellones en los que jugamos, que son como los de Liga ACB. Viene mucha gente a vernos, hay mascota, animadoras y después del partido vienen a pedirnos autógrafos. Tienes ruedas de prensa, tenemos nuestra taquilla, con todo el material que necesitamos. Es como de película.

- Cuéntenos cómo ha sido su día a día al margen del basket.

- Me he adaptado muy bien a la cultura americana y al ritmo del equipo. En mi caso la comida no ha sido problema, porque en el comedor para deportistas había mucha variedad y todo estaba bueno. En cuanto al estilo de vida, no he notado muchas diferencias. No he tenido mucho tiempo para el ocio entre entrenar, jugar y estudiar, además de viajar. Atlanta es una ciudad grande y hemos aprovechado para ir al teatro y al cine.

- ¿Es consciente de que vive un sueño?

- Cuando estás en plena vorágine casi no te da tiempo a interiorizarlo. Pero estos meses he tenido más tiempo para pensar y ser consciente de que soy una privilegiada, de que estoy viviendo una experiencia única. Es la mejor decisión que he podido tomar. Además, en los estudios todo va bien. Yo que quiero seguir la rama del diseño industrial, no tengo ninguna queja.

- ¿Los americanos siguen sin situar España en el mapa o es una leyenda urbana?

-(Risas). Muchos siguen pensando que España está en México. A veces no entienden el inglés-español, pero con el idioma he hecho progresos. Tenía un nivel muy alto de francés y en tres meses acabé dominando el inglés.