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De izquierda a derecha: June Macareno, alumna de la ikastola Lauro; Luis Lizasoain, exprofesor de la UPV/EHU y colaborador del ISEI/IVEI; Nagore Bilbao, directora de Askartza Claret; y Aster Navas, profesor del instituto Burdinbarra, esta semana en un aula de Askartza. Maika Salguero
Vuelta a clase

Chequeo a los retos de la educación en Euskadi: «Los alumnos ya no prestan atención más de diez minutos seguidos en clase»

Una directora, un profesor, una alumna y un experto debaten sobre los principales retos del sistema educativo vasco, desde las pantallas hasta los idiomas, pasando por la inmigración

Domingo, 7 de septiembre 2025, 00:55

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Acaban las vacaciones y vuelven los madrugones, los cuadernos, las mochilas, el encaje de bolillos para cuadrar clases, extraescolares y entrenamientos. Este lunes arranca de forma oficial el curso académico. Algunos centros educativos ya han tenido la jornada de presentación pero mañana más de 300.000 alumnos retoman la rutina que abandonaron en el lejano mes de junio.

La comunidad educativa –docentes, directores, estudiantes, familias, autoridades...– afrontan un curso repleto de retos. Ninguno es nuevo, pero son de enorme magnitud: el uso de las pantallas en clase, la acogida de alumnado extranjero, el conocimiento de euskera, la vocación docente, el trato con las familias, el nivel académico, la preparación de los chavales para la vida adulta...

ELCORREO ha querido pulsar la opinión de distintas personas que viven esta realidad a pie de aula, que conocen la realidad de nuestras escuelas, colegios e ikastolas y se desviven por hacer de la educación vasca un referente. Nagore Bilbao, directora de Askartza Claret (Leioa); Aster Navas, profesor de Lengua Castellana y Literatura y exdirector del instituto Burdinbarra (Trapagaran); June Macareno, alumna de 2º de Bachillerato de la ikastola Lauro (Loiu), que quiere estudiar Filología Hispánica; y Luis Lizasoain, exprofesor de Métodos de Investigación y Diagnóstico en Educación en la UPV/EHU y colaborador del Instituto Vasco de Evaluación e Investigación Educativa se dan cita en Askartza en la tarde de un día de esta pasada semana. El objetivo es departir en un coloquio sobre los distintos retos del sistema.

Cada uno tiene su visión particular, pero durante la charla contrastan puntos de vista, debaten y, a menudo, se conceden la razón. Se enriquecen. Experiencia y juventud se dan la mano en una conversación que explora asuntos espinosos, desde las pantallas al euskera, pasando por el alumnado inmigrante y el respeto a la autoridad de los docentes. La conclusión principal es una: «necesitamos a todo el mundo remando juntos para sacar esto adelante».

Pantallas

«Hay un problema muy grande de comprensión lectora»

«Yo antes daba una clase magistral que podía durar 45 minutos. Ahora eso es imposible, los alumnos ya no prestan atención más de 10 minutos seguidos. En cuanto pasa ese tiempo, tengo que ponerles una actividad». La frase la pronuncia Navas, con 39 años de experiencia docente. Sentada a su lado, Macareno asiente. «Es algo que he notado muchísimo más en ESO que en Bachillerato, pero es verdad, tengo amigas que desconectan».

«Debemos educar en valores y fomentar la capacidad crítica, la empatía, el sentido de justicia y dignidad y la solidaridad»

Nagore Bilbao

Directora de Askartza Claret

Tras un proceso de reflexión y análisis, Askartza tomó el curso pasado una decisión: retrasar la edad de acceso a las tablets hasta 1º de ESO y reforzar la lectoescritura en las primeras etapas. «Veíamos un déficit tremendo». Navas coincide en que las nuevas generaciones tienen menor capacidad de comprensión lectora, en gran parte por la exposición desorbitada a las pantallas. «Hay un problema muy grande en ese sentido», lamenta. «A muchos compañeros les cuesta entender los textos», coincide Macareno.

No obstante, es innegable que la formación en competencias digitales es imprescindible y que las posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías son inmensas. Navas utiliza la Inteligencia Artificial para diseñar contenidos que luego imparte en clase. Y Macareno recurre a Chat GPT cuando necesita ayuda para un trabajo, por ejemplo. Eso sí, «contrasto las fuentes que cita y, además, primero acudo a fuentes fiables antes de recurrir a la IA». Sin embargo, reconoce que «el corta y pega directo desde Chat GPT existe». Navas también lo ha visto. «Algunos alumnos me entregan trabajos brillantes pero luego no saben hacer el examen».

«La clave es dónde está el límite y encontrar el equilibrio», coinciden todos. Y ahí el papel de la familia es fundamental. Los alumnos deben aprender en casa a usar las pantallas con moderación. «Es importante cenar en familia sin el móvil, esas tertulias son vitales para conocer a nuestros hijos», apunta Bilbao. Porque «cuando no encuentran un referente en casa, lo buscan en otro lado».

«Han pasado 39 años desde mi primer día como profesor y mi mayor miedo era que se me fuera la clase de las manos»

Aster Navas

Profesor en Burdinibarra

Idiomas

«Muchos ven el euskera como una obligación más que como un recurso»

Los datos son llamativos. Más del 70% del alumnado vasco estudia en modelo D, íntegro en euskera. Y, sin embargo, la lengua vasca es una de las grandes asignaturas pendientes. Los propios datos del Gobierno vasco indican que más de la mitad del alumnado de 2º de ESO (13 y 14 años) no es capaz de comprender un texto complejo. ¿Cómo se trabaja en un idioma que muchos no comprenden bien?

June tiene una teoría. Conoce compañeros «que se aprenden de memoria los contenidos, y eso hace que dejen de comprender el idioma». Y eso hace que lo vean «como una obligación más que como un recurso para relacionarse». Esta situación es extensible a buena parte del alumnado vasco, especialmente en entornos no vascoparlantes, aunque Lizasoain es partidario de «no generalizar». Pero da pie a situaciones como la que describe Navas. «La clase se da en euskera, pero en cuanto suena el timbre, los chavales se pasan a un perfecto castellano. La escuela tiene un lenguaje que luego se esfuma. Es algo funcional, utilizan el idioma en el que se sienten más cómodos». «Eso es sintomático de que algo está fallando», igual que sucede cuando «generaciones que han sido educadas en euskera crían a sus hijos en castellano». Para este docente, todo ello es síntoma del «fracaso lingüístico» del sistema educativo vasco, «uno de los elefantes en la habitación del que no hablamos». «Hay que enmendarlo de alguna manera».

«En Bachillerato se mete mucho miedo a Selectividad. Pasar a la Universidad da vértigo, pero me siento preparada»

June Macareno

Alumna de 2º de Bach. en Lauro ikastola

«Se ha invertido mucho en la parte académica del euskera, donde está normalizado, pero creo que no se ha dado el salto a lo relacional, a ver el idioma como una herramienta para relacionarse», apunta Bilbao. A su juicio, no se puede enseñar una lengua sin abordar su entorno cultural. Y añade, en relación al profesorado: «creo que se ha perdido la militancia, hay profesores con la chapa del euskaraldia que hablan en castellano».

Porque, en el fondo, «si hay un problema en la adquisición del lenguaje ya en el idioma materno, de hecho se ve mucho servicio de logopedia, imaginemos en euskera», abunda la responsable del centro. Y esa es la paradoja. «Cuanto más euskera se promueve, menos se utiliza».

La directora de Askartza también es muy escéptica con el trilingüismo. «No creo que sea un modelo que funcione, al menos aquí. Por enseñar Science los niños no van a aprender más inglés y seguramente tampoco ciencias», dice. Aunque sí admite que quizá en otros entornos pueda funcionar. «Pero sí creo en un entorno plurilingüe, con un desarrollo importante de idiomas y cultura, siempre poniendo el foco en la competencia comunicativa», afirma.

Políticas educativas

«A veces existe el riesgo de ver el colegio como un parque de atracciones»

Una queja recurrente entre el profesorado es que van «en zigzag». Es decir, que los giros en las políticas educativas y lo que algunos denominan modas pedagógicas les obligan a cambiar la forma de dar clase. Navas recuerda la «gamificación», por ejemplo: tratar de enseñar por medio de juegos. «En cuanto acabábamos el ejercicio era muy complicado retomar la clase», dice.

Hablan de la LOMLOE, que aboga por el aprendizaje por competencias en detrimento de la memorización (Lizasoain cree que esto es una «falsa dicotomía» y que ambos conceptos deben convivir en un sano equilibrio). «Fue una reforma esperanzadora pero se ha burocratizado», opina Navas, que cuenta cómo los docentes rellenan hojas y hojas de Excel con infinidad de parámetros para calcular la nota de un alumno. «Ni siquiera yo podría explicar de dónde sale esa nota», se resigna. Dicen que hay «pocas horas para tutoría y para la atención personalizada».

«Las familias deben ser conscientes de que el colegio llega a donde llega. Nosotros sólo podemos ayudar al alumnado»

Luis Lizasoain

Exdocente y colaborador del ISEI-IVEI

Huyen de generalizaciones, pero Navas cree que en ocasiones «se lo damos todo hecho a los alumnos». Y Bilbao apunta que «a veces se corre el riesgo de ver el colegio como un parque de atracciones». Respecto a la repetición, sí consideran que debe ser una «excepción», pero que eso no implique «que pasen todos porque sí» y que, dice Bilbao, «se denoste la cultura del esfuerzo y se baje la exigencia». Lizasoain hace un apunte porque «la realidad es que quienes más repiten son los alumnos de familias pobres». En cualquier caso, cree que tanto los planteamientos de «dar leña al mono» como «dejar que pasen todos» reflejan «vagancia».

¿Y qué pasa con el respeto a la autoridad? ¿Existe? Macareno opina que sí, aunque «más en Bachillerato que en la ESO». A juicio de Bilbao, hay que «descubrir qué hay detrás de la conducta disruptiva de un alumno: problemas en casa, falta de autoestima...». Lo que sucede, apunta Navas, «es que nos da miedo preguntar a los alumnos cómo se sienten».

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