«Es difícil gestionar la realidad del alumnado extranjero»
Una directora, un profesor, una alumna y un experto debaten sobre los principales retos del sistema educativo vasco, desde las pantallas hasta los idiomas, pasando por la inmigración
El curso pasado, los colegios vascos recibieron 30 nuevos estudiantes extranjeros cada día. En total fueron más de 8.000 de 95 países diferentes. El ... reto de integrarlos es enorme y complejo porque muchos llegan con carencias educativas y emocionales.
«Nos la jugamos como sociedad con la incorporación del alumnado inmigrante», reflexiona Lizasoain. «No puede ser que los tengamos sólo para cuidar de nuestros mayores, debemos incorporarlos como conciudadanos». Y tampoco «que unos pocos centros escolaricen a la mayoría». Porque «sabemos el desenlace, lo hemos visto en las 'banlieu' de París», foco de marginalidad y estallidos sociales.
A juicio de Navas, el de la segregación escolar es otro de los «elefantes en la habitación». Tras un pequeño rifirrafe a propósito de si la escuela concertada está sobredimensionada y de que la escuela pública acoge más alumnado vulnerable –Navas y Bilbao zanjan la discusión admitiendo que en ambas redes hay centros que escolarizan a población pobre, aunque más en la pública–, Navas opina que la escuela vasca «no da una solución» al alumnado extranjero. Recuerda casos de latinoamericanos que «salieron adelante» gracias a que les daban material en español. «Nos da miedo ser incorrectos, pero si hay que dar material en castellano se hace; si no, no salen adelante». A veces, los coordinadores de refuerzo lingüístico y las aulas de inmersión en euskera no son suficientes.
«Cuando era director, me llamaban de Educación para informar de que nos enviaban a un chaval de Chile, por ejemplo, recuerdo muy bien ese caso. Yo les dije que era mejor enviarlo a un centro concertado de modelo A de la Margen Izquierda y que no pensaran en la política educativa sino en salvar al chaval. Nos lo acabaron mandando a nosotros, que somos de modelo D».
«Hace falta una visión humanista», opina Bilbao. «No vale el café para todos, cada caso es un mundo». Lizasoain coincide en que «los centros con mayor complejidad deben recibir más recursos». En cualquier caso, todos están de acuerdo en que ésta es una realidad que se gestiona «con muchas dificultades». Lo bueno es que «aunque hay más diversidad, también hay más recursos».
¿Por qué consideran importante acabar con la segregación? Primero, por justicia social. «Nuestro sistema educativo va bien, pero hay un 20%-25% de chavales que no», dice Lizasoain, casi siempre de familias con pocos recursos. «Si naces en un entorno pobre económica y culturalmente, vas a escuchar un número de términos limitado, y eso hace que pienses poco y peor». Lo único que puede equilibrar la balanza es la escuela. Y segundo, por cohesión social: «El respeto a la diversidad se aprende conviviendo».
Profesorado
«La labor del docente es fomentar el ansia de los alumnos por saber»
«La gente no sabe lo que es ser profesor». «Está poco reconocido». Y eso que es el factor más importante para el éxito escolar del alumnado. «Los que hemos tenido la suerte de tener un buen docente sabemos que te mejora mucho la vida», indica Lizasoain. A su juicio, «la labor del docente es fomentar el ansia de los alumnos por saber».
Pese a la dificultad de la tarea, hay momentos muy satisfactorios. A veces, cuenta Bilbao, reciben correos electrónicos que les arrancan una sonrisa. «Cuando recibes un mail de unos padres que te agradecen tu trabajo es una sensación maravillosa, hace que merezca la pena». En una ocasión, Navas colgó en la sala de profesores un mensaje de este tipo para motivar al personal.
Todos están de acuerdo en el papel clave de los docentes, a quienes cada vez se les piden más cosas: que preparen la materia, den clase, evalúen, abran protocolos por acoso, para prevenir la conducta suicida, organicen actividades, excursiones... «No se les puede exigir que sean héroes, pero sí que hagan bien su trabajo», abunda Lizasoain. Y dan algunas claves para tener a los mejores. «Hay que mejorar la selección y la formación de los docentes, necesitamos que estén bien formados y tengan vocación», opina Bilbao. Lizasoain añade invertir en políticas de mentorías –en las que docentes veteranos acompañan a los nuevos– y de incentivos de tipo no económico «porque los profesores en España y en Euskadi están bien pagados».
El problema es que muchos «no se sienten acompañados, nadie les ha dicho si hacen bien o mal su trabajo». Y eso deriva en que «hay algunos que sacan la plaza y están treinta años sin cambiar nada»; mientras que otros, novatos, «no saben ni adónde vienen». «¿Cuántos compañeros tenéis quemados?», les pregunta a los dos educadores en activo. Ambos asienten.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión