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Los extraterrestres llevan al platillo volante a Betty y Barney Hill, interpretados por Estelle Parsons y James Earl Jones, en 'The ufo incident'. E. C.
El telefilme que provocó un 'boom' de abducciones

El telefilme que provocó un 'boom' de abducciones

Entre fantasmas ·

El número de secuestros extraterrestres se disparó después de que en 1975 la NBC emitió una película que recreaba uno de un matrimonio ocurrido catorce años antes

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Martes, 29 de octubre 2019, 00:47

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'Barry's kidnapping' (El secuestro de Barry) se titula la pieza musical con la que John Williams ilustra la abducción del niño de 3 años en 'Encuentros en la tercera fase'. Demuestra que en 1977, cuando Steven Spielberg rodó la película, el término 'abducción' no era lo suficientemente popular como para sustituir a 'secuestro'. Cuatro décadas después, a cualquiera que oiga la palabra 'abducción' le vienen automáticamente a la mente unos humanoides grises llevándose a alguien por la fuerza para examinarlo en su platillo volante. Pero a mediados de los años 70 los secuestros por alienígenas no solo no formaban parte de la cultura popular, sino tampoco del corpus ufológico.

Fue la televisión la que, como en 1947 habían hecho los periódicos con los platillos volantes, popularizó las abducciones. La NBC emitió en horario estelar el 20 de octubre de 1975 el telefilme 'The ufo incident' (El incidente ovni), protagonizado por James Earl Jones y Estelle Parsons. Interpretaban a Barney y Betty Hill, un matrimonio mixto –él era negro y ella blanca– que creía haber sido secuestrado por los tripulantes de un platillo volante el 19 de septiembre de 1961, cuando regresaba en coche a su casa de Portsmouth (New Hampshire) de unas vacaciones en Canadá. Los seres –cabezones, de piel «gris azulada», boca pequeña, dos orificios en el lugar de nariz y grandes ojos almendrados, según la descripción del hombre bajo hipnosis– les habían sometido a sendos reconocimientos médicos antes de liberarlos con la memoria borrada.

Recuerdos reprimidos

Al despertarse a la mañana siguiente, los Hill no recordaban nada del secuestro. Solo, haberse parado varias veces durante el viaje para contemplar con prismáticos una luz que parecía una estrella y brillaba junto a la Luna, y haberse desviado de su ruta para intentar eludirla, porque creían que les seguía. El 21 de septiembre, la mujer llamó a la Fuerza Aérea para informar del avistamiento. Los investigadores del Proyecto Libro Azul identificaron el ovni en un primer momento con Júpiter, aunque al final cerraron el caso sin una explicación concreta por falta de datos. Tras leer un libro de Donald Keyhoe, el aviador retirado que con su obra 'Flying saucers are real' (Los platillos volantes son reales) había sentado en 1950 las bases del credo ovni, Betty escribió al Comité Nacional de Investigaciones sobre Fenómenos Aéreos (NICAP), la organización privada fundada por el exmilitar.

Los auténticos Betty y Barney Hill, en 1966, con el libro de John Fuller.
Los auténticos Betty y Barney Hill, en 1966, con el libro de John Fuller. E. C.

Los ufólogos del NICAP fueron los primeros que se apercibieron de que los Hill habían tardado en su viaje a casa dos horas más de lo previsto. Descubrieron así lo que se conoce como el tiempo perdido, que los ufólogos achacan a la abducción, cuyo recuerdo borran los captores de la mente de los testigos. Diez días después de los hechos, Betty empezó a sufrir pesadillas en las que ella y su marido eran llevados a bordo de un platillo volante y examinados médicamente. Sueños que contaba a su esposo y que creía que correspondían a recuerdos suprimidos de las dos horas de tiempo perdido. Entre enero y junio de 1964, el psiquiatra Benjamin Simon sometió a los Hill a sesiones de hipnosis en las que recordaron el secuestro al detalle, aunque con discrepancias: los extraterrestres de Betty hablaban en inglés y sabían manejar la cremallera del vestido de la mujer; los de Barney carecían de boca y no se explicaban que el hombre utilizara dentadura postiza.

El periodista John G. Fuller contó en 1966 la historia en la revista 'Look' y, más extensamente, en su libro 'The interrupted journey' (El viaje interrumpido), publicado en España un año después. Aunque en los reportajes y en el libro puede dar la impresión de que el psiquiatra confirma la historia del secuestro, nunca fue así. El doctor Simon creyó desde el principio que el matrimonio había visto aquella noche algo raro en el cielo, pero nada más . «Qué vieron, ni lo sé yo ni lo saben ellos. También estoy seguro de que la 'abducción y el examen médico' tuvieron lugar solo en los sueños de Betty», aseguraba el 28 de octubre de 1975 en una carta al escéptico Philip J. Klass.

Para el psiquiatra, todo el episodio de la abducción había sido cocinado en la mente de una Betty obsesionada por los ovnis y por unas pesadillas que creía basadas en hechos reales, con las que bombardeó a su esposo durante meses hasta que este las incorporó a su memoria como falsos recuerdos. Se escapaba de la especialidad de Simon lo que podían haber visto los Hill al principio, el objeto que observaron con prismáticos y que llegaron a creer que seguía a su coche. Aquella noche había dos luces junto a la Luna, Saturno y Júpiter, pero el matrimonio sólo recordaba haber visto el ovni y una 'estrella' junto al satélite. El investigador escéptico Robert Sheaffer cree que Betty y Barney tomaron uno de los planetas por un platillo volante y, luego, la mente de la mujer hizo el resto. Las dos horas de más de viaje se habrían debido al desvío por carreteras secundarias para escapar del ovni.

Oleada de secuestros

La literatura ufológica seria no otorgaba en 1975 credibilidad a las abducciones. La clasificación de la casuística ovni de Joseph Allen Hynek, por la que la película de Spielberg se titula como se titula, ni siquiera contemplaba los secuestros: entre los encuentros cercanos, los de primer tipo eran en los que el objeto estaba a baja altura; los de segundo tipo, aquellos en los que el ovni alteraba el entorno y dejaba rastros; y los de tercer tipo, en los que se veía tripulantes. Nada de abducciones, a pesar de que el término ya lo había usado Fuller en 'Look' en octubre de 1966.

Barney (James Earl Jones), con el platillo volante sobre su cabeza.
Barney (James Earl Jones), con el platillo volante sobre su cabeza. E. C.

Y entonces se emitió 'The ufo incident', el telefilme en el que se recrea el caso de los Hill y que da por hecho que fue un secuestro extraterrestre. La NBC estrenó la película del 20 de octubre de 1975 y volvió a darla el 9 de septiembre de 1976, y Estados Unidos vivió una oleada de denuncias de sucesos que seguían el patrón del secuestro del matrimonio de New Hampshire. Hasta entonces los ufólogos habían registrado unas cincuenta abducciones, todas denunciadas después de la publicación del libro sobre la de los Hill, mientras que solo entre 1975 a 1977 salieron a la luz cien nuevas. Casos que ya forman parte de la historia de la ufología, como el del leñador Travis Walton, supuestamente ocurrido el 5 de noviembre de 1975 y que el protagonista rentabilizó con un libro en 1978 y una película, 'Fire in the sky' (Fuego en el cielo, 1993).

A finales de los años 70 y principios de los 80, palabras como 'abducción' y 'abducido' no son comunes en la literatura ufológica, donde mayoritariamente se habla de secuestros y, a veces, de encuentros cercanos del cuarto tipo, ampliando así informalmente la clasificación de Hynek. En 1981, el padre de la ufología española, Antonio Ribera, titula su obra dedicada a este tipo de sucesos 'Secuestrados por extraterrestres', y la editorial plantea en la portada: «¿Han sido secuestrados, o 'abducidos', seres humanos por extraterrestres? En este libro está quizá la respuesta...». No lo está, claro, ya que, como todas las obras del ufólogo catalán, 'Secuestrados por extraterrestres' es una traducción al español de diversas fuentes pasadas por el tamiz de Ribera.

La abducciones se incorporan al núcleo central del credo ovni gracias a libros como 'Missing time' (Tiempo perdido, 1981), del pintor abstracto y ufólogo Budd Hopkins, y 'Communion' (Comunión, 1987), del autor de terror Whitley Strieber, reconvertido para la ocasión en víctima de los alienígenas. Hopkins compagina hasta su muerte en 2011 su faceta artística con la de ufólogo que organiza grupos de autoayuda para abducidos que recuerdan bajo hipnosis vivencias similares a las de los Hill. En 1987, propone en su libro 'Intruders' (Intrusos) que el objetivo de los visitantes es crear una especie híbrida, idea que, como otras, reutilizará Chris Carter en 'Expediente X'. En los años 90, el psiquiatra John Mack, profesor de la Universidad de Harvad, otorgará a las abducciones una fina pátina de credibilidad al decir que suponen «un auténtico misterio», algo que no comparten la mayoría de sus colegas.

La parálisis del sueño

Para los psiquiatras y psicólogos, los secuestros extraterrestres tienen su origen en falsos recuerdos cuyo detonante es, en muchos casos, una parálisis del sueño, un episodio en el que durante durante unos segundos somos incapaces de movernos y conscientes de ello. Este fenómeno se da en la transición de la vigilia al sueño y viceversa, y va acompañado de alucinaciones visuales, sonoras y hasta táctiles. Se trata de vivencias traumáticas que, si se desconoce su existencia, pueden aterrorizar al sujeto, quien en ocasiones siente que flota y se sale del cuerpo. Hace muchos años, yo viví una en la que una sombra armada con un cuchillo entraba en mi habitación y no podía moverme ni gritar... hasta que 'sentí' la punta del cuchillo en mi pecho. Por fortuna, sabía de la existencia de estas alucinaciones, así que, sudoroso por la angustia, tras el susto me volví en la cama, cerré los ojos y me dormí.

Los extraterrestres examinan a Betty (Estelle Parsons) a bordo del platillo volante.
Los extraterrestres examinan a Betty (Estelle Parsons) a bordo del platillo volante. E.C.

Este tipo de vivencias está detrás de las leyendas de los visitantes de dormitorio que hay en muchas culturas y es lógico que se haya adaptado al marco de creencias ovni. «La parálisis del sueño es para mucha gente el primer paso en una historia de abducción. El segundo consiste en intentar explicar qué es lo que a uno le ha ocurrido», me decía hace unos años Susan Clancy, entonces psicóloga de la Universidad de Harvard y autora del libro 'Abducted. How people come to believe they were kidnapped by aliens' (Abducidos. Cómo llega la gente a creer que ha sido secuestrada por alienígenas, 2005). De nuestras creencias y de las del terapeuta que nos hipnotice, dependerá que recordemos una abducción alienígena, la participación en rituales satánicos o hasta haber sido víctimas de abusos sexuales que supuestamente habríamos reprimido. Según las preguntas y comentarios del hipnotizador, habremos vivido una u otra cosa.

Betty Hill estaba obsesionada con los platillos volantes e involuntariamente implantó en la memoria de su marido el recuerdo de unos hechos que nunca ocurrieron. La semilla fue la luz para ellos no identificada que vieron junto a la Luna. Catorce años después, la televisión emitió el relato de su experiencia y los secuestros extraterrestres dejaron de ser una rareza para convertirse en algo para convertirse en algo que creen haber sufrido cientos de personas, aunque ninguna de ellas ha aportado una prueba que demuestre que haya sucedido fuera de su cabeza.

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