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Hoy es nuestro día, el de los periodistas queremos decir, así que estamos de celebración. Trabajando, una cosa es contar con jornada en honor a esta labor y otra que la tengamos libre. Es nuestro día al menos a este lado de la frontera, porque el Día Internacional del Periodista tiene lugar cada 8 de septiembre (tampoco hay vacaciones). La fecha la define el santoral, que celebra el 24 de enero a San Francisco de Sales, aunque para ser más rigurosos la decidió Pío XI, quien designaría a este santo francés nacido en el Ducado de Saboya patrón de los escritores y los periodistas en 1923. ¿Por qué él y no otro?, pues por su faceta comunicativa. Destacaba en la actividad literaria, distribuía folletos entre la población y eso le señala como el primer prescriptor de noticias. O eso cuentan. El caso es que queríamos festejarlo con amantes de esta profesión a cuya puerta hemos llamado para compartir localizaciones cercanas que adoren. Y seguir sus consejos visitándolas.
Félix Linares (Bilbao, 1947)
Casi no haría falta presentación, pero si alguien se ha despistado, la primera puerta que atiende a nuestro reclamo es la del periodista que acercó durante años al cine desde 'La noche de…' en la televisión pública vasca. Obviamente, tras una larga trayectoria profesional le hemos visto y escuchado en muchísimos otros programas, pero este ubica hasta al personal más perdido. Gracias a su ejemplo, no cabe duda de que jubilarse en esta carrera no significa apartarse de los medios de comunicación. Félix sigue activo en su canal de YouTube 'Félix Laño' y con los 'Podcast de papel' sobre libros, que comparte junto a buenas amistades y amantes de la lectura. «No somos muy buenos titulando nuestros programas, ya se sabe que las costumbres no deben abandonarse», bromea.
A la hora de elegir un lugar diferente en el que se sienta bien además de en la ciudad, los cines, las librerías y las pastelerías, (admite que es una persona de «apetencias variadas»), prefiere no crear controversia entre campo o playa, así que escoge Bakio por gozar de ambas opciones. «Sirve para cualquier momento, siempre que el tiempo acompañe. Aquí tenemos una extensa playa, que no se me ocurrirá pisar porque está llena de arena, pero que hace felices a mis paisanos, ya que encuentran en el sol las vitaminas necesarias para seguir adelante. Y tenemos el mar que hace bonito, que ayuda a embelesarnos, a quedarnos un rato algo atontados con el cerebro vacío, lo que siempre viene bien para la recarga».
Linares no vive en Bakio, pero sí veranea allí. «Anda que no hace frío como para vivir permanentemente. Y conozco a gente que lo hace, pero bueno siempre ha habido héroes y pusilánimes», continúa con buen humor. «Pongamos que quieres andar, ya se sabe que el ejercicio es fundamental para cuerpo y mente, aquí tienes oportunidades para llanear con pequeñas subidas, bueno, a veces no tan pequeñas, pero tampoco son ochomiles, así que resultan salvables».
En los paseos, afirma, «siempre puedes encontrar algunos perros que te ladran y algunos insectos que te atacan, pero también puede darse el caso de que al final te espere un refrigerio en condiciones. Ya digo, campo y playa; es verdad que no se pueden hacer muchas cosas más por allí, para eso tienes la ciudad a 25 kilómetros, pero siempre puedes charlar con los amigos y jugar una partidita al mus, que es ese juego que mejora al póquer porque no te gastas la herencia y disfrutas lo mismo o más al deber jugarlo con un compañero».
Añade, como extras a su elección, que Bakio es el mejor sitio donde leer a los clásicos de la aventura «mientras ves las olas del mar que ellos recorrieron física mente y nos hacen recorrer a nosotros con la imaginación. Y cuando el sol se pone, nos volvemos a la ciudad y al cine. Y a preparar los materiales para el canal de YouTube y los podcast que hay que alimentar continuamente».
África Baeta (Barcelona, 1969)
El Valle del Baztán y Ultzama ocupan un lugar muy especial en el corazón de la conocida periodista y presentadora de la primera edición del Teleberri en EITB, África Baeta, especialmente las mágicas cascadas de Xorroxin. «Cuando mis tres hijos eran todavía pequeños, solíamos recorrer estos parajes en excursiones inolvidables. Caminábamos rodeados de la belleza de la naturaleza, observando los insectos o los animales que encontrábamos por el camino, jugando a inventar historias, hasta que por fin llegábamos a las cascadas», recuerda.
Durante su rememoración asegura que «a pesar de las aguas frías, bañarnos allí después de la caminata era toda una fiesta y luego llegaban los bocadillos de tortilla de patatas casera». La ruta emprendida en familia comienza en el aparcamiento del pueblo de Erratzu. «A partir de ahí está señalizada. Primero se callejea por el pueblo, antes de llegar a un puente en el que ya se coge la senda hacia Xorroxin. ¡Desde este punto transcurre por un bosque atlántico que es de cuento!», asegura con la convicción de quien la ha recorrido unas cuantas veces.
Aunque nacida en Barcelona, a los 17 años África se fue a Iruña para estudiar Periodismo, en una época en la que no existían estudios de periodismo audiovisual. Allí ha vivido durante años, toda la infancia de sus hijos en concreto, de hecho, en Pamplona tiene su casa. Para especializarse completó un grado en Guion y Programación audiovisual y, como curiosidad, se ha certificado como Coach interpersonal y profesora de Danza Primal en EPTI (Escuela de Psicología Transpersonal Integral), porque la vida no se transita a través de una única vía o dentro de una sola faceta, por suerte somos capaces de desarrollar diversos roles y proyectos.
«Ahora, en invierno, estos lugares siguen repletos de magia y encanto. Navarra tiene ese poder de capturar el alma. La Selva de Irati, el Monasterio de Leire, Roncesvalles, Elizondo… Cada uno de ellos me conecta con recuerdos muy entrañables de la infancia de mis hijos y de los momentos que compartimos durante su niñez», asegura.
Su inclinación por la naturaleza queda clara, quizá tenga que ver con que su padre, muy amigo de Félix Rodríguez de la Fuente, solía viajar junto al televisivo y famoso naturalista por el continente africano. Lo leímos en Wikipedia antes de hacer la entrevista y, como nunca se sabe cuánto puede fiarse uno de la enciclopedia virtual, se lo preguntamos para cerciorarnos. «Realmente no sé como fue, es algo que me contaba él», dice. Lo importante es que sucedió, dato corroborado.
Txema Soria (Portugalete, 1957)
Continuamos la lista de recomendaciones con un rostro conocido de EL CORREO, un compañero que disfruta desde hace no mucho de la merecida jubilación, aunque, incansable, continúa escribiendo sobre gastronomía en nuestro suplemento Jantour (antes lo hizo también aquí, en GPS). Txema Soria empezó a colaborar en medios allá por el año 1975 y durante veintiséis se ha encargado de poner cara visible y letra a 'La Mirilla' en el periódico, por lo que es conocido en salones, eventos y saraos de diversa índole.
«La patria del hombre, según escribió el poeta y novelista Rainer María Rilke, es su infancia. Y la mía, al igual que la de la mayoría de portugalujos y portugalujas, transcurrió en las calles de Portugalete, villa fundada en 1322 por María Díaz de Haro 'La Buena'. Crecimos junto a la ría, recorriendo el Muelle de Hierro, realizado por el ingeniero Evaristo Churruca en 1987, que hizo que la ría se convirtiese en navegable; el Muelle Nuevo, donde sobresalen las edificaciones realizadas con estilos arquitectónicos francés e inglés que datan de finales del siglo XIX y principios del XX, que nos retrotraen a una época floreciente de la villa, y el Muelle Viejo que acaba en la Benedicta, junto a Arelor, antiguo Altos Hornos».
Por eso propone un recorrido entre muelles en el que parece obligatorio detenerse ante el mareómetro, por supuesto también frente al Puente Vizcaya que hermana Portugalete con Getxo desde el 28 de julio de 1983 y en la Plaza del Solar, «que cuenta con un precioso templete y con el ayuntamiento de la villa presidiendo la totalidad del conjunto», añade.
Completa el paseo acercándose al edificio del Puente Colgante boutique hotel, casa de estilo colonial construida por el indiano Manuel Calvo; la estación de La Canilla, creada en 1888, que durante años funcionó como estación del ferrocarril que llegaba de Bilbao; y el Museo Rialia. «Es inevitable recorrer las tres calles que componen el Casco viejo de la villa, Coscojales, Víctor Chávarri y la calle Santa María, donde se encuentra la antigua casa Bustamante. Al final está la Torre Salazar, donde vivió el preboste Lope García de Salazar, autor del libro 'Bienandanzas y Fortunas', y la iglesia de Santa María, que cuenta con uno de los mejores retablos mayores del Territorio Histórico», lista Soria para que nadie pierda detalle.
Profesión manda, y especialización en la misma mucho más, de ahí que Txema no quiera despedirse sin ofrecer algunas propuestas gastronómicas donde sentarse a comer o acercarse a la barra a tomar un pintxo y disfrutar un vinito o lo que cada cual prefiera. Rincones como el bar Txiki «que tiene un solete de la Guía Repsol y un buen bacalao en aceite o unas anchoas rellenas acompañadas con una sidra a presión». El siglo XXI y sus huevos rellenos, o el Mari la Churrera, al final de la calle Coscojales, con estupendas tapas. El restaurante El Hule, en la calle Víctor Chávarri, donde Soria destaca los menús del día; la cocina clásica del El Abra, en María Díaz de Haro; o el Paladar by Zuriñe García, dentro del Puente Colgante boutique hotel, «que cuenta con un comedor donde dan comida de autor y otro con comida tradicional y cuya jefa de cocina es Zuriñe García, que mantuvo durante varios años estrella Michelin en el restaurante Andra Mari de Galdakao».
Azul Tejerina (Zumárraga, 1973)
Tal vez no todo el mundo reconozca su cara, pero muchos no dudarían quién es nuestra siguiente invitada al escuchar su voz. La oyen de lunes a viernes en la Cadena SER / Radio Bilbao, profundizando sobre cualquier noticia de actualidad que se haya producido en Bizkaia. Azul es la directora del 'Hoy por Hoy Bilbao Bizkaia' y tiene muy clara desde el principio la propuesta elegida para engordar este reto cultural y turístico. Escoge, para regalarla a quienes lean estas líneas «una de sus visitas obligadas en verano por vínculos familiares y por desconexión». Nos lleva a Lekeitio, al Faro de Santa Catalina, concretamente.
«El tiempo, la información, el flujo incesante de noticias se detiene en un punto muy concreto de los 150 kilómetros de costa en Bizkaia. Es un lugar a 46 metros del nivel del mar, situado en el cabo de Antzoriz. Su faro ilumina diecisiete millas náuticas, unos treinta kilómetros, en cuanto se pone el sol. Lo lleva haciendo desde su inauguración en el pasado siglo XIX», narra. Precisamente, es en la puesta del astro rey cuando Tejerina recomienda caminar hasta allí, «porque es fácil transitar del azul al negro, del amarillo al rojo y del verde al marrón, mágico».
Suma nuevos datos a las bondades de esta breve caminata, puntos a favor como «el atractivo de tratarse del primer y único faro visitable de todo Euskadi, donde además no necesitamos más que las ganas de dar un paseo de no más de veinte minutos desde el casco urbano del municipio, aunque la carretera llega hasta el mismo punto, convertido ahora en un centro de interpretación».
Allí podrá conocer el visitante la vida de los marineros, empaparse de las rutinas de nuestros arrantzales y los balleneros, nada sencillas, por cierto, porque partir a la inmensidad del océano dejando la tierra y a la familia atrás nunca ha sido tarea fácil ni el oficio mejor pagado del universo, pero fue (y sigue siéndolo) uno de los más ligados a nuestra tradición.
Azul plantea que «el recorrido entre acantilados es otro aliciente más que puede ayudar a los curiosos a decidirse a ir. Si no fuera suficiente, en el faro hay un establecimiento donde poder refrescarse y mirar cara a cara al Cantábrico. El 'chinchín' perfecto». Por cierto, y aunque cambiemos de tema... ¿sabías, lector/lectora, que este brindis no es en realidad una onomatopeya, aunque lo parezca? Se trata de una expresión de cortesía de origen chino, proveniente de 'ching-ching', que significa algo parecido a 'por favor'.
Nunca te acostarás sin saber una cosa más, sobre todo si te dedicas a hacer turismo, porque viajar no significa solo moverse de un lado a otro, sino hacerlo con el interés como mochila, aprendiendo de esos entornos y de sus gentes, de su historia y las narraciones de quienes los pueblan. Y recomendando al regresar lo vivido y sentido, como han hecho nuestros convidados.
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Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
Martin Ruiz Egaña y Javier Bienzobas (gráficos)
David S. Olabarri y Lidia Carvajal
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