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Un verano para intentar salvar los muebles

Un verano para intentar salvar los muebles

La pandemia coloca a la industria del turismo en España ante una campaña estival «durísima», con cancelaciones de último minuto, el cliente nacional como principal objetivo y todo pendiente de posibles rebrotes

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Domingo, 12 de julio 2020, 09:58

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Nunca habían estado tan bajas las expectativas ni costado tanto cumplirlas. Y eso apenas un año después de rozar los 84 millones de visitantes extranjeros y de auparnos al segundo puesto en el ranking mundial de países receptores, sólo detrás de Francia. El turismo, ese recurso en el que siempre se ha podido confiar y que representa el 13% del PIB nacional, se asoma a un escenario inédito en España. El destino de sol y playa por excelencia, con gran tradición gastronómica y un patrimonio cultural envidiable, está siendo vapuleado sin piedad por una pandemia que se resiste a salir de escena y amenaza con extender los rebrotes y complicar más las cosas. Este verano pintan bastos.

Las severas restricciones impuestas al turismo -desde el cierre de fronteras a cuarentenas como la británica, recién levantada-, una crisis económica galopante y la falta de confianza del público se han confabulado para dibujar una campaña «durísima», caracterizada por las cancelaciones en el último minuto y que tiene al viajero nacional como principal valedor. Un desplome que se está cebando con los destinos tradicionales, ubicados en el litoral y las islas y colonizados por grandes cadenas que ahora abren los hoteles con cuentagotas como consecuencia también de la reducida oferta de vuelos. Baleares, Canarias, la Costa Brava, la del Sol, Benidorm... Ninguna de estas zonas escapa a una deriva que llevará años revertir.

Mallorca, al 60% en agosto

La Federación Empresarial Hotelera de Mallorca, FEHM, reúne 850 establecimientos y un total de 200.000 plazas, el 60% renovadas entre 2012 y 2017. Lógico pensar que el Gobierno pensara en el archipiélago cuando decidió ensayar el pasado junio un corredor sanitario de 47 aviones con 10.900 alemanes a bordo -con destino a hoteles y a segundas residencias-.

«Somos empresarios y debemos ir por delante. Teníamos que demostrar que somos un destino seguro y que los protocolos funcionan». Superada la prueba de laboratorio, ahora toca defender la posición, con la dificultad añadida de que la mascarilla es obligatoria en las islas desde mañana, aunque puedan mantenerse las distancias de seguridad.

«Al finalizar junio estaban abiertos un 8% de los establecimientos hoteleros. Cuando acabe julio -precisa María José Aguiló, vicepresidenta ejecutiva de la FEHM- esperamos que sean ya el 52% y que ese ratio alcance el 60% en agosto, siempre a expensas de los cambios que introduzcan las aerolíneas».

En contexto

  • 84 son los millones de turistas que llegaron a España durante el año pasado. Según cifras del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, gastaron 92.337 millones de euros. Más de la mitad de los que nos visitaron eligió alojarse en hoteles, hostales o establecimientos similares.

  • 14.818 hoteles hay en el país (313 son de 5 estrellas) y suman 1.515.608 plazas. En 2019, las inversiones superaron los 2.500 millones.

  • 92% es el peso que tendrán las tarifas reembolsables este verano, frente al 64% de los meses de julio y agosto pasados, según datos de Hosteltur. Las cancelaciones sin recargo animan a los clientes a apurar en busca de ofertas.

  • 27% es el porcentaje de españoles que está seguro de irse de vacaciones este verano (un 7% duda aún sobre hacerlo o no), según datos del CIS. Sólo el 6% se propone salir al extranjero.

  • Aumenta la intención de gasto de los nacionales En 2019 los españoles hicieron 54 millones de desplazamientos por el país, lo que permitió al sector ingresar 12.763 millones. Esto cambiará, aunque se aprecia mejoría en la intención de gasto vacacional (en mayo era del 13% y en junio, del 20%).

  • 70% El portal de búsqueda de alojamientos Booking señala que en abril las reservas de españoles subieron al 70%, cuando suelen representar el 45%.

Las reservas, admiten desde la federación empresarial balear, van «muy poco a poco, entre un 15 y un 30% de media, a la espera de que entren los turistas británicos», liberados desde esta semana pasada de la cuarentena impuesta por su gobierno a los que regresaban a Reino Unido, lo que había desactivado por completo el mercado. Ellos son habitualmente el principal nicho de negocio para el turismo español -18 millones de entradas frente a las 12 de alemanes- y en Mallorca su ausencia ha desdibujado zonas como Palmanova y Magaluf, donde representan el 70% de la ocupación hotelera. «Esta va a ser una temporada muy selectiva, muy 'last minute', pendientes siempre de qué abrir según la marcha de los touroperadores o la situación en las fronteras».

Los incentivos para animar las contrataciones están a la orden del día en todos los establecimientos. La consigna generalizada es dar «todas las facilidades» a los posibles clientes, desde recompensar a los que tuvieron que anular en su momento cuando se declaró la alerta sanitaria hasta cancelaciones gratuitas, incluso de víspera.

Benidorm, un 10% más barato

En Benidorm, Nuria Montes, secretaria general de la asociación hotelera Hosbec, trata de capear el temporal como buenamente puede. «En estas circunstancias, todos los negocios han tenido que flexibilizar al máximo sus políticas de cancelación, lo que se traduce en un escenario muy volátil. Los índices de ocupación -admite- están muy flojos ahora mismo», aunque confía en que la inminente reanudación de operaciones por parte de Tui UK y Jet 2Holidays, los dos principales operadores británicos, dé un giro a la situación.

En Benidorm, el buque insignia de la Costa Blanca, han abierto la mitad de los 142 establecimientos adscritos, lo que significan 23.000 plazas, algo más de la mitad disponibles. Montes asume que no alcanzarán un tirón fuerte de demanda hasta entrado el mes de agosto. «Si me preguntas por precios te diré que éste es un mercado de oferta, que está trabajando a precios aproximadamente un 10% mas baratos que el año pasado. Esto no significa que se tiren las tarifas, es más, el segmento que mejor está funcionando es el del lujo».

«Es tiempo -ilustra Montes- de aguantar como sea. El empresario hotelero ha hecho sus deberes y está en buenas condiciones, el problema va a ser la restauración, el ocio nocturno, el alquiler de coches, los monitores de buceo... toda la oferta complementaria que gira alrededor y que lo va a pasar mal». No es para menos. En España, el 58% de los trabajadores afectados por ERTEs han vuelto ya a sus empleos, un cálculo que no vale para el turismo, que va más lento y cuya marcha está vinculada al verano. En su caso, 782.000 empleos continúan en el alero.

Madrid: empresas cerradas

Tampoco en el interior del país difiere el diagnóstico. En Madrid, sólo el 55% de los empresas relacionadas con el sector -agencias de viajes, guías turísticos, campings, ocio nocturno- ha abierto sus puertas a estas alturas del verano. Vicente Pizcueta, coordinador de la Unión Empresarial por la Promoción de Madrid, recuerda que los últimos estíos la capital había logrado encadenar «crecimientos sostenidos de dos dígitos» pese a tratarse de su temporada baja (la alta es en invierno, cuando se dispara el turismo de negocios y de congresos).

«Todo eso se ha desplomado. La apertura de fronteras es más un deseo que una realidad. El sábado 4 de julio hubo 188 operaciones en Barajas, cuando un año atrás estábamos hablando de 1.237 de media diaria». Según datos de la Asociación Empresarial Hotelera de esta comunidad, sólo un 25% de los hoteles estará abierto este mes, con índices de ocupación del 20% (en 2019 oscilaba entre el 77% de julio y el 63% de agosto). «Se habla mucho del turismo nacional y de cómo puede compensar el vacío que han dejado los extranjeros. Pero eso es imposible, y más con nuestra capacidad de consumo tan tocada. ERTEs, créditos ICO... No es momento de acumular deuda, sino de administrar las fuerzas. Por mucha gente que veamos por televisión en las playas, aún hay más que se ha quedado en casa por miedo».

Costa del Sol: el lujo, al 30%

A 584 kilómetros de Madrid, en Marbella, Jorge Manzur, directora del Anantara Villa Padierna - tres campos de golf y un entorno paradisíaco-, aguanta como puede. Este mes se va a tener que conformar con «una ocupación del 30% cuando había pensado cerrar con tres veces más clientes». Si él lo pasa mal, los restaurantes se encuentran al límite de sus fuerzas. «Parece que están ocupados, pero el distanciamiento social engaña mucho -desliza-. La mayoría de negocios dependemos del turismo extranjero, y eso vale lo mismo para Puerto Banús que para cualquier otro punto de Costa del Sol».

Buena parte de su inquietud deriva, cómo no, de la espantada que han protagonizado los británicos, sus principales clientes, seguidos de escandinavos, belgas y holandeses. Él tiene «muchos amigos, allí y en Estados Unidos, con ganas de venir», pero no les dejan. «La compañía nuestra tiene 'punch', aunque nos estamos jugando mucho y todo tiene un límite. Si persisten los rebrotes, continúan las caídas de ocupación y no hay vacuna, esto es muy difícil de sostener», reflexiona Manzur, que ha ocupado cargos directivos en cuatro de los 5 estrellas de Marbella y habla con conocimiento de causa. «Somos una potencial mundial de turismo, pero echo en falta más organización. No podemos estar todavía discutiendo sobre quién hace los controles, si en origen o en destino. Eso lo que único que crea es incertidumbre». También mensajes que calen, «como han hecho en Viena con ese cheque de 50 euros a cada ciudadano para que la gente gaste en hoteles y restaurantes, y reactive el consumo».

Canarias, sin aviones

«Restablecer la confianza». De eso también están necesitados en Canarias. Así lo asegura Juan Pablo González, gerente de Ashotel, asociación hotelera que aglutina a establecimientos de Tenerife, La Palma, La Gomera y El Hierro, atascados en un 35% de ocupación y con la vista puesta en recuperar la plena conectividad aérea, lo que en el mejor de los casos no ocurrirá «hasta septiembre u octubre». Mientras tanto, los empresarios canarios confían en poder abrir en agosto la mitad de un parque hotelero que supera las 255.000 plazas, «sin comprometer la seguridad de los clientes ni de los trabajadores. No queremos dar al traste con todo lo ganado».

Costa Brava espera franceses

En la Costa Brava, la alegría va por barrios. Mientras en Lloret -que acapara 40.000 de las 84.000 plazas disponibles y donde están radicados los hoteles más grandes- sólo hay abiertos un 20% de negocios, en Palafrugell o Playa de Aro, más elitistas, manejan hasta un 94% de aperturas y ocupaciones medias del 60%, con los fines de semana a buen ritmo. Martí Sabriá, gerente de los hosteleros de la zona centro, tiene todas sus esperanzas depositadas en el viajero francés, que esta próxima semana arranca su temporada vacacional. En este contexto, rebrotes como el de Lleida suponen un perjuicio enorme, «al turista extranjero le entra la duda de si es toda Cataluña la que han vuelto a confinar», advierte. Sabe que la suya es una carrera de resistencia. «El desafío es lograr que los ingresos cubran si no todos los gastos, sí al menos los más importantes». En definitiva, salvar los muebles.

«El Gobierno ha tomado medidas, pero son insuficientes y llegan tarde»

El panorama no puede ser más desolador y las agencias de viajes, que arrastran desde marzo unos problemas de liquidez enormes al haber tenido que reembolsar viajes anulados, lo están sufriendo con especial crudeza. Con sólo 15 países a los que la UE franquea la entrada -fuera quedan China o Estados Unidos, dos de los principales emisores de turistas-, «la recuperación va a ser muy paulatina», advierte César Gutiérrez Calvo, presidente de la Federación Empresarial de Asociaciones Territoriales de Agencias de Viaje Españolas (FETAVE).

«La movilidad sigue estando restringida. Hemos perdido a gran parte del turista extranjero porque es gente a la que ni siquiera se deja venir. Esto lo van a sufrir especialmente los destinos de sol y playa, más masificados: no olvidemos que para que un hotel sea rentable tiene que estar funcionando al 70% de ocupación. Lo mismo pasa con los vuelos, lo que explica que las compañías sólo operen al 25% de lo que lo hacían en 2019 por estas fechas».

Gutiérrez, que calcula que el sector turístico podría perder este año 90.000 millones de euros, cree que el Gobierno no ha estado a la altura del desafío. «Se han tomado medidas, pero son insuficientes y llegan tarde. Bonos turísticos, como está haciendo Italia, medidas fiscales... aquí nada de nada en todo junio. Hay que incentivar la demanda ya, conseguir que los españoles que puedan permitírselo se animen a viajar». También pide que se prorroguen los ERTE hasta el 31 de diciembre, «porque hablamos de empresas que llevan tres meses ingresando 0 euros». Y advierte: «Esto no es como un stock de coches, que si no vendo ahora ya lo haré más tarde. Lo que perdamos en verano no se recupera».

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