El patrón que susurraba a las olas

La nómina de patrones es amplia, pero solo unos pocos son los que marcan diferencias y llevan a sus equipos a ganar banderas. Gorka Aranberri (Zarautz, 4-3-1987), desde su atalaya en la popa de la 'Bou Bizkaia' de Urdaibai, es uno de esos privilegiados. Los denominados top. Su figura menuda -estos días rondará los 57-58 kilos- se agiganta con el remo de gobierno. Pero, de vuelta a tierra después de alguna de sus clases magistrales, recupera el perfil bajo y, siempre que le cuestionan si un patrón nace o se hace, responde que «yo cuando empecé no sabía nada».

Como buen zarauztarra se siente como pez en el agua entre las olas y ese don natural le permite deleitar al gran público con un espectáculo mágico. Esta temporada, sin ir más lejos, se ha sacado varios conejos de la chistera. Como su exhibición en los campeonatos de Bizkaia y Euskadi, así como en la Ikurriña EL CORREO, en la doble jornada de Zarautz y en el largo de vuelta del primer asalto de la Bandera de La Concha el pasado domingo, certificando que es uno de los 'grandes' del momento.

A sus 35 años, además, ha alcanzado ese punto de madurez que le permite «controlar todas las situaciones de regata con total naturalidad», destacan varios de sus compañeros que confían en él a pies juntillas, un factor clave para conseguir victorias. En Urdaibai conquistó cuatro de las seis Conchas que lucen en su palmarés -2011, 2014, 2015 y 2016- y se encuentra a un paso de sumar otra muesca más en la bahía donostiarra. No es de extrañar, por tanto, que la afición bermeotarra le idolatre, aunque no es la única.

Los seguidores oriotarras tampoco olvidarán fácilmente la exhibición que dio en 2017 con la 'San Nikolas' en la segunda jornada de la madre de todas las regatas en medio de un mar embravecido. Los 'aguiluchos' remontaron, con él en la popa, nada menos que nueve segundos precisamente a su actual equipo y se llevaron el triunfo 32 de su historia.

Esa facilidad para empopar y llevar la trainera hizo que cuando comenzaba a despuntar en la 'Enbata' de su localidad natal, el entonces técnico del club, Enrique López, le bautizara como el 'Messi del remo'. El preparador asturiano tuvo ojo clínico, al igual que su homólogo gallego José Manuel Francisco, que en 2011 decidió ficharle para una Urdaibai que venía pisando fuerte.

«En el primer entrenamiento con la trainerilla nos dejó a todos asombrados. Cogía todas las olas y nos dimos cuenta de que era especial», apunta su actual entrenador, Iker Zabala, que en esos años ejercía como remero de la 'Bou Bizkaia'. El bólido azulón había encontrado al mejor piloto posible. Los que han remado a sus órdenes -es la extensión del entrenador dentro del bote- reconocen que «solo hay que preocuparse de darle al palo y hacerle caso».

Esa ascendencia sobre la tripulación es «vital» en el remo. «Gorka no necesita alzar la voz para que le hagan caso y ninguno de los trece remeros duda cuando da una orden. Ejecutan porque saben que casi siempre acierta. Es humano y se puede equivocar, pero en el 95% de las veces da en el clavo. Simplemente es el mejor que he conocido y he tenido a algunos patrones muy buenos como Lujanbio, Arego, Zurinaga, Garma...», apunta Iker Zabala.

Aunque ahora se aferra como un gato encima de la trainera y la lleva estable y volando sobre las olas, Aranberri desembarcó en el remo por casualidad. Se podría decir que pasaba por allí. Y es que cuando estudiaba en la ikastola Salbatore Mitxelena de Zarautz, el hermano de un amigo de su cuadrilla le animó a probar porque necesitaban un patrón y sus condiciones se amoldaban al puesto -un chaval ligero y con nervio-. Aranberri y varios compañeros le hicieron caso, aunque solo él ha hecho carrera.

El aprendizaje en la trainera fue duro. Las reprimendas de los veteranos hacían que en más de una ocasión saliese del agua «con lágrimas», reconoce el zarauztarra cuando echa la vista atrás. Eso, lejos de hacerle desistir, le sirvió de acicate para aprender. De hecho, ahora que se encuentra en la cresta de la ola, Aranberri todavía recuerda a uno de aquellos compañeros, Gorka Segurola 'Txoko', que le alentó a continuar y seguir creciendo como patrón. «Me dijo: 'Perdona las malas palabras y quédate con las buenas'».

La vida de Aranberri durante el verano transita entre Zarautz, localidad en la que reside junto a su pareja y dos hijas; Zumaia, que es donde trabaja -estudió Ingeniería Eléctrica- y Bermeo, donde regresó el invierno pasado. «El verano ha sido un poco duro porque mi mujer también estaba preparando unas oposiciones y tenía el examen en julio. Eso, el trabajo, las niñas y los viajes han complicado la cosa, pero realmente ha merecido la pena porque he disfrutado muchísimo viendo cómo crecía el equipo», señala el zarauztarra.

El invierno resulta más llevadero. Tiene un plan de trabajo que ejecuta por su cuenta y aprovecha para practicar sus deportes preferidos, la bicicleta y correr por el monte. «Aunque en el caso de los patrones no es necesario, a mí me gusta prepararme como los remeros», señala el guía de la 'Bou Bizkaia'. Su instinto para adelantarse a la jugada, colocar la trainera debidamente para aprovechar una ola que «no necesita ver porque la siente» y las dotes de mando en un bloque de la calidad y los vatios de Urdaibai conforman un cóctel explosivo que los 'txos' esperan explotar ganando este domingo La Concha y después la Eusko Label Liga. Aranberri y su tropa velan armas.

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