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Qué leer: Galdós bajo la mirada de Mario Vargas Llosa

El Nobel de Literatura disecciona en este libro el legado del autor de 'Fortunata y Jacinta'

Iñaki Ezkerra

Domingo, 8 de mayo 2022, 01:52

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La trayectoria creativa de Mario Vargas Llosa no ha sido ajena al ensayo ni siquiera desde sus comienzos, en los que supo compaginar ese género reflexivo con su prolífica producción narrativa. Obras como 'García Márquez. Historia de un deicidio' (1971) o 'La orgía perpetua. Flaubert y Madame Bovary' (1975) quizá no alcanzaron en ventas el impacto de 'La ciudad y los perros' o 'Pantaleón y las visitadoras', pero ese hecho solo es atribuible al mercado editorial y a la gran popularidad del género novelístico. No indica que Vargas Llosa no tuviera peso entre sus lectores como ensayista. Lo tuvo ya en aquellos años setenta. Como ensayista y concretamente como impagable introductor crítico en obras de autoría ajena como 'Cien años de soledad' o 'Madame Bovary'. Antes que como un referente de la reflexión política, el escritor de Arequipa se reveló como un penetrante analista, un lúcido guía y un brillante interpretador de las claves ocultas y fundamentales en esos textos literarios que no eran los suyos. Una tarea para la cual eran precisas unas innegables dosis de generosidad, tanto si el objeto de estudio era el fruto de un lejano y difunto autor de culto (Gustave Flaubert, Rubén Darío o Victor Hugo) como si lo era de un escritor todavía vivo que, aunque le ganara en edad, no dejaba de ser un coetáneo como es el caso de Arguedas, Borges u Onetti. Es en el contexto de esa dedicación no exenta de humildad, que nuestro Nobel ha profesado siempre a legados ajenos, en el que se sitúa 'La mirada quieta (de Pérez Galdós)', un ensayo dedicado íntegramente a la empresa literaria del autor de 'Fortunata y Jacinta'.

Ed.: Alfaguara. 352 páginas. Precio: 18,90 euros (ebook, 8,99)
Imagen - Ed.: Alfaguara. 352 páginas. Precio: 18,90 euros (ebook, 8,99)

Lo primero que hay que agradecerle a Vargas Llosa es que no haya caído en la fácil tentación del libro hagiográfico. Lo que se nos ofrece en estas páginas es la mirada de un lector objetivo y honesto que va a saber introducir de la mejor manera posible en la producción galdosiana a quien la desconozca o que va a brindar, a quien ya sea conocedor de esta, un buen número de claves que le permitan entender las propias impresiones que tuvo en su lectura y que quizá no supo racionalizar. El mismo título del ensayo contiene un elogio y también una crítica. 'La mirada quieta' a la que este se refiere es a una operación de taxidermia a la que Galdós somete a los personajes y a la realidad en la que se hallan inmersos «como si lo que narrara fuesen fotografías» sobre las cuales aplica un juicio moral. Para Vargas Llosa, la ética, en la obra de Galdós, está por encima de la política. Y quizá es así entendiendo esta última en el sentido más pragmático, bajo y pedestre. Pero, si como el mismo Vargas Llosa apunta, los textos de Galdós son una clara denuncia de la intransigencia y el fanatismo religiosos, de los que él mismo fue víctima, resulta difícil no situarlo, pese a su idealismo ingenuo, en el reformismo y el regeneracionismo progresistas que, en la última etapa de su vida, lo acercaron al socialista Pablo Iglesias.

El libro de Vargas Llosa es una invitación a la reflexión y a la discusión. No es un pronunciamiento categórico ni una teoría cerrada sobre la figura y la obra galdosianas. Lo que prevalece en estas páginas es más la hipótesis que la tesis; la opinión que la aseveración. Y lo que avala principalmente su tarea de glosa es el concienzudo, profundo e inteligente recorrido que traza por el conjunto de ese legado. Dividido el libro en tres grandes bloques, el primero aborda las novelas que escribió el autor canario; el segundo sus obras teatrales, que Vargas Llosa considera a la altura de las primeras, y el tercer bloque se centra en los 'Episodios Nacionales', valorando en ellos una virtud que hoy se halla, paradójicamente, cuestionada: lo que esos logrados relatos tienen de contribución a la creación de «una sociedad integrada», en la que «gentes de distintas regiones y costumbres se sientan herederas de un pasado común».

Vargas Llosa elogia asimismo en Pérez Galdós que fuera el «primer escritor profesional que tuvo nuestra lengua», pero le hace algunos reproches fundados: que en su producción fuera desigual y, sobre todo, el carácter 'preflaubertiano' de su escritura, que -según él- le impide reparar en que «el primer personaje que inventa un novelista, lo sepa o no, es el narrador», aunque sea omnisciente. En este sentido le pone algunas objeciones técnicas que tienen que ver mucho con la 'teoría del multiperspectivismo' de Henry James. La gran ausencia que hay en este ensayo es quizá la pasión, que lo perdona todo por elevación. Pero, como el amor, la pasión es libre. Ni se compra ni se vende.

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