Cultura, de la oscuridad a la luz
A los espectáculos en vivo y los museos les ha ido mejor que a los cines en un sector condicionado por la incertidumbre y que asiste a nuevos hábitos del público
OSKAR BELATEGUI | TERESA ABAJO | JULIO ARRIETA
Sábado, 1 de enero 2022, 09:59
El año que acaba no ha podido ser el de la recuperación del sector cultural. La incertidumbre generada por la pandemia sigue condicionando a un público ansioso de una normalidad que no llega ni tiene visos de hacerlo a corto plazo. Con permiso de la sexta ola que nos azota, los espectáculos en vivo lo han pasado mejor durante 2021 que las salas de cine, que sufren el cambio de hábitos de unos espectadores que se engancharon a las plataformas de streaming durante el confinamiento y ya no parecen dispuestos a pagar el precio de una entrada.
El coronavirus se recordará como la puntilla a unos cines que quedarán reservados a películas-evento protagonizadas por superhéroes. Al menos, en los teatros el público maduro, todavía temeroso a los espectáculos colectivos, ha visto cómo era reemplazado por espectadores jóvenes en busca de la magia del directo. Estos cambios de hábitos son todavía más evidentes enEuskadi, donde los cines languidecen por la prohibición de introducir comida y la actual limitación del aforo al 60%. Los teatros en cambio han permanecido abiertos todo el tiempo, eso sí, con distintas limitaciones de público.
Donde más optimistas se muestran es en los museos, que recuperan cifras de asistencia todavía lastradas por la falta de turistas. 2022 será un año peculiar para los dos grandes museos vascos, el Guggenheim y el Bellas Artes de Bilbao, inmersos en ambiciosos planes de renovación.
Algunas cosas ya no tendrán vuelta atrás. Ocupados en hablar de series de Netflix, ya no recordamos que 2019 fue el mejor año en una década para los cines españoles, que disfrutaron de unas cifras de taquilla hoy inalcanzables. 2022 obligará a reinventarse a gestores y programadores. Las ayudas de las distintas administraciones deberán ir encaminadas a volver a recuperar a un público que necesita la cultura más que nunca, el calor de la ceremonia colectiva, el alivio del arte en tiempos oscuros.
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Cine
Ni Spider-Man ni Santiago Segura salvan unos cines bajo mínimos
Algo se ha roto y nada volverá a ser igual. 'Spider-Man: No Way Home' estaba llamada a ser la película de estas navidades.Estrenada hace un par de semanas, rebasó en cuatro días los 9 millones de euros y tuvo 1,3 millones de espectadores. Cifras prepandemia que insuflaron optimismo a unas salas bajo mínimos. Sin embargo, la película de la que todo el mundo habla no se ha visto en un cine, sino en Netflix. De 'No mires arriba', la sátira de Adam McKay en la que un meteorito amenaza al mundo, hay carteles por las calles y se escriben columnas de opinión. El ruido en redes, el discurso informativo y la atención del público la acaparan las plataformas.
Con datos provisionales a 30 de diciembre recopilados por Comscore, la asistencia a las salas españolas en 2021 se elevó un 45% respecto al año anterior hasta los 41 millones de espectadores. La taquilla alcanzó los 251 millones de euros, un 45% más que en 2020. Son datos que parecen positivos respecto al año anterior, cuando los cines estuvieron cerrados y sufrieron restricciones de aforo por la pandemia. Pero si lo comparamos con 2019 y una taquilla de 624 millones advertimos la debacle.
'Spider-Man' es la cinta más taquillera seguida de 'Fast & Furious 9' y 'Venom 2'. En cuarto lugar encontramos el primer filme español, 'A todo tren.DestinoAsturias', que ha recaudado 8,5 millones de euros y llevado a las salas a millón y medio de espectadores. Tal como hizo el año pasado con 'Padre no hay más que uno 2',SantiagoSegura lidera la taquilla de un cine español que apenas supera los 40 millones de euros.Solo un título, 'A todo tren.Destino Asturias', rebasa el millón de espectadores.
La peor situación de las salas se vive, por mucho, enEuskadi. A la orden del Gobierno vasco prohibiendo la entrada con comida y bebida, excepto un botellín de agua, se suma la actual limitación del aforo al 60%. Alfonso Benegas, presidente de la Asociación de Salas de Cine de Euskadi (EZAE), lamenta que se haya demonizado el sector y pide planes de recuperación del público. «Se les ha dicho: no vayas al cine, que te contagias», critica.
El uso de mascarilla durante la proyección y la obligación de mostrar el pasaporte covid también han contribuido a la desafección del espectador, según Benegas. «Es más difícil ir al cine que al bar a tomar un pintxo. Nosotros tenemos estudios del Instituto Pasteur y de Estados Unidos demostrando cómo no hay contagios en una sala».
Los exhibidores vascos calculan que han perdido 20 millones de euros desdel inicio de la pandemia. «Si la situación sigue así, las salas pequeñas de 80 a 100 espectadores no van a ser viables y serán las primeras en cerrar».
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Artes escénicas
Programación intensa pese a los «vaivenes» con público más joven
Si en 2020 la pandemia redujo a la mitad la actividad de las artes escénicas, este ha sido un año con muchos escenarios distintos, en cada comunidad y mes a mes. A falta de cerrar las cifras, «el balance de 2021 es mucho mejor, sobre todo en grandes ciudades. Íbamos muy bien hasta el parón de las últimas semanas por la incidencia de la sexta ola», explica Jesús Cimarro, presidente de la Federación de Productoras de Teatro y Danza. Cree que «la normalidad no va a llegar hasta la temporada 2022-2023».
Cuando todo parecía casi como antes, con aforos del 100% y los musicales iluminando la Gran Vía madrileña, vuelven los recortes y cancelaciones. Las productoras vascas ya notaban últimamente «un bajón de público» pese a su demostrada fidelidad. «La apatía, el miedo al contagio y la sensación de que esto no se acaba nunca es algo que está sobrevolando la propia sociedad», dice Amaia Ibáñez, gerente de Eskena. A diferencia de otras comunidades, Euskadi ha mantenido los teatros abiertos todo el año. «Nos vamos adaptando a la situación, aunque con unas estructuras financieras muy debilitadas».
La reducción de aforos, junto al impacto de los cierres perimetrales, es veneno para la taquilla. «Ha habido muchos vaivenes y se ha hecho un esfuerzo para programar con cierta normalidad», destaca Carlos Morán, director del Serantes Kultur Aretoa. La gran acogida de su festival de teatro emocionó a actores tan veteranos como Miguel Ángel Solá. También el Arriaga mantiene el listón alto, con cinco producciones propias y una ocupación media del 70%. José Ignacio Malaina calcula que cerrarán el año con 80.000 espectadores, un 5% más que en 2020. Entre ellos se ve más gente joven, un colectivo que se acercó al teatro cuando no había otras alternativas de ocio.
Es algo generalizado y parte de ese «goteo» de nuevos espectadores llega incluso a hacerse amigo o socio. Entre la gente mayor hay más miedo al virus, se notan ausencias pero aun así «se ha mantenido el vínculo con el teatro. No hemos tenido bajas de socios, les mimamos. Les hemos estado llamando para ofrecerles actividades aunque sea online», dice Ana López Asensio, directora del Teatro Barakaldo. Otra nota común es el refuerzo de la oferta, una programación «intensiva» para recuperar las citas canceladas en 2020. Todos han tenido que poner más de su parte, desde los presupuestos municipales hasta las salas privadas que no tienen ese colchón y los artistas. Pabellón 6 ha hecho suyo el lema de 'teatro de guardia' «gracias a la generosidad de los equipos que han actuado, con lo que supone la reducción de aforos cuando vas a taquilla».
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Museos
Un año de «clara recuperación»para los museos de Bizkaia
Tras la debacle que supuso el impacto del coronavirus en 2020, el año que acaba de concluir ha sido el de la recuperación esperanzadora en los museos, salas y espacios expositivos.
«El balance del año 2021 realizado desde los museos y salas forales es positivo ya que se ha alcanzado el objetivo marcado a principios de año de recuperar la actividad ordinaria de los centros», explican desde la Diputación. Cabe destacar «la ejecución del completo programa de actividades», formado por 26 exposiciones, casi un centenar de demostraciones, cerca de 20 conferencias, la realización de 15 rutas patrimoniales o la completa oferta educativa compuesta por casi un centenar de talleres dirigidos a familias y centros educativos». La red de los museos forales cerró el año con cerca de 100.000 visitantes, «una clara recuperación respecto de las cifras del año anterior, sobre las que se incrementan en un 30%».
El Museo Guggenheim también cerró 2021 con buenos números –más de 530.000 visitantes– con especial éxito en muestras como la de Kandinsky o la dedicada a los 'Locos años 20', y aspira a mejorarlos en el año que arranca, en el que celebrará su 25 aniversario.
Buenas perspectivas
Como precisó su director, Juan Ignacio Vidarte, la primera parte de 2021 fue algo peor de lo esperado, pero se compensó con una segunda «mejor de lo previsto. El museo ha mostrado una capacidad de recuperación muy rápida, lo que nos permite ser optimistas».
En cuanto al Museo de Bellas Artes de Bilbao, cerró el año con 101.409 visitantes, muy por encima de 2020. Al retirarse «las restricciones a la movilidad, la respuesta de los visitantes fue muy positiva», según el director del centro, Miguel Zugaza. Si se toma «como referencia lo que ha pasado desde junio hasta ahora, hemos doblado la asistencia de 2020 y hemos llegado a la mitad de 2019, que tuvo un último semestre de mucha actividad por la exposición de Zuloaga». El Bellas Artes encara este año con optimismo pero condicionado por las obras de su ampliación, proyectada por Norman Foster y Uriarte.
En cuanto a Azkuna Zentroa, recuperó «paulatinamente la actividad prepandemia», llegando a acumular dos millones de accesos para sus múltiples actividades. En lo que respecta a los «proyectos expositivos, se ha producido un importante crecimiento, con casi el doble que en el año anterior».
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