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Los rumores insisten en una secuela directa de Assassin's Creed Origins Ubisoft
Lanzamiento e historia de Assassin's Creed Odysey para Xbox One, PS4 y PC

La Grecia romana se llena de Asesinos

Un repaso a la historia tras Assassin's Creed Odyssey ·

La superproducción de Ubisoft se presentará durante la Electronic Entertainment Expo de Los Ángeles

antonio santo

Miércoles, 6 de junio 2018, 15:21

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El próximo juego de la saga de los Asesinos se llamará Assassin's Creed Odyssey y estará ambientado en Grecia. El anuncio oficial de Ubisoft del pasado viernes confirmó la filtración que, como viene ocurriendo en los últimos años, publicó los primeros datos sobre el juego unos días antes. Tras el éxito de Origins, que recuperó el prestigio de la franquicia y renovó su propuesta lo suficiente como para convencer a crítica y público, parece que Ubi mantiene la senda en esta segunda entrega de la nueva etapa.

Casi siempre que se anuncia un Assassin's Creed aprovecho para recordar las claves básicas de la época histórica en la que se ambienta. En este caso me parece más necesario que en otras ocasiones de períodos más conocidos, como la época victoriana o la Revolución Francesa. Cuando uno piensa en Grecia se le viene a la cabeza su período clásico, Pericles y la edad de oro de Atenas, las guerras médicas contra los persas, la Esparta de las Termópilas… Por otra parte, el subtítulo del juego nos remite a otra Grecia, la homérica de la Ilíada y la Odisea, más mito y literatura que realidad.

Sin embargo, AC: Odyssey no nos sitúa en ninguno de estos momentos. No me hace falta apuntar a tal o cual filtración: el propio tráiler oficial de Ubisoft lo deja bastante claro, aunque sea de sólo 5 segundos. La armadura que llevan los personajes que aparecen en el vídeo es de la época romana; no voy a entrar en los detalles de la explicación porque he empezado a escribirlos y parezco un conspiranoico intentando demostrar que la llegada del hombre a la Luna fue en realidad un vídeo dirigido por Antonio Mercero. Si tuviera que apostar todos mis ahorros, los pondría en que Odyssey será una secuela directa de Origins, incluso manteniendo a Bayek como protagonista (que para algo es el personaje más carismático que ha dejado la saga desde Brotherhood).

Nos situamos, pues, en una Grecia ocupada por Roma, seguramente en la época del segundo triunvirato, del 43 al 31 a.C. Retrasar la historia del juego hasta la coronación de Augusto como emperador nos dejaría a un Bayek ya un poco talludito de más para andar subiéndose a tejados. Además, lo habitual es que los juegos de Assassin's Creed transcurran en épocas con bastante ajetreo político, y aquellos fueron unos años con suficiente jaleo como para que los Asesinos y la Orden de los Antiguos (les faltaban unos cuantos siglos para cambiar de marca) se lo pasaran bien quitando y poniendo gobernantes. Por eso mismo, me la juego a situarlo con mayor precisión en el año 36 a.C., cuando Octavio empieza a mover ficha para llegar a convertirse en emperador

Vamos a echar un vistazo a algunas claves históricas más importantes de Assassin's Creed Odyssey, cinco cuestiones que conviene aclarar para saber exactamente qué nos vamos a encontrar en el nuevo juego de Ubisoft.

1.

¿Qué entendemos por «Grecia»?

El error más común a la hora de hablar de Historia es mirar al pasado con nuestros ojos y entenderlo desde nuestros códigos, en lugar de juzgarlo según su época. Así, hablamos de los países antiguos en los términos actuales, cuando en realidad lo que entendemos hoy por Estado es algo bastante reciente. Grecia nunca fue un país como tal, sino una serie de polis (ciudades-estado) unidas por una cultura más omenos común en la forma de una religión, unos mitos, una lengua y algunas costumbres. En determinadas épocas se aliaban en una confederación, como las sucesivas alianzas que expulsaron a los persas en las guerras médicas (que se llamaban así porque los griegos los llamaban «medos», no porque pelearan con bata blanca). En otras pasaban el rato guerreando unas contra otras, sobre todo entre Atenas, Esparta y Tebas, las tres polis más importantes. Así fue durante la Grecia Clásica, hasta que Filipo II unificó la gran mayoría de polis dentro del Reino de Macedonia. Su hijo, Alejandro Magno, asentó las conquistas de su padre y llevó al ejército griego a conquistar todo el Imperio Persa, lo que dio comienzo al período helenístico. Su imperio no sobrevivió a su muerte, y se dividió en distintas monarquías inauguradas por sus generales más destacados que dedicaron las siguientes décadas a pelearse entre sí, alegremente instigados por una Roma encantada de ocupar su lugar como potencia del Mediterráneo. Assassin's Creed Origins nos sitúa en los compases finales de una de esas monarquías helenísticas, la ptolemaica.

Alejandro Magno en el mosaico de Issos
Alejandro Magno en el mosaico de Issos

2.

¿Cómo era Grecia en el siglo I a.C.?

Grecia y Macedonia se fueron fragmentando progresivamente, y para el siglo II a.C. estaba ya dividido en varias regiones independientes como la Liga Aquea, una confederación liderada por Esparta, y una Macedonia de un poder ya muy disminuido. Aunque en principio los reyes macedónicos mantuvieron cierto control sobre Grecia, el conflicto cada vez mayor con la nueva potencia de Roma fue debilitando más y más ese control. Los romanos acabaron por derrotar a Macedonia y dividirla en cuatro repúblicas supuestamente independientes. Tras un intento de rebelión unos años después, en Roma pensaron que ya estaba bien de marear la perdiz, aplastaron toda posibilidad de resistencia y en el 168 a.C. convirtieron Macedonia en una provincia más.

Poco más de 20 años después, en el año 146 a.C., el ejército romano derrotó a la Liga Aquea. Grecia se convirtió en un protectorado: un territorio protegido contra enemigos exteriores e interiores pero técnicamente autónomo, con gobierno e instituciones propias. En la práctica, lo que eso significaba es que Roma se encargó de la diplomacia y política exterior y, por lo demás, más o menos les dejó tranquilos siempre que pagaran los impuestos y no tocaran mucho las narices. La cosa siguió así hasta que en efecto los griegos empezaron a tocar las narices con una rebelión generalizada en el año 88 a.C., un error que les saldría bastante caro: el general romano Sila arrasó Grecia y les quitó cualquier interés que les quedara por la independencia. Las posteriores guerras civiles romanas, que también afectaron la península griega, terminaron de destrozar la economía de la zona. Los griegos no empezaron a ver algo de mejoría hasta que Augusto se erigió en primer emperador, convirtió Grecia en una provincia más y mandó arreglar un poco las infraestructuras y la maltrecha economía griega. La Pax Romana, el período de paz (para los estándares de la época) inaugurada por Augusto que duró hasta el siglo III, fue el período más tranquilo de la zona en toda la época clásica, y aquello permitió que Grecia se recuperara y floreciera de nuevo.

La vida cotidiana en la Grecia romana del siglo I a.C. era, por tanto, más o menos igual que en el período clásico. La principal diferencia en la organización social es que la antigua nobleza griega desapareció como tal. En su lugar apareció una nueva clase aristocrática formada por, sorpresa, los ricos (que venían a ser los nobles de siempre más los plebeyos enriquecidos). Los comerciantes griegos, favorecidos por la paz continuada y las mejoras implementadas por Roma, también fueron ganando importancia y formaron un sector financiero que era, en cierta manera, una forma primitiva de capitalismo. En resumidas cuentas: el jugador no se va a encontrar en Odyssey una sociedad muy distinta a la de Origins: otro paisaje y ciertas costumbres diferentes, pero una sociedad y hasta una arquitectura bastante similares. Dado que Egipto se había helenizado mucho durante el período ptolemaico y la propia Roma era, como veremos, todo lo griega que podía ser, la Grecia romana no era muy diferente de cualquier otra provincia o protectorado.

Estatua del Emperador Augusto
Estatua del Emperador Augusto

3.

El segundo triunvirato y Grecia

Mi apuesta para Odyssey es que viviremos el segundo triunvirato, quizá incluso hasta que Octaviano se autoproclama emperador de Roma bajo el nombre de Octavio Augusto, así que vamos a repasar un poquito aquellos años. No es que me apetezca hablar de política de hace 2.000 años: la cuestión es importante porque los juegos de Assassin's Creed siempre nos proponen convertirnos en protagonistas de la Historia, y eso implica necesariamente meter la nariz en política. Además, ocurre que la política romana, de por sí bastante peliculera, en esta época logra que Juego de Tronos parezca Peppa Pig. Hagamos un poco de memoria: en Origins asistimos a la disolución del primer triunvirato, la ascensión al poder de Julio César y su asesinato en las escaleras del Senado en los idus de marzo. Antes de que alguien grite «¡spoiler!», le recordaré que esto se estudia en el colegio desde que existen los colegios y que sale en los tebeos de Astérix (menos la parte en la que convierten a César en un alfiletero). Como decía, la política de esta época es un lío, así que agárrese el lector que vienen curvas.

Tras el magnicidio de César, el triunviro Marco Antonio expulsó a los conspiradores Casio y Bruto a Grecia y se proclamó dictador. Se las tenía muy felices, pero no contaba con que César había nombrado heredero a su sobrino Octaviano; como los miembros del Senado detestaban a Marco Antonio con todas sus fuerzas, reconocen la autoridad de Octaviano y le encargan que ponga en su sitio a Marco Antonio. Como a su vez Octaviano no se fiaba del Senado, se reunió con su enemigo en secreto en una reunión a la que invitaron también a Lépido, un político importante en Roma que había sido procónsul con César y ostentaba el importante cargo religioso de Pontífice Máximo. Entre los tres deciden que al Senado le pueden dar por las siete colinas y que ellos se quedarían con el poder absoluto. Volvieron a Roma y dejaron clara su postura ejecutando a 300 senadores (incluido un tal Cicerón) y 2000 caballeros (militares aristócratas).

El siguiente paso para la consolidación del poder del triunvirato fue marchar sobre Grecia, donde Casio y Bruto aún controlaban un ejército fiel al Senado. No era sólo una cuestión de acabar con el penúltimo foco de resistencia (aún habría más, pero eso es otra historia): se trataba de reunificar todo el territorio de Roma, pues las provincias orientales seguían fieles a la República, mientras que las occidentales apostaban por el nuevo modelo de gobierno dictatorial representado por los triunviros. Tras dos durísimas batallas en Filipos, las legiones de Octaviano y Marco Antonio lograron derrotar a sus enemigos. El mérito fue principalmente de Marco Antonio, un general experimentado y brillante; Octaviano, por entonces un jovencito de 21 años sin mucha experiencia, estuvo a punto de ser capturado por Bruto en un ataque sorpresa en el que llegaron a capturar su campamento. Tras las batallas, volvieron a la ciudad de Roma y decidieron repartirse todo el territorio para no estar sacándose los ojos entre sí. Marco Antonio, líder indiscutible tras las victorias en Filipo, pidió para sí las ricas provincias de Oriente, desde Egipto hasta Armenia. Octaviano se quedó con Italia y las provincias occidentales (las Galias e Hispania). A Lépido, que se había quedado tranquilamente en Roma mientras los demás blandían el gladius en Grecia, le dieron las provincias africanas. Seis años después Octavio le quitó África a Lépido y lo dejó sólo como autoridad religiosa, lo que venía a ser lo mismo que apartarlo de la vida política.

El reparto probó ser fatal para Marco Antonio: puede que Octaviano no fuera brillante en las batallas de Filipo, pero demostró ser mucho mejor político que él. Establecido en la ciudad de Roma, con su enemigo muy lejos sin posibilidad de influir en la vida pública de la capital, Octaviano logró meterse en el bolsillo a nobles y plebeyos y derrotar uno a uno a todos sus enemigos hasta convertirse en señor absoluto de la Roma occidental. Mientras tanto, Marco Antonio se había establecido en Egipto para entregarse a una vida lujosa. Empezó a perder batallas y repudió a Octavia, hermana de Octaviano (no le daban muchas vueltas al tema de los nombres), para hacerse amante de Cleopatra. En definitiva, se lo puso muy fácil a Octaviano para destruir su prestigio; las intrigas palaciegas y maniobras políticas son muy numerosas y complejas como para enumerarlas todas, pero al final Octaviano logró que el Senado nombrara a Antonio traidor a Roma y revocara sus poderes, para después declarar la guerra al Egipto de Cleopatra, lo que forzó a su enemigo político a tomar partido por su amante y, de facto, . Octaviano ya no era ningún novato, y en dos batallas aplasta al ejército de Antonio y Cleopatra, que como es sabido acaban suicidándose. El segundo triunvirato murió igual que nació: con un baño de sangre. Pocos años y muchas maquinaciones después, Octaviano remató la jugada proclamándose Augusto, primer emperador de Roma.

James Purefoy interpretando a Marco Antonio en «Roma»
James Purefoy interpretando a Marco Antonio en «Roma»

4.

Grecia, la derrotada vencedora

Nos acercamos al final de este artículo, lo prometo. Seré breve en esto. Puede que muchos jugadores se pregunten, al recorrer las ciudades griegas que encontraremos en Odyssey, por qué todo parece tan romano. El asunto es que es al revés: más bien Roma era muy griega, todo lo que se podía ser sin empezar a fabricar yogures. Los ejércitos de Roma conquistaron Grecia, pero los filósofos y artistas griegos se adueñaron de Roma. Los romanos eran en origen un pueblo guerrero más bien primitivo; fue su contacto con la cultura griega a través de las colonias del sur de Italia, y sobre todo a partir de las conquistas de Macedonia y Grecia, lo que los hizo evolucionar. Como dijo Horacio, «la cautiva Grecia capturó a su rudo conquistador». Roma copió la arquitectura y el arte griego sin apenas cambios; su literatura imitó a los clásicos, desde la épica homérica hasta el teatro trágico; la aristocracia romana hablaba griego y hacía estudiar a sus hijos con instructores helenos; e incluso su religión era básicamente la misma que la griega con los nombres cambiados. Con el paso de los siglos el latín se convertiría en una lengua vehicular con un enorme peso cultural que llega hasta nuestros días; al fin y al cabo, desde Cádiz hasta Rumanía nos comunicamos en lenguas hijas del latín. Con el paso de los siglos, la expansión de la República y el Imperio por Oriente, junto con su propia idiosincrasia, lograrían que su cultura se diferenciara de la griega; pero en esencia, los cimientos de la cultura romana están en Grecia.

Ágora romana en Atenas
Ágora romana en Atenas

5.

Figuras clave de la época

Hemos visto ya unos cuantos nombres que es probable que aparezcan en Assassin's Creed Odyssey. Seguro que reaparecerá Cleopatra, y lo normal es que conozcamos también a Marco Antonio, al que hasta ahora sólo se ha mencionado. Igualmente, Octaviano debería jugar un papel muy importante. Quizá Lépido, que acabó haciendo de convidado de piedra en el segundo triunvirato, no aparezca o tenga un papel testimonial. Por supuesto, Cayo y Bruto aún tienen mucho que decir hasta su derrota en Filipos. Además de estos personajes, hay otros importantes a tener en cuenta:

Cesarión, hijo de César y Cleopatra. Co-reinó junto a su madre y ostentó el trono de Egipto a su muerte hasta que Octaviano, al que no le gustaba dejar cabos sueltos, lo mandó matar para no tener competencia como heredero de César en sus aspiraciones imperiales. El asunto es que no está claro del todo si murió o logró escapar y ocultarse bajo una identidad falsa; de un modo u otro, no volvió a ejercer ningún papel en la Historia. Si aquí no hay materia para conspiraciones y misiones secretas, que baje Júpiter y lo vea.

Cicerón: político, filósofo, escritor y uno de los mejores oradores de la historia. Fue cónsul y, como defensor a ultranza del sistema republicano, se enfrentó a César primero y a Marco Antonio después. Este último se acabó hartando de sus invectivas y lo mandó ejecutar.

Marco Vipsanio Agripa, general y político, mano derecha de Octaviano y una pieza importantísima en sus victorias militares.

Seguro que me dejo muchas cosas en el tintero: ni soy historiador ni aspiro con estas líneas a ser totalmente exhaustivo. Además, todavía no se sabe a ciencia cierta el momento exacto ni la región concreta en la que se ambientará Odyssey, ni por supuesto los personajes que Ubisoft puede inventar o incorporar a la historia. Aun así, con esto tenemos el retrato a brochazos de una época tan convulsa como apasionante; un momento perfecto para ambientar un juego de Assassin's Creed y animarnos a asistir en primera persona y, quién sabe, también a dar forma a la Historia.

Busto de Marco Tulio Cicerón
Busto de Marco Tulio Cicerón

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