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Pequeños economistas en casa o cómo enseñar a planificar un proyecto

Proyectos sencillos para incentivar la planificación económica, reforzando la autonomía, la responsabilidad y la cultura del ahorro

Domingo, 7 de diciembre 2025, 21:47

Hablar de dinero en casa a veces nos resulta complicado. Sin embargo, enseñar a nuestros hijos e hijas a gestionar sus pequeños ahorros y a planificar proyectos es una de las lecciones más valiosas que podemos transmitirles. No se trata de convertirlos en expertos financieros de la noche a la mañana, sino de darles herramientas para que, en el futuro, tomen decisiones económicas responsables y conscientes.

La educación financiera empieza con gestos sencillos del día a día. Desde la paga semanal hasta la planificación de un pequeño proyecto, cada oportunidad es buena para que nuestros txikis aprendan el valor del esfuerzo, la importancia del ahorro y la satisfacción de alcanzar una meta por sí mismos.

Proyectos a su medida: de un juguete a una excursión familiar

La clave para que los niños se involucren en la planificación económica es empezar con proyectos que los motiven. Puede ser la compra de ese juguete que tanto desean, la organización de su propia fiesta de cumpleaños o incluso la planificación de una excursión familiar al Bosque de Oma. Lo importante es que el objetivo sea claro, alcanzable y, sobre todo, emocionante para ellos.

Una vez elegido el proyecto, podemos sentarnos con ellos y hacer un pequeño presupuesto. ¿Cuánto dinero necesitamos? ¿De dónde lo vamos a sacar? ¿Cuánto tiempo nos llevará conseguirlo? Estas preguntas, adaptadas a su edad, les ayudan a entender que el dinero no aparece por arte de magia, sino que requiere un esfuerzo y una planificación.

Gastos necesarios y caprichos: aprendiendo a priorizar

Un proyecto sencillo, como organizar una merienda de cumpleaños, es una oportunidad fantástica para enseñarles la diferencia entre gastos necesarios y caprichos. Los globos y la tarta son imprescindibles, pero quizás las guirnaldas o los sombreros de fiesta son opcionales. Aprender a priorizar y a tomar decisiones sobre en qué gastar el dinero es una habilidad que les será útil toda la vida.

Esta distinción les ayuda a desarrollar un pensamiento crítico sobre el consumo. Cuando van al supermercado con nosotros, pueden empezar a entender por qué compramos pan y leche (necesarios), pero no siempre ese juguete que ven en el pasillo (capricho).

Herramientas sencillas para grandes aprendizajes

La paga semanal se convierte en una herramienta educativa fundamental. Con ella aprenden que el dinero es limitado, que deben priorizar sus gastos y que ahorrar requiere un esfuerzo. Ver cómo su dinero crece semana a semana hacia su objetivo les enseña paciencia y constancia.

Podemos usar herramientas visuales, como una tabla en un corcho donde anotar los gastos y ver cómo el dinero se va asignando a cada partida. Esto convierte la planificación en un juego y les ayuda a visualizar el proceso.

El trabajo en equipo: una lección de vida

La planificación de un proyecto no tiene por qué ser una tarea solitaria. Implicar a los hermanos, a los padres o incluso a los abuelos en la toma de decisiones convierte la experiencia en un proyecto familiar. Este enfoque colaborativo no solo les enseña a negociar y a ceder, sino que también refuerza los lazos familiares.

Celebrar el esfuerzo, más allá del resultado

Cuando el proyecto llega a su fin, es fundamental celebrar el logro. Pero más allá del resultado final, lo que realmente debemos reforzar es el esfuerzo, la constancia y la responsabilidad que han demostrado durante todo el proceso.

Enseñar a nuestros hijos e hijas a ser pequeños economistas no es solo una cuestión de dinero. Es una forma de educarles en valores como la autonomía, la responsabilidad y la cultura del esfuerzo. Y, sobre todo, es una oportunidad para compartir tiempo en familia y construir, entre todos, un futuro más consciente y responsable.

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