La inercia de la calidad

Quizás el 3-0 final fue un castigo excesivo para un Alavés que tuvo sus momentos para llegar a inquietar al líder de la Liga. Sobró el tercer gol, de penalti en el descuento. Más esforzado que brillante, el equipo albiazul hizo lo que le pedía Mendilibar en la víspera, dar la cara, competir, si no como lo hace en Mendizorroza sí a mayor nivel que en Sevilla o Elche. Un pasito más en ese intento de resurgir que debe tener continuidad ante adversarios más asequibles desde el próximo sábado en Getafe. Porque la derrota en el Bernabéu entra dentro de los planes. Incluso los guarismos. Es normal sufrir ante jugadores del magnitud y es casi imposible sumar cuando falta el acierto que es imprescindible tener para salir airoso del coliseo blanco.

Le costó centrarse al Alavés, que salió con el mismo bloque que había ganado al Valencia. El obligado cambio de Miazga por el sancionado Laguardia como único cambio. Apenas amasaba pelota el equipo de Mendilibar, quería apretar arriba sin llegar a apretar de verdad y sufría a la espalda de una defensa adelantada. Ahí, pivotando sobre la movilidad de Benzema, encontraron espacios en el inicio del partido Vinicius, Asensio y Fede Valverde, que mandó por encima una buena ocasión (m. 11). Pero fue centrándose el conjunto albiazul, que con el paso de los minutos alejó al Real Madrid de su área y empezó a dar señales de vida en el campo contrario.

Más sólido atrás, más tranquilo con el balón y más equilibrado en la presión. Así llegó la primera ocasión vitoriana, desde el error forzado. Rubén Duarte achuchó a Casemiro en el área rival y el balón rebotado quedó en las botas de Jason a la altura del punto de penalti (m. 26), pero el disparo del gallego no encontró la portería de Courtois. Una buena oportunidad. Primer aviso vitoriano y estímulo para una confianza creciente.

Y Luis Rioja volvió a probar al portero belga tras una internada por la banda izquierda, aunque el escorado remate final no era sencillo y acabó en las manos del guardameta. Seguía habiendo inquietud en las transiciones blancas y las apariciones de Carvajal por el carril derecho, pero ya no sufría el Alavés, que había conseguido atascar la producción madridista. Quisieron acelerar de nuevo los de Ancelotti en los últimos minutos de la primera parte, pero su tímido arreón se quedó en un disparo de Modric que atajó sin demasiados problemas Pacheco. Al descanso, espadas en todo lo alto. Por el resultado y porque el equipo babazorro, firme en su idea, empezaba a creer en sus posibilidades.

La segunda mitad ya empezó con sobresalto en un zambombazo de falta directa de Alaba que el portero albiazul tuvo que detener en dos tiempos. Después Luis Rioja estuvo cerca de aprovechar una indecisión entre el defensa austriaco y Courtois, pero ya estaba empezando a aparecer Vinicius, que rompió a Tenaglia en el área para exigir al guardameta, cuyo rechace fue recogido por Benzema y repelido después por Lejeune sobre la línea de gol (m. 54). El delantero galo frotaba su lampara de genio con mayor regularidad. Y Modric agarró la batuta para cambiar la partitura del partido. Era otro Real Madrid. Más dinámico, más inspirado. Y, claro, el Alavés lo padecía.

Mendilibar tiró entonces de Pons -por Jason- para refrescar la presión y el catalán, siempre activo en esa faceta, se benefició de un error de Asensio en un pase atrás para quedarse solo ante Courtois y driblarle, pero su disparo, quizá algo precipitado y sin mucho ángulo, se marchó desviado. Ocasión clarísima. En el minuto 60. En el 62 el balear se inventó un golazo desde el vértice del área por la escuadra contraria -lo rozó Pacheco-.

A partir de ahí, el equipo blanco manejó los tiempos desde la posesión ante un rival que aspiraba a llegar vivo al final. Benzema se estrelló primero contra el palo, pero después sacó brillo a una gran jugada colectiva que Vinicius culminó en el área pequeña (m. 79). El tercer gol (m. 90), del propio delantero francés tras un riguroso penalti de Lejeune a Rodrygo, fue solo un aderezo para esa segunda parte de clara superioridad blanca. Aguantó lo que pudo el Alavés.