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La magia de detrás de una copa de vino: un recorrido por el presente y el futuro de España

El vino en España es un ingrediente de su esencia cultural y gastronómica, así como un motor económico y de desarrollo rural, concienciado a nivel ambiental y con la salud de sus consumidores

Galo Martín

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A lo largo de toda la geografía española se elabora algún tipo de vino. Gracias a la producción vitivinícola en todas las comunidades autónomas del país, existe una gran diversidad tanto en variedades. En concreto, 101 denominaciones de origen y 42 indicaciones geográficas, así como de procesos productivos. Detrás de cada botella habitan las historias de mujeres y de hombres que cada día cuidan con mimo viñedos y bodegas para lograr un producto único, reflejo de esa gente y de la tierra en la que se produce.

El sector vitivinícola es estratégico en España. Su importancia a nivel económico, social y medioambiental lo han convertido en una potencia internacional. Nuestro país es líder mundial en superficie de viñedos con una extensión de 950.000 hectáreas. En zonas rurales, además, es uno de sus principales motores económicos. En ese entorno se suele desarrollar su actividad principalmente. Y contribuye a generar riqueza por medio de oportunidades de empleo que fijan población.

El propio desarrollo de la vitivinicultura demanda una serie de actividades clave, tanto de suministros como de distribución, lo que genera un efecto arrastre a todo el sector. Hasta que una botella llega a las mesas pasa por un largo proceso en donde numerosas empresas aportan una parte. Como el corcho para los tapones de las botellas de vino, la madera para las barricas en las que reposa, el vidrio para las botellas, los productos fitosanitarios y enológicos necesarios para los procesos de producción y, por supuesto, el proceso de elaboración.

España, líder mundial en superficie de viñedos con una extensión de 950.000 hectáreas

Vino en la Dieta Mediterránea

El valor económico del vino se suma al que tiene culturalmente en España. El vino, junto al aceite de oliva y los cereales, constituye la triada milenaria que hoy se conoce como dieta mediterránea, declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco en 2010. El vino es un ingrediente esencial en la cultura social y gastronómica española.

Una sociedad que no deja de honrar por medio de fiestas locales y populares a la tradición del cultivo de la vid, a la vendimia y a la propia elaboración del vino. Su consumo moderado enriquece nuestras comidas y es compatible con un estilo de vida saludable. Así lo avalan numerosos estudios científicos sobre los efectos del vino en nuestra salud publicados en estos últimos años.

El propio desarrollo de la vitivinicultura demanda una serie de actividades clave, tanto de suministros como de distribución

Uno de los organismos encargados de la difusión y análisis de estas investigaciones es la Fundación para la Investigación del Vino y la Nutrición (FIVIN) que cuenta con una importante base de estudios disponibles en su portal «La ciencia del Vino». Desde el 2008 el concienciado sector del vino lleva impulsando el movimiento internacional «Wine in Moderation» con el objetivo de promover la moderación y la responsabilidad en el consumo del vino, contribuyendo a la prevención del consumo excesivo o indebido de bebidas alcohólicas.

Hasta que una botella llega a las mesas pasa por un largo proceso en donde numerosas empresas aportan una parte

El vino es paisaje, innovación y sostenibilidad. La notable incidencia de los efectos del cambio climático sobre el sector vitivinícola lo hacen propulsor de soluciones innovadoras para mitigar dichos efectos y velar por el cuidado de los ecosistemas naturales. La propia naturaleza y características de la actividad vitivinícola la hacen especialmente sensible al cuidado y respeto del entorno en el que se desarrolla. Su dependencia de las condiciones climáticas contribuye a una mayor sensibilidad ante la conservación de los recursos naturales y medioambientales existentes en las localidades vitivinícolas.

El sector vitivinícola español contribuye a luchar contra el cambio climático, en línea con los objetivos de la Política Agrícola Común de la UE y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS 13 – Acción por el clima) aprobados en el seno de Naciones Unidas en 2015, dentro de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.